Por: Alberto Ramos Garbiras (*)
Terminó el viernes 20 de diciembre la presentación de la serie Bolívar producción de Neflix, que el canal Caracol programó a las 9 pm con 60 capítulos que los colombianos acogieron con agrado para conocer pasajes de la historia de Colombia. Los tres últimos capítulos destacan la incomprensión de muchos contemporáneos sobre el proyecto continental y de una presidencia fuerte que Simón Bolívar comenzó a diseñar desde 1826 para evitar la disolución o desbaratamiento de la gran República que el concibió, previendo que la derrota de los españoles debía reafirmarse con un Estado grande y fuerte para no ser retomado nuestro territorio como había ocurrido en 1815 cuando se produjo la reconquista y el extermino que trajo Pablo Morillo con 12.000 militares para someter a los patriotas de la primera fase de la guerra de independencia (1810- 1815). Un rumor difundido con perfidia extendió la versión de querer Simón Bolívar convertirse en dictador. Voy a intentar explicar por qué no fue Bolívar un Dictador como se entiende la palabra hoy.
A la altura de 1826, con El Libertador ocupado
en las labores que ejecutó en Perú y Bolivia, ya habían hecho propalar la
especie de que Bolívar era un militarista desbordado con ínfulas de autoritario
que, quería hacer retroceder “lo mejor”
de la Constitución de 1821. El denostado militarismo de Bolívar no debe
entenderse como la intención de hacer primar los valores, posiciones y
privilegios militares, por encima de los civiles, sino como un celo y cuidado
que tuvo El Libertador para tratar de conservar lo alcanzado al vencer a los
españoles, porque el ejército seguía siendo la institución que había
consolidado la independencia y la fundación del Estado. Y como quiera que a los
militares no les estaba vetado hacer política: los políticos eran militares y
civiles, también. Además, como el Estado se hallaba en período de construcción,
los militares ocupaban un doble papel: eran defensores de la institucionalidad
creada y políticos en ascenso. La campaña sucia para desprestigiar a Bolívar la
hicieron difundiendo la especie sobre su interés para restablecer los intereses
monárquicos, lográndolo encasillar como un ‘godo’, mote de la época para señalarlo
de conservadurista.
En la constitución para Bolivia, que pretendió
se adoptará en Colombia, él incluyó los controles suficientes para no caer en
la dictadura, compensando así la figura de la presidencia vitalicia que
invocaba para lograr la estabilidad institucional, y no por pretender
establecer un cesarismo ni una monarquía constitucional, pero si un gobierno
fuerte. El Libertador avizoró rápidamente que las elecciones traían intrigas y
actos de violencia, también por esta razón planteo la presidencia vitalicia.
La decisión de Bolívar de concentrar poderes se
debió a la forma como se estaba manejando el Estado que
él fundó; esto se explica por la precipitud de muchos al tomar decisiones sin
saber de administración pública y a la exultación excesiva al tener un
territorio liberado con sus propias instituciones sin poseer experiencia,
desgreñando la hacienda pública.
Cuando tomó decisiones unilaterales su
conciencia impelía a reconocerlo en público y la transitoriedad de las medidas
denotaban su espíritu democrático; además la concentración del poder siempre le
produjo desazón, por eso lo entregaba, lo cedía o lo compartía.
El Historiador alemán, Gerhard Masur, escribió:
“Sólo aceptó retener su autoridad hasta
que los peores peligros del Estado hubieran pasado... su dictadura fue de
preparación, que intentó madurar a un pueblo no desarrollado. Su dictadura no
puede compararse con el abuso de poder que caracteriza a los totalitarios de
nuestros días... fue sólo dictador a medias, jefe únicamente de territorios
conquistados por él en la parte oeste del país... Bolívar fue conducido a la
adopción de medidas tan extremas no sólo por la amenaza política interna, sino
también por la situación militar existente”.
Después de 1821, ante los desequilibrios del
orden institucional que sufriría la naciente República, Bolívar previó que
había que dotar al Ejecutivo de instrumentos jurídicos excepcionales para el
manejo del orden público y las agresiones externas. En uno de sus escritos
políticos reclamando atribuciones para el Presidente expresó: «... conectémosle al Ejecutivo la autoridad
suficiente para que logre mantenerse luchando contra los inconvenientes anexos
a nuestra reciente situación, el estado de guerra que sufrimos y a la especie
de los enemigos externos y domésticos».
Desde el 10 de febrero de 1824, cuando el
Congreso del Perú decide nombrar a Bolívar como dictador buscando evitar la
hecatombe, le correspondió actuar con mano dura y erradicar el poder español
impuesto por la fuerza; colaboró con la presencia de cuatro mil hombres
colombianos, entre marzo y mayo de 1823, en calidad de jefe del Ejército de la
Gran Colombia; simpatizó con Riva Agüero cuando éste tenía el firme propósito
de extirpar la presencia de los ibérico - borbónicos, y lo atacó hasta
someterlo cuando Riva pretendió congraciarse con los españoles. Con las
batallas de Junín y Ayacucho libertó al Perú. Aún faltaba someter a las tropas
del Callao. La mano dura permanece sólo hasta que triunfa, y allí decide
renunciar a la investidura dictatorial.
Continuó ejercitando el poder del Perú hasta
1825, rechazó las dádivas ofrecidas por el Congreso y se dedicó a definir las
instituciones para el Perú, atando la idea de este nuevo territorio liberado
para avanzar hacia la gran unión de naciones en una sola: una Federación de
Estados Suramericanos. Sus enemigos, que no entendieron el proyecto
panamericano, vituperaron y denostaron contra él. Un pliego de cargos rayano en
la infamia está expuesto en la novela de Fernando Cruz Kronfly, La ceniza del
Libertador, versión lúcida, contiene todos los dicterios y calumnias contra
Bolívar:
Aunque el General Bolívar recibió mucha
influencia de la conducta de Napoleón, rechazó siempre las propuestas de
proclamarse emperador o de mantenerse como dictador. Las medidas que tomó deben
ser valoradas en las diferentes épocas (1813, 1824, 1826, 1828), como
excepcionales o transitorias para resolver las crisis frente a los españoles, o
los conflictos internos. La convicción de tener un Estado fuerte dentro del
sistema republicano, la dejó entrever Bolívar desde su discurso de Angostura.
En 1828 Bolívar utilizó las medidas de excepción para salvaguardar el orden
establecido, frente a los constantes hechos conspirativos como secuela de la
noche septembrina.
En varios de sus textos políticos, Bolívar
mencionaba la necesidad de acudir a normas de emergencia para enfrentar
situaciones delicadas en el manejo del gobierno. Su decreto de estado de sitio
(1828), revestido de poderes supremos, lo utilizó para conjugar las
conspiraciones y las disputas intestinas lideradas por la fracción
santanderista; este decreto cumplió funciones constitucionales hasta 1830, a la
manera de un acto institucional. Vladimiro Naranjo, citando a Pierre Lenoir,
dice: «Los romanos oponían la dictadura a
la tiranía; aquella estaba limitada en el tiempo y tenía una finalidad
específica, en tanto que esta era indefinida en el tiempo y en los objetivos».
Bolívar con ese decreto, más que un estado de excepción, dio un auto golpe
necesario, entendió la dictadura transitoria a la manera romana, sin el
ejercicio de la tiranía.
El Libertador Bolívar a partir de la guerra de
independencia y luego con el diseño constitucional logró fundar un enorme
Estado llamado en los libros de historia, La Gran Colombia, fundado por partes.
Liberó la Nueva Granada (hoy Colombia), con las Batallas de Gámeza, Pantano de
Vargas y Boyacá (1819); luego Venezuela con la batalla de Carabobo (1821), y
después liberó a Ecuador con las batallas de Bomboná y Pichincha (1822);
extendió las instituciones definidas en la Constitución de Angostura (1819)
aplicadas en considerable medida a la Constitución de Cúcuta (1821), y durante
su vigencia aplicó algunas normas con sobresaltos en el Perú (País que terminó
de liberar con las batallas de Junín y Ayacucho), expidiendo normas durante los
años 1824 hasta 1826; luego redondea y ajusta las instituciones en la
Constitución de Bolivia (1826) que buscó homologar en el Perú y luego en la
Gran Colombia con la más cuestionada figura de la presidencia vitalicia para
poder controlar los 5 estados, por ello propuso un plebiscito que permitiera la
unión de los 5 Estados, con el fin de bloquear definitivamente a los españoles
ya derrotados pero con deseos de regresar.
La guerra espaciada que Bolívar sostuvo desde
1811 hasta 1824 permite afirmar a la manera de Norbert Bobbio que llevó a cabo
la guerra como fuente del derecho, creía que esa guerra era justa o necesaria
para lograr independizarnos de 300 años de sometimiento y vejámenes. Colombia
nació de una guerra de liberación y para ensanchar o ampliar el Estado grande
que él deseaba, lo hizo con una guerra subcontinental, y para sostener ese
Estado en crecimiento necesitaba del uso de la fuerza pública, con el ejército
guerrillero que organizó, lo llevó a ejército patriota y al gobernar lo
convirtió en ejército institucional, o Fuerza Pública estatal, ejército al que
él consideraba en verdadero fundador del Estado. Al hacer actuar la Fuerza
Pública con medidas fuertes para evitar el desorden, buscaba conservar la unión
de las 5 regiones, hoy 5 estados, para evitar la secesión o separación, como en
efecto se empezó a dar y se consumó después de su muerte.
(*) Magíster en Ciencia Política (Universidad
Javeriana); PhD en Derecho con énfasis en Política Latinoamericana, Universidad
Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la
Universidad Libre.