Texto de Alberto Ramos Garbiras (*)
Ya se
observa que son muchos los aspirantes a la presidencia de la República, y la
campaña política está entrando en calor. Casa de los aspirantes a la
presidencia para el año 2022 busca ubicarse en los espectros políticos que se
identifican en cualquier país donde la agitación electoral se registra. Son
tres espectros: Derecha, Centro y la Izquierda. Los otros espacios son cercanos
o afines a uno de los tres, por esa razón en virtud al enfilamiento o
identificación con la ideología que contienen sus programas y portan, son
subsumidos o absorbidos por uno de los tres espectros. Si un partido o
movimiento político insiste en no hacer coalición o en no identificarse con uno
de esos tres campos de la acción política, no pasara de la inscripción y la participación
en la primera vuelta y queda solo en el registro con la foto en el tarjetón.
Los calculistas lo hacen para ligarse con uno
de los dos triunfadores encaminados hacia la segunda vuelta electoral. Pero los
reciben como añadidos para una participación burocrática, si les respetan el
pacto al que lleguen. Pero quien tenga vocación para ganar y ejercer el poder,
construye la coalición desde antes de empezar la primera vuelta y realiza
mecanismos de selección previos para seleccionar el candidato que obtenga la
fortaleza con el posicionamiento de su nombre frente a consultas, convenciones,
encuestas, u otra forma de selección.
Descontando al monopartidismo (donde hay un
solo partido político hegemónico) y a las dictaduras (donde proscriben y
persiguen a todos dejando un partido de fachada o mampara); hay países con
sistemas bipartidistas donde solo funcionan dos espectros: la Derecha y la
izquierda. Y otros con sistema pluripartidista, donde funcionan los tres campos
políticos. Colombia, de tradición bipartidista (liberales y conservadores), entró
en el pluripartidismo desde 1991, pero nominalmente (artículos 107, 108 ,109,
110, 111 y 112 de la Constitución), porque la mayoría de los partidos políticos
que aparecieron con nombres nuevos aparentaron ser nuevas formaciones políticas
y resultaron ser una combinación de bipartidistas con algunos independientes o
recién llegados hasta el año 2006.
Por
ejemplo, el partido liberal en los últimos 30 años se ha creído del centro
político, apoyados en la tradición de los renovadores de mitad de siglo, en los
radicales del siglo XIX, y las posturas de Rafael Uribe Uribe, López Pumarejo o
Jorge Eliécer Gaitán; pero desde el Frente nacional (1958/1974), se volvió un
partido de derecha al hermanarse con el partido conservador. Y con sus
mutaciones post-constitución de 1991 también lo llevaron a estrechar esa
hermandad con diferentes fachadas (Colombia Democrática, Alas Equipo Colombia,
Convergencia Ciudadana, partido de la U, Cambio Radical…). La derechización y
disolución ideológica hay que evaluarla en los diferentes momentos de fusión y
camuflaje. Por eso es necesario diseccionar la corriente LSD del liberalismo
con fracciones del santismo, el gavirismo, el samperismo y el vargasllerismo.
Luego de una precaria vida de la Alianza
Democrática M-19, apareció el Polo Democrático, otra coalición de fuerzas, y en
el 2009 el partido Verde, también una confluencia de fuerzas políticas.
Recuperó la personería la UP, el galanismo no ha podido hacerlo, las FARC se
desmovilizó con nombre homónimo, hoy Los comunes; a Colombia Humana le fue
negada mañosamente la personería jurídica, pero tiene el mayor potencial de
votos demostrado de las fuerzas alternativas; y otros tienen origen étnico como
el MAIS, ASI tendiendo a ser partidos de alquiler.
De tal manera, con giros diferentes, nuevas
fuerzas de fracción se mueven hoy para alinderarse y tratar de formar el Centro
Político. Compromiso Ciudadano, orientado por Sergio fajardo que no ha dejado
de ser un grupo significativo, los santistas hoy llamados En Marcha (a lo
Macrom), DIGNIDAD, una escisión del POLO liderados por Jorge Enrique Robledo;
disidentes del liberalismo como corriente socialdemócrata LSD; Humberto De la
Calle es el liberal más sobresaliente porque ha sido coherente, no como muchos
que posan de independientes y están a la expectativa de un acomodo burocrático.
Otros exmiembros del partido de la U y de Cambio Radical, como Rodrigo Lara,
esperan agregarse; o personalidades out siders, buscan aglutinar una opción
presidencial con la llamada Coalición de la Esperanza, para realizar una
consulta interpartidista en marzo y seleccionar un solo candidato que se
presente a la elección presidencial. Lo están haciendo de manera oportuna y con
el ánimo de competir decentemente para construir un centro político fuerte que
no vaya a ser de emergencia como en el 2018, por eso no funcionó y dilapidaron
el poder. Si logran construir un Centro Político consistente tendrán la opción
de pasar a la segunda vuelta y allí instalados coaligarse con los afines. Sino
lo logran, será la coalición más importante para definir la presidencia en el
2022.
El 20
de marzo se realizó un conversatorio virtual coordinado desde Cali por el
partido político DIGNIDAD, moderado por Michel Maya, magister en gobierno y
relaciones internacionales, quien habló de este tiempo de transformación de
cambio, de las amenazas a la democracia, no solo por los grupos armados y las
violencias dispersas, además por la descomposición de la institucionalidad,
retomando expresiones de Humberto de la Calle y de Sergio Fajardo. El dirigente
del partido DIGNIDAD, Jorge Enrique Robledo, dijo que, “la coalición de la
esperanza es un proyecto con vocación de éxito. Un verdadero pacto nacional
para vencer el continuismo”. De la Calle expreso, “Aquí estamos los que podemos
cuidar el estado de derecho. Actuamos saliéndonos de la confrontación y la
ferocidad, pero con un propósito audaz de cambio, sin menoscabo del estado de
derecho y de la Constitución, nuestra guía. El camino que está recorriendo
Colombia es inadecuado, nocivo y peligroso”. Juan Manuel Galán, se refirió a la
necesidad de reorientar la política sobre las drogas para evitar la estela de
muertes, como se observa en el pacífico colombiano, hoy sitiado por bandas
armadas. Y Juan Fernando Cristo, expresó:” Estamos juntos porque venimos
conversando sobre la necesidad que tiene Colombia de superar las dificultades
que tenemos desde hace varias décadas. Queremos construir una convergencia
amplia con sectores ciudadanos, movimientos sociales, miembros de las
organizaciones de víctimas, de las defensoras de los derechos de la mujer. Todo
sobre la base de que no son los caudillismos los que van a solucionar los
problemas del país. Queremos un liderazgo colectivo que parta de la pluralidad,
para representar a los ciudadanos, con propósitos comunes. En abril
entregaremos una agenda común. Queremos una lista única al Congreso”.
El
ánimo de los precandidatos está bien enfocado hacia la consulta de marzo 2022,
hay conciencia sobre el tramo complejo que debe recorrerse para edificar el
Centro Político, la competencia con gallardía y la búsqueda de escenarios
apropiados para ir mostrando, explicando y tratando los problemas que deben
resolverse en la sociedad colombiana. Ir tejiendo la coalición para que la
emulación sea sana, progresiva y destacable. Saber hasta dónde llegar en la
competencia interna de la coalición. En la Coalición de la Esperanza llegará la
figura que seleccione la Alianza Verde, uno de ellos (Iván Marulanda, Camilo
Romero, Sanguino, Carlos Amaya, Angélica Lozano), se encontraran con Alejandro
Gaviria, ex ministro de salud respetado por todos, entre otros. Lo importante
es no presentar más de una decena de nombres porque se desperdiga la campaña,
pero tampoco negar la posibilidad a quienes tienen capacidad de arrastre
electoral y tienen prestigio por el desempeño pulcro en sus cargos públicos o
en las curules del Congreso.
El caso de Ecuador es aleccionador, para la elección presidencial de febrero 2021, en primera vuelta no hubo coalición de Centro Político, no lo formaron, se presentaron más de 6 que posaban ser del Centro (de un total de 16 aspirantes), todos dispersaron los votos. No intentaron hacer una consulta popular interpartidista para seleccionar uno. Entonces solo llegaron a la segunda vuelta los dos de la polarización política que en estos últimos 4 años se ha aumentado por la traición de Lenin Moreno a Rafael Correa. Moreno se alió con la derecha de Guillermo Lasso, Bucaram y Jaime Nebot. Ecuador se debate entre el correísmo y el neoliberalismo. El candidato Yaku Pérez del partido indígena Pachakuti, demando los resultados por fraude electoral. Se enfrentarán el 11 de abril, Andrés Arauz, ex ministro de Rafael Correa y el banquero Guillermo Lasso.
(*) Especialización en derecho constitucional,
Universidad Libre; Magister en ciencia política de la Universidad Javeriana;
PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España;
ha sido profesor de derecho internacional y ciencia política en la Universidad
Libre. Profesor de la cátedra derechos humanos, en la misma universidad.