Texto de Alberto Ramos Garbiras (*)
Desde la COP 15,
cumbre sobre la biodiversidad, realizada en Montreal-Canadá al final del año
2022 donde se establecieron 23 metas a cumplir hasta el año 2030, muy pocas
expertos y ambientalistas se han dado a la tarea de desglosar esas 23 metas y
sus compromisos de cara a la COP 16 que se realizará en Colombia, país que
reemplazó a Turquía, siendo Cali la ciudad sede. Y sobre todo a evaluar en el
caso nuestro, el Valle del Cauca, cuales metas son encajables y deben estar en
marcha para hacer la valoración respectiva, proporcional al tiempo trascurrido,
y cuales deben entrar a los Planes Municipales de Desarrollo, empezando el año
2024 y a los PAC o Planes de Acción Cuatrienal de las Corporaciones Autónomas
que empiezan período de cuatro años, porque cuando terminen en el año 2027 solo
restaran dos años largos para cumplir la totalidad de los aspectos fijados en
estos convenios o tratados de carácter internacional.
Entre las metas aprobadas en la COP-15 podemos mencionar las siguientes.
Enfrentar la pérdida de biodiversidad, restablecer o recuperar los ecosistemas y
amparar los derechos de los Pueblos Nativos; evitar al máximo la pérdida de la
naturaleza, proteger el 30% del planeta y el 30% de los ecosistemas degradados,
este es el famoso 30 por 30 para el 2030. Tiene la COP-15 4 objetivos globales,
1). frenar la liquidación que los mismos humanos hacen de las especies en
riesgo de extinción, por ejemplo, las abejas afectadas por plaguicidas,2).
Utilizar la diversidad biológica de manera sostenible y valorar bioéticamente
la naturaleza,3). compartir de manera justa los recursos genéticos, y 4). los
países del Norte global facilitaran los medios adecuados para la
implementación; ejecutar acciones de justicia climática
facilitando que los flujos financieros internacionales procedentes de los
países desarrollados vayan hacia los países en desarrollo.
Si vamos a hablar de biodiversidad primero que todo debemos definirla y
luego, para determinar qué tenemos, o conservamos, hay que conocer los factores
de pérdida, las causas que originan la disminución de la biodiversidad, los
correctivos que se aplican y lo que se ha dejado de hacer. La biodiversidad es la que nos provee de
recursos para el aprovisionamiento. Como se ha afirmado, en un ecosistema cada
especie cumple un papel importante para su conservación, algunas trabajan en la
dispersión de semillas, otros en la polinización y otros en la descomposición. El concepto de biodiversidad
fue creado en 1985, resultado del Foro Nacional sobre la Diversidad Biológica
de Estados Unidos. Edward O. Wilson, lo propuso, un entomólogo de la
Universidad de Harvard. La biodiversidad comprende a todos los
organismos vivos de la naturaleza entre animales, plantas y microorganismos. El
diccionario de la RAE es muy concreto: Biodiversidad es la variedad de especies
animales y vegetales en su medio ambiente.
El Instituto de recursos biológicos Alexander
Von Humboldt, hizo una investigación sobre la legislación colombiana referente
a la biodiversidad, se publicó por LEGIS en 1999, con la compilación de María
del Pilar Pardo, encontrando 99 decretos y algunas leyes en esta materia, pero
la dispersión de las mismas las invisibiliza y las torna inaplicables por la
anomia de autoridades y población, la falta de destreza de los operadores
jurídicos y el incumplimiento normativo generalizado. En ese libro titulado “Biodiversidad,
análisis normativo y de competencias para Colombia”, se dijo que, la
biodiversidad es el fundamento de nuestra vida cotidiana y esencial para el
desarrollo de un país como Colombia, pues la supervivencia del ser humano y de
otras especies depende de ella. Colombia tiene una extensión continental de
114.174.800 millones de hectáreas que representan aproximadamente el 0.7% de la
superficie continental global, y en donde se encuentran el 10% de la
biodiversidad mundial. Esto convierte a nuestro país en megadiverso.
En México la Comisión Nacional para el
conocimiento adoptó esta definición: La biodiversidad o diversidad biológica
es la variedad de la vida, incluye a los ecosistemas de los cuales forman
parte las especies y a los paisajes o regiones en donde se ubican los
ecosistemas. La Ley 165 de 1994 que incorporó el Convenio sobre diversidad
biológica firmado en Río de Janeiro en 1992, expresa que se entiende con este
concepto, “la variabilidad de
organismos vivos de cualquier fuente, incluidos entre otras cosas, los
ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos
ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada
especie, entre las especies y de los ecosistemas”.
“La
biodiversidad es importante porque constituye el sostén de una gran variedad de
servicios ambientales de los cuales han dependido las sociedades humanas; por
ejemplo, proporciona bienes para las necesidades fundamentales: alimentación,
tejidos, medicinas, alojamiento y combustible. Cuando se pierde algún elemento
de la biodiversidad los ecosistemas pierden capacidad de recuperación y los
servicios que prestan se ven amenazados. Los entornos o medios acuáticos más
homogéneos y menos variados suelen ser más susceptibles a las presiones
externas repentinas, como las enfermedades y las condiciones climáticas
externas”. (Andrade, 2011).
Dentro del número
137 de la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y
Naturales, publicada en octubre del año 2011, en un ensayo sobre el
conocimiento de la biodiversidad en Colombia y sus amenazas, el investigador
Gonzalo Andrade, hizo una relación de las causas que afectan la biodiversidad,
disminuyéndola o destruyéndola. Sobre esta relación he tratado de ajustarla y
ampliarla, por observación e informaciones variadas.
En Colombia, hay
diferentes causas directas e indirectas que influyen en la pérdida de
biodiversidad y en algunos casos hacen que esta pérdida sea irreversible. Entre
las causas directas, tenemos: 1). políticas de estímulo a la ocupación y uso
del territorio, 2). la transformación de hábitats y ecosistemas naturales, sin
regulación ni control, 3).la sobreexplotación, 4). la fragmentación de las
poblaciones, 5). la deforestación, 6). el consumo de leña, 7). los incendios, 8).la
actividad agrícola intensa y sin orientación de las UMATAS, 9). el cambio
climático, 10). la contaminación, 11). la introducción de especies, 12). la
pesca comercial sin control, 13). la urbanización, 14) las parcelaciones
descontroladas en zonas suburbanas y rurales, 15). la minería, 16). la
destrucción de humedales, 17). La alteración de las zonas de páramo, 18). la
erosión, 19). los desastres naturales, 20). las cosechas indiscriminadas, 21)
el sobre uso de los suelos dentro del monocultivo. Y como causas indirectas: 22).
el desconocimiento del potencial estratégico de la biodiversidad, 23). la débil
capacidad institucional (falta de gobernanza ambiental), para reducir el
impacto de las actividades que generan pérdida de biodiversidad;
descoordinación de Ministerios e Institutos afines y disfuncionalidad del SINA 24).
la expansión de la frontera agropecuaria, 25). la baja presencia del Estado en
las zonas de alta biodiversidad, 26). el surgimiento y consolidación de los
cultivos ilícitos,27). los problemas del orden público, 28). conflictos
armados, 29). comercio internacional de pieles, 30). la colonización, 31). el
desarrollo de proyectos de infraestructura irrespetando ecosistemas y
comunidades. 32). Ganadería extensiva, pastoreo y tala para ampliar pastizales.
33). Falta de acciones para proteger a las especies amenazadas y referenciadas
por las mismas autoridades municipales. 34). Falta de creación, definición y
delimitación de áreas protegidas dentro del ente territorial que comprenda esa
zona y hacer respetar las áreas protegidas constituidas.
De estas 34
causas determinadas que ocasionan pérdida de la biodiversidad, 16 de ellas ,más
de la mitad se registran en el Valle del Cauca, se pueden señalar los numerales
2, 5, 6, 9, 13, 14, 15, 16, 18, 19, 21, 22, 24, 26, 27 y 34. De estas 16 causas,
las más preocupantes y que llevan años sin poderse ejercer autoridad ambiental
para evitar su continuidad son, la deforestación, los incendios, el cambio
climático, la urbanización, las parcelaciones descontroladas en zonas
suburbanas y rurales, la minería, la destrucción de humedales, la erosión, los
desastres naturales, el sobre uso de los suelos dentro del monocultivo, el
desconocimiento del potencial estratégico de la biodiversidad, la expansión de
la frontera agropecuaria, el surgimiento y consolidación de los cultivos
ilícitos, los problemas del orden público, la falta de creación, definición y
delimitación de áreas protegidas dentro del ente territorial que comprenda esa
zona y hacer respetar las áreas protegidas constituidas. Pero del total de las
16 podemos inferir y comprender que la pérdida de biodiversidad ha sido muy
significativa.
Los incendios
ocasionados a veces por falta de políticas de previsión y reducción colocan en riesgo a
cientos de especies de animales y plantas, y a las comunidades que viven en
estos ecosistemas. La biodiversidad de los suelos en términos
de microorganismos, de invertebrados, hongos y demás se ve
afectada por los incendios. Es el suelo, con sus organismos, quienes hacen
posible la vida. Queda en peligro la biodiversidad y provoca la pérdida de
miles de hectáreas de bosques, que acaban calcinadas. Los incendios también
aumentan los niveles de dióxido de carbono de la atmósfera, aumentando el
efecto invernadero y, de rebote, agravando los efectos del cambio climático.
La minería ilegal en Colombia una grave amenaza para los
ecosistemas, el agua, la biodiversidad que se pierde, la alta deforestación y
la salud de los colombianos. Origina la degradación del territorio y la
contaminación por mercurio es letal para la salud porque el destilamiento llega
a los acueductos, en sus plantas de tratamiento no alcanzan a depurar lo
impactado. Se crea un dilema entre líderes municipales
porque ellos trabajan para ordenar el territorio, pero desde altas oficinas en
Bogotá y en las CAR no se da la articulación entre la planeación del suelo de
los municipios contra la planeación del subsuelo desde las esferas bogotanas
con la consecuente entrega de títulos mineros y de licencias ambientales que
impactan y destruyen ecosistemas y biodiversidad. Los ecosistemas quedan en un estado de transformación tan grave que
difícilmente pueden recuperar la estructura y funciones ecosistémicas que estos
territorios tenían.
En el Valle del Cauca las zonas
alteradas por la minería ilegal se encuentran en: La cuenca del río Pance (el Otoño),
en la Leonera y Pichende; en cerca de 96.000 hectáreas,
de las 894.298 que conforman el territorio del Valle, han existido títulos que
autorizaron la explotación minera. Lo afirmó el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAG,
mediante estudios realizados hace pocos años sobre el uso del suelo colombiano.
Esos títulos fueron en su momento otorgados por INGEOMINAS. Otros municipios
del Valle donde surgieron minas ilegales fueron, Ginebra, Guacarí y
Buenaventura, la extracción es de oro, recordemos la destrucción del Zaragoza.
En otros, carbón, como Cali, Jamundí y Yumbo. Las minas de El Socorro en Los
Farallones durante 12 años se registró una minería intensiva que las alcaldías
no pudieron erradicar. Era necesario contrarrestar la contaminación con
mercurio en los cinco ríos de Cali que allí discurren. Las zonas más impactadas
eran San Pablo y La Candelaria (Farallones); hasta que el Ministerio del Medio
ambiente con la dirección de la Ministra Susana Mohamad logró un operativo
eficaz.
La
extensión de cultivos ilícitos en el campo colombiano genera migración de la
fauna y flora de los bosques, pérdida de suelos y aumento de la erosión. La cocaína produce
vertimientos derivados de residuos, sustancias químicas que afectan los suelos
y el agua. El
daño gravísimo a los Parques Nacionales Naturales, 17 de las 59 áreas del
sistema de parques nacionales, es impactado por la deforestación que incide en el cambio climático, al convertirse
en fuente de gases efecto invernadero del país. Se asegura que en el año 2017 se
emitieron 141 millones de toneladas de Gases Efecto Invernadero por esta
deforestación. La cocaína genera vertimientos derivados de residuos, sustancias
químicas que afectan los suelos y el agua.
Afortunadamente el Valle del Cauca tiene un número significativo de
áreas protegidas, 40 áreas protegidas públicas; 189 reservas naturales de la
sociedad civil; 9 áreas de conservación indígena; 3 reservas naturales
especiales de comunidades negras y el 51% de los páramos están protegidos, pero
falta completar la tarea. Son prácticamente 642.591 hectáreas
protegidas en el Valle del Cauca, uno de los Departamento con mayores zonas
protegidas. En los últimos 23 años han acrecido las áreas protegidas, así lo
hemos visto con la conservación de los páramos de Las Domínguez y Pan de Azúcar;
con el área protegida regional en la Reserva municipal de Rio Bravo; la
restauración y educación en el Distrito Regional de Manejo Integrado RUT; el Sistema Municipal de Áreas Protegidas del municipio de Toro; área protegida en el embalse
de Guacas. Municipio de Bolívar; el enclave subxerofítico de Dagua
como área de manejo especial. Algunos
obstáculos se presentan para formalizar un área protegida, por ejemplo, lo
registrado en la cuenca media del río Calima, un área h considerada importantes
por su gran biodiversidad, pero tiene enormes amenazas por la minería, la
manipulación de hidrocarburos, los cultivos ilícitos y las prácticas
inapropiadas del uso del suelo.
Si no se ponen en
marcha políticas administrativas encaminadas a la adecuación del cambio
climático, la biodiversidad seguirá sufriendo enormes impactos. Si el
calentamiento llega a 2 grados, significaría que los hábitats de las especies podrían verse
gravemente disminuidos y, por ende, todos los ecosistemas
y la vida en ellos. Ya estamos sintiendo el calentamiento global desde el año
2023 con más notoriedad. De
sobrepasar los dos grados como se advirtió en la COP de París 2015, entonces,
el 47% de las especies de insectos, el 26% de los vertebrados y el 16% de las
plantas podrían perder al menos la mitad de sus áreas geográficas.
Llegaríamos a tener menos polinizadores, lo que significa una marca negativa en
la producción de alimentos. Todo esto afecta al bienestar humano y a un
medioambiente sano.
En
el seno del Consejo Directivo de la CVC he propuesto con énfasis, entre otros
temas, proteger los suelos y recuperar las fajas laterales de los ríos,
defender a las abejas y contribuir en serio con la gestión del riesgo. Los tres
asuntos encajan en el Plan nacional de Desarrollo y en las metas de la COP-15,
de cara a la COP-16 acendrar las intervenciones. Lo afirme en otro escrito, si el suelo es un ecosistema nacional gobernado por los entes
territoriales en su jurisdicción, y las CARs tienen a cargo los suelos como
recurso natural renovable, cómo no sincronizan lo más importante. La población
crece y por ende la alimentación. Conservar los suelos es lo prioritario para
sostener el ritmo de la producción de alimentos. Para recuperar los suelos del
Valle primero que lo terratenientes y la agroindustria devuelvan las fajas
laterales de los ríos invadidas por la caña.
Como se sabe por toda la información difundida sobre las abejas, la polinización es
fundamental para que las plantas en flor produzcan cualquier tipo de semilla y
de frutas. El intercambio de polen entre las flores tiene el objetivo de la
reproducción, es un proceso fundamental para el mantenimiento de la vida sobre
la tierra. Y si los incendios y los desastres acaban los suelos y toda la
biodiversidad que contienen, que la CAR se integre al sistema nación del
riesgo, donde pertenece por ley.
(*) El autor de esta
columna es miembro del Consejo Directivo de la CVC en representación del presidente
de la República, desde octubre del año 2023. Fue Procurador Ambiental del
Valle; fue jefe departamental de la Gestión del Riesgo en el Valle, como
miembro del Gabinete Departamental en el año 2015. Y autor del libro “Aguas y
derechos”.