Texto de Alberto Ramos Garbiras (*)
En la historia política de Colombia, el centro
político no ha funcionado como un campo de acción o un eje efectivo, dentro de
la oposición, ni dentro del poder. El bipartidismo ha opacado al centro
político: En el siglo XIX el conservatismo fue la derecha del espectro,
político con la iglesia como aliado, y el liberalismo fue la izquierda (el progresismo
de mediados de siglo, luego los radicales del Olimpo, y después la lucha armada
y congresional de Rafael Uribe Uribe). El supuesto centro político decimonónico
lo construyeron Rafael Núñez Y Miguel Antonio Caro, al fundar el Partido
Nacional (con liberales y conservadores), y se tomaron el poder, pero ese
centro político fue una derecha reforzada (1886-1905); luego la misma fórmula
se aplicó con el experimento del Republicanismo (1905-1930), o sea: dos frentes
nacionales. Al regresar el partido liberal al poder en 1930 con Olaya Herrera,
e inaugurarse la República Liberal, esos 16años se presentaron con un partido
liberal ya no radical y de izquierda como el del sigo XIX, sino como un partido
moderado y de avanzada (Olaya Herrera, López Pumarejo y Eduardo Santos).
Jorge Eliécer Gaitán pretendía con el populismo
llegar al poder a través de la UNIR, regresó al liberalismo, este se dividió con
la otra candidatura, la de Turbay Avinader. El asesinato de Gaitán acentuó la
presencia del conservatismo en el poder, pero ya no como una derecha sino como
la extrema-derecha de corte falangista, por el exterminio del opositor, desatando
una guerra civil, mal llamada Violencia con mayúscula impersonal y abstracta.
El Frente Nacional, una asociación de liberales y conservadores, so pretexto de
conciliar a los dos partidos enfrentados en esa guerra bipartidista, los
desperfiló, los desideologizó y los convirtió en un bipartidismo amorfo
ideológicamente, se despojaron de los fundamentos ideológicos y se hermanaron
en la burocracia, los contratos, el mal gobierno y las exacciones del erario
público. Los dos partidos durante esos 16 años no ocuparon los extremos del
espectro político, ni derecha ni izquierda, fueron una derecha acomodada, un
centro-derecha, no se controlaron uno al otro, ninguno hizo oposición, y
arrinconaron a los partidos alternativos o de terceras fuerzas: La ANAPO, El
MRL y el Frente Unido. Y alentaron con la apropiación del aparato del Estado, a
la creación de la oposición extraparlamentaria o armada (Las Guerrillas).
Después
de 1974, regresó el partido liberal al poder durante 5 periodos seguidos,
excepto el interregno de Belisario Betancourt, y se comportó como un partido de
centro derecha al entregarle en cada gobierno (López Michelsen, Turbay, Barco,
Gaviria y Samper), la mitad del poder al conservatismo, generando una
prolongación frentenacionalista que despersonalizó a los dos partidos
políticos. Después de expedida la constitución de 1991, el pluripartidismo
incorporado como norma constitucional (artículo 107) apareció como una
pantomima con partidos políticos de fachada que eran bipartidistas en el fondo,
aunque posaban de nuevos (Colombia Democrática, Alas Equipo Colombia, La U,
Cambio Radical…) Y el centro político pretendieron coparlo ellos, sin ser un
verdadero centro, sino partidos de derecha. La oposición la hizo la Alianza
M-19, luego el Polo Democrático, y luego el Partido Verde. Entonces, el Centro
Político no ha actuado como tal sino como imposturas de los que fingen ser del
centro político. Colombia está en estos momentos en un proceso de polarización
ante el fracaso de la implementación del proceso de PAZ y necesita que un
verdadero Centro Político que convoque a la reconstrucción nacional.
Ser ejercer y actuar como de centro no es ser indeciso
ni tibio, ni eludir los temas (eso creen muchos). El campo de acción del centro
debe ser la búsqueda de acciones y políticas públicas que mejoren los derechos
sociales y los derechos colectivos; también velar por el respeto de los
derechos humanos y garantizar la convivencia, dentro de todo lo que quepa para
cumplir con el estado de derecho. Asimismo, evitar rupturas traumáticas con los
sectores sociales, ser puente de dialogo con los movimientos sociales, hacer
respetar la biodiversidad y el medio ambiente. Unas posturas de centro sirven
para equilibrar los extremos, el problema es tratar de mantener un
comportamiento equilibrado de sus aliados y componentes porque habrán de
aparecer los oportunistas que quieran pactar con la derecha o con la izquierda
para obtener beneficios momentáneos y rompan el equilibrio. Fernando Mires,
Profesor emérito de la Universidad de Oldenburg, Alemania, expuso que,
“Trasladando la opinión de Hirschman al plano político, podríamos afirmar que
tanto pasiones como deberes transmutan energías bajo la forma de intereses y
demandas, ideas e ideologías. Pero para que eso ocurra, se requiere de un
espacio público de reflexión y debate. De acuerdo con Platón y Aristóteles, sin
ese espacio público, el de la política, somos bárbaros. No obstante, ese
espacio entre las pasiones y los deberes, sin una centralidad que permita a la
sociedad “pensarse a sí misma” a través de sus contradicciones (no hay otro
modo de pensar), puede ser destruido en cualquier momento. Los ejemplos
históricos sobran” (Mires,2020).
En Italia, dice Alfio Mastropaolo, el
centro izquierda se formó en la década de los años 60s, ideado por De Gasperi
para excluir del gobierno a la extrema izquierda, a los comunistas y
socialistas ligados por el pacto de unidad de acción; y para excluir a la
extrema derecha, neofascista y monárquica. El ciclo del centrismo se había
iniciado en 1948 cuando la Democracia Cristiana logró la mayoría de los votos
en el parlamento. De Gasperi, prefirió aliarse con los otros partidos menores
de centro para equilibrar además de las posiciones parlamentarias de los
extremos, las eventuales veleidades autoritarias, integristas y clericales que
podían presentarse en el interior de su mismo partido.
El centrismo quiere ocupar geométricamente el centro
de la esfera política porque los polos están copados y la confrontación se ha
vuelto híspida, acentuándose las posturas extremas en el lenguaje utilizado;
agresiones, ataques indirectos que llevan a la violencia, descomposición de las
formas de hacer política, con injurias, calumnias, mentiras en redes sociales,
difamación, etc. La polarización, los señalamientos, llevan a la crispación total,
a tal punto que afectan a la misma población: unos fanatizados, otros
confundidos, y no ven opción de cambio. Generan además incredulidad contra toda
la clase política indistintamente por la cantidad de ataques. Y acentúan la deslegitimidad
institucional.
La población puede hastiarse por la polarización
extrema a la que se llega en un país, causando daño a las instituciones, a la
economía, al desarrollo. Los partidos de centro tratan de acercarse para conformar
una alianza amplia que les permita llegar a la conducción del Estado, ya que
ninguno de esos partidos individualmente considerados puede alcanzar el triunfo
(esto se da a veces cuando aparece un populista como outsider por fuera de los
partidos), pero no es lo común, y ese populista aprovecha la crisis de los
partidos y la ingobernabilidad ostensible en ese país.
Es necesario diferenciar tres momentos de despliegue:
El centro político como gobierno, el centro político como oposición, y el
centro político en formación durante una campaña electoral. El caso italiano
del centrismo en el gobierno durante muchos años liderados por la Democracia
Cristiana, es muy ilustrativo de que si funciona este campo político. El centro
político como oposición se presenta como un compás de espera mientras se
registra una próxima elección buscando ser gobierno solos o con otra coalición.
Y el centro político en formación es más un interrogante que una realidad
porque aún no existe, se está creando y proyecta un mecanismo de selección (consulta,
encuesta, convención, colegio electoral u otro) y apenas concibe un programa de
gobierno conjunto para poder desplegarla campaña electoral. Pero impacta por la
expectativa que genera.
Actualmente dentro de la Unión Europea, el centro
derecha tiene 10 gobiernos en Rumania, Países bajos, Lituania, Letonia, Irlanda,
Grecia, Eslovenia, Eslovaquia, Croacia, y Chipre. Los gobiernos de centro
derecha, tienen la mayoría en el parlamento; regularmente acompañados de otros
dos partidos, o tres, máximo. Pero no son coaliciones amplias. De otro lado, esto
es muy diferente que tener al frente del gobierno a una derecha pura o extrema,
como en Hungría con Viktor Orban, Bulgaria con Boyko Borisov, y Polonia con
Mateusz Morawiecki, xenófobos, nacionalistas y autoritarios.
Usualmente cuando gobierna el centro político se
observan coaliciones presididas u organizadas por un partido grande de centro o
por un líder independiente (outsider) que triunfó en una coyuntura particular.
Algunos de esos gobiernos en manos del centrismo son de centro derecha, otros
de centro izquierda y donde hay una gran coalición (a veces son de centro centro)
como hoy en Australia, Bélgica, Francia y Luxemburgo. En otros países europeos,
pero no miembros de la UE, hay seis gobiernos de centro, 3 de ellos de
centroderecha (Montenegro, Noruega y Reino Unido), y 3 de centro izquierda (Albania,
Kosovo y Macedonia). La izquierda como tal, gobierna sola en España y Moldova. En
España está acompañado el PSOE con una formación socialista que tuvo origen en
las potestas del 15M del 2011, y constituida en el año 2014 como partido político
PODEMOS. Sé enfrentan a una oposición híspida, torticera y de extrema derecha
como el partido VOX, al lado del PP que finge ser de derecha, pero ya llegó a
la extrema derecha, entre ambos licuaron al partido CIUDADANOS que decía ser del
centro político, pero perdió el rumbo y se fue diluyendo hasta volverse de
derecha.
En una anterior columna publicada en febrero
titulada, “El centro político: confluencia de fuerzas y tendencias”, expresé
que, “El centro político que se pretende coaligar para definir un candidato
único en la consulta interpartidista de marzo 2022 tiene matices, corrientes,
tendencias y expresiones diversas que en una primera etapa de confluencia no se
pueden excluir porque no prosperaría el llamado al formar el centro. Aquí el pluralismo
político debe aplicarse, ser tolerantes y empezar a definir puntos convergentes,
a proponer ideas que conformarían la plataforma programática para tener un
ideario que los acerque más o los purgue al ver algunos que no encuentran
afinidades. Quienes no se encuentran cómodos en el espectro de la derecha, ni
de la izquierda, y sean moderados de centro se acercarán en esa primera etapa,
luego los que posan de centro, al ver que definitivamente no pueden escapar a
los extremos de la órbita, buscaran los polos a los que pertenecieron o deben
pertenecer para no divagar: retornaran a los extremos: Una auto purga o
profilaxis. (Ramos Garbiras, 2021). Dentro de esas corrientes y tendencias
hay líderes de gran prestancia y competitivos como Jorge Enrique Robledo,
Humberto De la Calle, Juan Manuel Galán, entre otros.
El centro político como coalición ha funcionado
en muchos países, su presencia no es de larga duración en el poder porque sirve
de colchón a partidos fuertes que retornan solos al mando del Estado, entonces
ayudan a reencauchar ese partido fuerte, este los utiliza y el proyecto
coalicionista concluye con el mandato, siendo los partidos minoritarios,
volátiles y en un próximo período pueden aparecer en otra coalición o haberse
disuelto. Las coaliciones políticas acuden a los partidos de centro (de
izquierda o derecha) que usualmente son minoritarios ante los partidos fuertes.
Un partido de centro se vuelve fuerte, por un período más largo, cuando logra
nuclear a varios partidos pequeños de centro. Y algunos partidos de la
izquierda, asumen el poder solos con escaso apoyo parlamentario como en
Dinamarca, Portugal, España y Moldova, logran co-gobernabilidad con poliarquía
y alcanzan una estabilidad que estaba perdida. O estas izquierdas jalonan el
centroizquierda siendo mayoría en el parlamento, pero se apoyan en coaliciones
reducidas con algunos pactos de gobernabilidad, como en Suecia, Checoeslovaquia,
Malta, Finlandia y Dinamarca.
(*) Especialización en derecho constitucional,
Universidad Libre; Magister en ciencia política de la Universidad Javeriana;
PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España;
ha sido profesor de derecho internacional y ciencia política en la Universidad
Libre. Profesor de la cátedra derechos humanos, en la misma universidad.
Bibliografía.
Mastropaolo
Alfio. Concepto de centrismo. Diccionario de política. Dirigido por
Norberto Bobbio Siglo XXI editores. Impreso en México, página 242. Quinta
edición en español 1987-
Mires Fernando. “Existe el centro político”. www.eltiempo.com,
periódico El Tiempo, diciembre 5 de 2020.
Ramos Garbiras Alberto. El centro político: confluencia de fuerzas y
tendencias”. Columna publicada en el semanario virtual, Caja de Herramientas, www.viva.org.co, edición número 718, febrero
de 2021.