Muchos de los políticos del siglo XIX eran a la
vez militares, no existía la prohibición para participar en actividades
políticas que solo se estableció después del gobierno de Rafael Reyes a
principios del siglo XX. La politica y la guerra conformaban un binomio y los
partidos políticos estaban influidos por los militares. Los tres presidentes
desde 1849 hasta 1854 eran militares, López, Obando y Melo. Este es el periodo
de las más grandes reformas después de fundado el Estado colombiano, y cubre
los años de fundación estatutaria del partido conservador y del partido
liberal. José María Melo llega a la Presidencia por un golpe de Estado atípico
apoyado por los artesanos que deseaban una dictadura popular.
Melo no pudo gobernar con tranquilidad la
contraofensiva no se hizo esperar, se coaligaron varios generales y
expresidentes, varios fueron militares de la última fase de la campaña
libertadora liderada por Simón Bolívar, incluido Melo. Las escaramuzas y
confrontaciones se extendieron hasta diciembre de 1854, y la población
campesina no apoyo el golpe de estado pues no se sentían interpretados en esa
disputa comercial.
Los artesanos de la mitad de siglo XIX
realizaban toda clase de productos, movían el comercio, no había industria
consolidada, la más próspera era la tabacalera por los conductos de exportación
que se habían abierto desde la colonia después de legalizado y convertido en
renta. Los artesanos por su asentamiento urbano eran un potencial electoral
apetecido por liberales y conservadores; pero el avance de los librecambistas
ingresando mercadería inglesa los tenía acogotados por la pérdida de
consumidores para los productos nacionales.
El activismo político a mediados del siglo XIX
que debería estar en la cabeza de los partidos políticos en formación fue
rebasado por las Sociedades Democráticas de grupos sociales organizados, una
rara paradoja, seguramente porque ya comenzaban a verlos como aparatos de
guerra. A José Hilario López en calidad de Presidente le correspondió ver nacer
estatutariamente a los dos partidos políticos tradicionales, al partido
conservador en 1849 con los estatutos redactados por Mariano Ospina Rodríguez y
al partido Liberal con los estatutos redactados por Ezequiel Rojas; existían
dos corrientes políticas con sus formas de ver y hacer las cosas y de actuar en
la vida pública desde que se fundó el Estado: corrientes ideológicas, el
liberalismo y el conservatismo, pero no eran aún partidos políticos organizados
y estructurados.
En la investigación realizada para escribir el
libro “Bolívar y el Constitucionalismo”, en coautoría con Héctor Alonso Moreno,
abordamos el tema de los partidos políticos, encontrando que, Si hay algo claro
en el desarrollo de la historia política colombiana, es que los partidos
políticos fueron antecedidos por la forma como los caudillos civiles y
militares abordaban cada una de las coyunturas históricas a partir de la propia
independencia. En torno a la figura de Bolívar muchos historiadores marcan el
origen del Partido Conservador, sin embargo, desglosando sus cartas y
proclamas, se encuentra que él trató de mantener cierta distancia frente a las
formaciones prepartidistas. Bolívar alcanzó su figuración y la cima de su
gloria en su condición de militar, evolucionó a estadista, y se convirtió en un
político integral. La acumulación de títulos otorgados en el decurso de su vida
lo ubicó en el pináculo del poder. De sus expresiones se desprende que no
insufló la construcción de ninguno de los partidos.
Las disputas entre Bolívar y Santander también pueden
mirarse como un choque ideológico sobre el modelo de desarrollo aplicable a la
construcción del nuevo país como» Gran Colombia». Santander fue un defensor
de los
privilegios de la aristocracia
criolla que surgió después de la guerra de independencia, y un fervoroso
admirador de las instituciones que resultaron de la expedición de la constitución de Cúcuta, como quiera que en
parte de ellas se adosaron hábilmente los intereses de los primeros
propietarios de la tierra y el comercio que, Bolívar no pudo evitar a través de
sus amigos delegados, ni tampoco, el sector progresista integrante del Congreso
Constituyente de 1821, que intentó la preservación de varias normas redactadas
por Bolívar para la Constitución de Angostura que sirvió de guía. De aquí se
desprende su distanciamiento de las conductas partidarias y se colige su
actitud suprapartidista como estadista y político, además de su percepción de
los partidos como facciones lideradas por caudillos militares y civiles
belicosos, que buscaban posicionamiento y movilidad dentro de la incipiente
república.
Afloraron las sociedades democráticas como
grupos sociales de activistas y sociedades de artesanos porque estos fueron
formas de participación prepartidistas ante la falta de partidos orgánicos, así
se expresaban en las principales ciudades republicanas de la mitad del siglo
XIX, y porque a nombre de los partidos las élites venían actuando de manera
excluyente y defendían los temas de interés de castas de manera belicosa.
Entonces lo que se vivió antes del golpe de Estado de José María Melo, desde el
gobierno de José Hilario López, y dentro del Gobierno de Obando, fue un
enfrentamiento social entre la burguesía comercial naciente aliada de los
terratenientes, frente a sectores sociales de artesanos ante la falta de un
proletariado porque la industrialización era incipiente.
Los sectores sociales se coaligaron, y de
activistas políticos se transformaron en rebeldes aliados del ejército
institucional liderado por un militar progresista /socialista, el primer
socialista granadino formado en Europa, José María Melo, apoyado por el primer
periodista socialista, Joaquín Posada Jr, director de El Alacrán, y El Orden,
dos periódicos que guiaron la acción política de los artesanos para formarlos y
aclararles los hechos que se iban presentando.
A José María Melo no lo dejaron gobernar porque
la contraofensiva al golpe de Estado atípico (sin proponérselo), fue inmediata,
se fue armando una coalición paulatina de la burguesía criolla exportadora y de
latifundistas, una mezcla de las élites liberales y conservadoras que, así se
podían mirar como resultado de la reciente formación estatutaria de esos dos
partidos políticos. Se configuró al final de todos estos brotes armados desde
mayo de 1854 hasta diciembre del mismo año, la llamada Guerra Civil entre
Proteccionistas y Librecambistas. El malestar de los artesanos
liberales-draconianos-proteccionistas contra los comerciantes
liberales-gólgotas-librecambistas, aliados con los conservadores, se puede
explicar también por la doble reforma constitucional de 1853 entre el 7 de
marzo y el 21 de mayo que hizo el Congreso para acabar de cambiar la
Constitución de 1843, e incorporar y validar los contenidos de la inconclusa reforma constitucional de 1851
que permanecía sin sanción presidencial, la Constitución del año 43 fue
expedida durante la presidencia de Pedro Alcántara Herrán.
Lo que más perturbaba a los
artesanos-draconianos sobre la Constitución reformada en mayo de 1853 por ello
deseaban que el Presidente Obando actuara a favor de ellos con el autogolpe que
le impulsaron, se refería a las facultades que tenía en el artículo 10 numeral
3 y 6, más el artículo 34 numerales 3 y 4. Con esta normativa el Presidente de
la República tenía la potestad, facultad y función de decidir “todo lo relativo
al comercio extranjero, puertos de importación y exportación, canales o ríos
navegables, que se extiendan a más de una provincia; y los canales y caminos
que se construyan para poner en comunicación los océanos Atlántico y Pacífico”.
Esa facultad complementada con la autorización para decidir sobre,” las relaciones
exteriores y la consiguiente facultad de celebrar tratados y convenios”, lo
mismo que el poder de “negociar y concluir los tratados y convenios con otras
naciones y cuidar de su exacta y fiel observancia, desde que sean debidamente
ratificados y canjeados”.
Los
artesanos que habían votado por Obando tenían la esperanza que con estas
facultades el Presidente diera un giro hacia la protección de las manufacturas
y productos artesanales, extremando las medidas para evitar tanta mercadería
extranjera circulando en la República de la Nueva Granada (así se llamaba
Colombia), porque los empobrecía y debilitaba. Máxime cuando esa burguesía
exportadora como clase social en formación se empoderaba al tener mayoría en el
Congreso, actuaban sin amarres como librecambistas y se apoyaban también en los
ingleses que aquí vivían o llegaban, se residenciaban y negociaban con los
mismos derechos de los granadinos, garantizada estas actividades según el
artículo 8 de la Constitución.
La revolución industrial que empezó en
Inglaterra muchos años antes ya estaba en apogeo mientras que aquí se
organizaban las primeras empresas industriales. La burguesía criolla se iba
consolidando de varias maneras, por ejemplo, acaparó una renta estatal, el
tabaco, logrando el otorgamiento de licencias para las fábricas tabacaleras
porque habían desmontado el estanco oficial con una ley animada por ellos
mismos. Los hacendados ya se habían beneficiado con la compra de tierras a bajo
precio después de lograr la desarticulación, vía expropiación, de los grandes
resguardos indígenas. Y con la libertad de los esclavos que afectó a los
terratenientes, de otro lado los comerciantes sacaron provecho para reclutar
asalariados a bajo precio contratando mano de obra afrodescendiente que no
quiso seguir bajo los amos esclavistas, aunque ya tenían que pagarles, porque
querían alejarse del entorno que les traía nefastos recuerdos.
De la convulsión social vivida entre los años 1849 y 1854, en nuestro país
llamado Nueva Granada, con una división enorme del liberalismo en medio de tres
presidentes que despertaron muchas expectativas por los cambios que se dieron ,
de esa flujo de ideas y de hechos resultó una mezcla ideológica que produjo el
llamado Olimpo Radical, caracterizados por las cláusulas de la Constitución de
Rionegro de 1863 y que gobernaría federativamente al país durante 22 años con
presidentes liberales radicales de manera hegemónica, apartados del
conservatismo hasta 1886, con otro nombre de república : los Estados Unidos de
Colombia.
Por: Alberto Ramos Garbiras. Magíster en
Ciencia Política Universidad Javeriana; PhD, Doctorado en Política
Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de
derecho internacional en la Universidad Libre.