John Judis, periodista vinculado al New York
Times, afirma en su libro “La explosión
populista”, que, hay partidos populistas de derechas, de izquierdas y de
centro. No es una ideología, sino una lógica política: una manera de pensar
acerca de la política. Los populistas de izquierdas defienden al pueblo frente
a una élite o al estabishment, y la suya es una política vertical que se
despliega desde la base y el centro hasta la cima. Los populistas de derechas
defienden al pueblo frente a una élite a la que acusan de mimar a un tercer
grupo que puede constar, por ejemplo, de inmigrantes, islamistas o activistas
afroamericanos. El populismo izquierdista es diádico, mientras que el de
derechas es triádico, respeta, pero también desprecia a un grupo ajeno.
Los populistas de centro acuden al populismo
constitucional, es decir, a ofrecer desarrollar lo que no se ha cumplido por
falta de leyes que materialicen la ampliación de los derechos sociales
reconocidos en la norma superior. Las tres formas de populismo, izquierda
derecha y centro se comportan agitando al pueblo no representado en ningún
partido, o excluidos por los partidos, o reciclados de otras campañas
electorales, o abortados y utilizados en procesos electorales anteriores.
Las tres formas se comportan tratando de no
desbordar las hormas de la Democracia, haciendo uso de los mecanismos
institucionales de participación, de competencia y acceso al poder, por una
razón: el populismo no pretende subvertir el orden estatal sino ganar espacios
para obtener el poder dentro de ese Estado. El populismo no agencia la
revolución, solo agita a las masas y amplia los espacios democráticos y se
acomoda, o altera ese “orden”; y los dirigentes se instalan en los aparatos de
dirección gobernando hasta que se enredan con la maraña jurídica que les impide
transformar el aparato de Estado, si llegare a avanzar una especie de populismo
radical.
Existe un populismo de extrema derecha como el
encarnado por Bolsonaro que, no altera la institucionalidad y los privilegios
de las élites, pero altera los principios generales del derecho, recorta o
angosta la parte dogmática de las constituciones y promueve el nacionalismo
económico, el soberanismo patriótico, convocando a las clases bajas al
chauvinismo y al reclamo del trabajo interno por la recuperación económica de
la nación; y declara como factor perturbador a los inmigrantes, alienta la
xenofobia, el racismo y ataca las religiones contrarias a la tradición judeo
cristiana; el orden y la legalidad lo promueven con el uso extremo de la fuerza
pública, o sea con el uso del terror estatal, insuflan la seguridad nacional, y
conducen esa política pública por la vía del nacionalismo hirsuto agenciando
las actitudes antiglobalización para proteger la economía interna, esto explica
por qué los populistas de extrema derecha europeos son anti Unión Europea, como
quienes jalonaron el Brexit en el Reino Unido.
Este
populismo de extrema derecha afecta la pluralidad étnica porque llega a exaltar
la supremacía racial blanca. Esta forma de populismo le permitió a Donald Trump
llegar al poder, y a Jair Bolsonaro, también. Un teórico de este tipo radical
de populismo es el neofascista Steve Bannon, exasesor de Trump y artífice de la
estrategia electoral montada con bulos o noticias falsas. Bannon ha permanecido
por temporadas asesorando a gobernantes populistas como Viktor Orban en
Hungría; Mateo Salvini, en Italia; Bolsonaro en Brasil; y a políticos en
ascenso como la señora Le Pen en Francia. El populismo de extrema derecha
denosta, ataca, arremete contra el socialismo, entonces para granjearse a las
bases populares nacionales hablan de un capitalismo popular. Existen otros
populistas de derecha que seguramente Steve Bannon buscará para asesorar, a
miembros del Partido Popular Danés(DF), en Dinamarca; a Norbert Hofer, en
Austria, a miembros del Partido Popular Suizo(SPV); al Partido del Progreso
(FrP) noruego; y a Geert Wilders en
Holanda.
Para explicar el “capitalismo popular”, según
el pensamiento retorcido de Steve Bannon, en entrevista concedida al chileno
Axel kaiser, afirmó, “Lo que los trabajadores quieren es un día de pago honesto
para un día de trabajo honesto, no una transferencia del gobierno. No quieren
que el mundo compita con ellos por su trabajo, sino un sentido de nacionalismo
económico donde el Estado prioriza su bienestar, no mediante subsidios masivos,
sino a través de la habilidad de tener trabajos mejor pagados. Adicionalmente
quieren tener acceso a capital para desarrollar emprendimientos”. Y cínicamente
asegura que el populismo de derecha se trata de capitalismo para todos.
John Judis, apoyándose en Ludwig Wittgenstein
sobre el uso del lenguaje político, dice que, “no existe un conjunto de rasgos
que defina exclusivamente a las personas, los movimientos y los partidos
llamados populistas. Los distintos partidos y personas denominadas populistas
presentan parecidos familiares entre sí, pero no existe una serie de
características exclusivamente comunes a todos ellos”. (Judis, 2018)
El
populismo es un término polisémico, utilizado para evaluar y comprender algunos
fenómenos en América Latina, y otros países, caracterizado en los medios de
comunicación por su tenue o vacío rigor académico, sin embargo, en materia de
teoría política ha sido un concepto abordado con un análisis minucioso por
académicos que trascendieron por su conceptualización y anclaje a la ciencia
política. Este es el caso de Ernesto Laclau, que logró realizar un trabajo
académico en torno al populismo como realidad y enfoque teorizado, también, es
una de las referencias constantes en la mayoría de los estudios sobre el
término.
Ernesto Laclau planteaba que: “El populismo
consiste en la presentación de las interpelaciones popular democráticas como
conjunto sintético-antagónico respecto a la ideología dominante.” Esto en
cuanto a la consistencia del término, después habría de formular que el
populismo como definición de la siguiente manera: “Aquella dimensión de ciertos
discursos políticos que los construye sobre la base de dicotomizar ciertos
espacios sociales […]”. Estas dos frases se encuentran en sus textos titulados,
Política e ideología, y en la obra Populismo y transformación.
En estos dos conceptos formulados por el
teórico se expresa tácitamente la caracterización del mismo a través de la
formulación de un antagonismo, que además se profundiza con la articulación de
una identidad política y que excluye al adversario que sería el enemigo o cómo
explicaría más claramente después en su texto publicado en el 2005 llamado “La
Razón Populista” la dicotomía: Nosotros/Ellos.
La búsqueda de Ernesto Laclau en el desarrollo
de la política y lo político como dimensiones convergentes, pero diferentes, lo
político y la política, en la que se reserva el primer término para referir a
una lógica de producción del orden social (una función instituyente, aunque
también destituyente) y el segundo como un campo o sistema encargado de
gestionar el orden (como un ámbito instruido), así lo expone Claude Lefort.
Laclau en el libro Hegemonía y estrategia
socialista escrito en 1985 crítica el determinismo socialista: El sujeto del
cambio político es el proletariado. Esa idea fracasó en el siglo XX, entonces
replanteó y hace un intento por teorizar una nueva formulación que acerque a
sectores que no se pueden representar bajo las lógicas del determinismo
económico. Tener presente las nuevas ciudadanías, los sectores ambientalistas,
estudiantes, la comunidad, Lgtb, etc.
Es una crítica entonces a la incapacidad de la
izquierda de pensar sin el determinismo económico y el reformismo que tiene una
nostalgia por el pasado al creer que
todos tienen que ser ilustrados. Laclau y Mouffe aciertan al concluir que la
política no tiene que ver con una racionalidad pura, sino con una amalgama de
afectos, sentires, valores y tradiciones que hacen parte de un trabajo bajo el
concepto de hegemonía profundizado por Gramsci.
El momento Populista: Este será siempre un
periodo de crisis, de inestabilidad política donde no se logra suplir las
necesidades económicas e intereses de la sociedad. Hoy estamos viviendo debido
a la economía global profundamente desigual y el cambio del locus de la
política un momento populista.
Bibliografía:
Judis
John. “La explosión Populista”. Libro de ediciones Deusto, editorial Planeta,
primera edición 2018.
(*) Con especialización en Derecho
Constitucional de la Universidad Libre Seccional Cali; Magíster en Ciencia
Política (Universidad Javeriana); Doctorado
en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED-
España).
Por: Alberto Ramos Garbiras (*) y Alejandro López Lasso (**) | (**) Este artículo se
elaboró con la cooperación, discusión y aportes de Alejandro López Lasso,
abogado de la Universidad Libre, monitor de la cátedra de derecho
internacional, Investigador social, miembro del Grupo Republica, sobre temas de
derecho público, en la misma universidad.