Miremos como un tema produce diferentes
reacciones y actitudes, y hace organizar a la oposición. O un error de cálculo,
o por el acatamiento a los radicales de su partido político, el Centro
Democrático (CD), hizo que el Presidente Iván Duque acudiera a presentar seis
objeciones de inconveniencia a la ley estatutaria de justicia transicional, y
accionara de esta manera una reacción en cadena de críticos, columnistas,
defensores de derechos humanos, investigadores sociales, ha alineado en contra
a los partidos de oposición y a otros sectores porque consideran que esta
acción presidencial dinamita la PAZ al generar inseguridad jurídica a los
desmovilizados, deja sin “verdad” a los familiares de las víctimas, al chocar
contra la Corte Constitucional como tribunal de cierre que produjo una
sentencia de control constitucional sobre la exequibilidad de esa ley. Y pone
en duda la gobernabilidad que necesita para sacar adelante la agenda
legislativa.
Las objeciones motivaron un pronunciamiento de
la ONU sobre la necesidad de sancionar con perentoriedad la ley estatutaria de
la JEP. Con esa actitud al presidente de la República se ha señalado, desconoce
el acuerdo de PAZ, el derecho internacional humanitario, y ha dejado atónitos a
los países garantes que acompañaron el proceso de paz. También se ha señalado
que desestructurar la justicia transicional promueve el retorno de muchos
exguerrilleros al uso de las armas o a engrosar filas en el ELN, o con otros
actores colectivos armados.
La sentencia de control constitucional sobre la
ley estatutaria es cosa juzgada material y no es admisible presentar objeciones
de inconstitucionalidad ya resueltas como si fueran objeciones de
inconveniencia. De esta forma no va a lograr mayorías en el Congreso porque
pese a la dispersión de las fuerzas de la Unidad Nacional Santista,
desperdigados unos como aliados del gobierno, otros como independientes y otros
desaparecidos por sustracción de materia, los últimos reductos de esas fuerzas
no van a tolerar que les desbaraten la PAZ, sello o marchamo que caracteriza
los 8 años del gobierno de Juan Manuel Santos, premio Nobel de Paz.
La mayoría con la que ha venido trabajando el
presidente Duque es una mayoría precaria en ambas cámaras del Congreso porque
se ha negado a coaligarse con los que considera no lo acompañaron desde el
principio(los ve como paracaidistas de segunda vuelta); esta coyuntura será
aprovechada por los oportunistas que hacen malabarismos de independientes y van
algunos a aprovechar el pulso para buscar cazar prebendas; otros para
reacomodarse, otros para demarcarse; los liberales gaviristas que se han venido
“endureciendo”, definirán la distancia o se ablandaran si logran gabinete; todo
se presenta en medio de la discusión del Plan Nacional de Desarrollo al que le
han detectado micos que generan suspicacias; la corrupción extendida en la
mayoría de las instituciones hace que muchos
cuiden su reputación, producen posturas recias. De este pulso de los
partidos y los líderes respecto a la JEP, saldrá una oposición fortalecida y
más independiente ad portas de irse a la otra orilla.
Por: Alberto Ramos Garbiras.