Existen varias
diferencias entre partido político y movimiento social, aunque ambas organizaciones
dinamizan la política, mueven intereses, agencian reclamos y hacen
intermediaciones. Pero los propósitos y los fines son distintos.
La Constitución de 1991 reconoció en el
artículo 107 dos categorías de organizaciones políticas: los partidos políticos
y los movimientos políticos para otorgarles personería jurídica, de allí se
desprende la regulación para consultas populares, inscripción de candidatos sin
exigir requisitos adicionales, entrega de financiación estatal, reposición de
votos, regulación de la publicidad, acceso a los medios de comunicación, etc.
Dentro del artículo 108 se incluyen otras dos formas, “Los movimientos sociales y grupos significativos de ciudadanos también
podrán inscribir candidatos. La ley determinará los requisitos de seriedad para
la inscripción de candidatos”.
En otras palabras, los coloca en una
subcategoría porque luego sigue hablando de los estatutos de los partidos
políticos y de los movimientos políticos, como si los movimientos sociales no
pudiesen tener organización interna, régimen disciplinario y al obtener curules
en los cuerpos colegiados actuar como bancadas. Sobre la financiación
privilegia a las dos primeras formas según el artículo 109, menciona a los
grupos significativos de ciudadanos, pero ignora a los movimientos sociales.: “El Estado concurrirá a la financiación de
los partidos y movimientos políticos con personería jurídica, de conformidad
con la ley. Las campañas que adelanten los partidos y movimientos con
personería jurídica y los grupos significativos de ciudadanos que postulen
candidatos serán financiadas con recursos estatales mediante el sistema de
reposición por votos depositados. La ley determinará el porcentaje de votación
necesario para tener derecho a dicha financiación”.
Una Sentencia del
Consejo de Estado, sección quinta, proferida en el año 2016, marca la
diferencia entre las tres formas de manera simplista, reduccionista y
esquemática. “…el caso de los partidos
políticos estos buscan acceder al poder, a los cargos de elección popular e influir
en las decisiones políticas y democráticas de la Nación; por su parte, los
movimientos políticos buscan influir en la formación de la voluntad política o
participar en las elecciones; los grupos significativos de ciudadanos recogen
una manifestación política coyuntural “. En Colombia a través de las tres
formas de participación política se busca acceder al poder, así sea el poder
local o regional.
Más bien podríamos puntualizar que por medio
de los partidos políticos que tienen cobertura nacional se busca llegar al
poder central; con los movimientos políticos se participa para lograr el poder
regional, ello no quiere decir que renuncien a coaligarse para hacer parte del
poder nacional o central: y con los grupos significativos de ciudadanos el énfasis
es llegar al poder local, o sea las alcaldías, lo cual se está volviendo
crónico para evadir con la recolección de firmas, la disciplina de los
partidos, o las consultas populares, los grupos significativos toleran el
aparecimiento de espontáneos y paracaidistas, sin formación académica para
buscar colarse, o los gremios y empresarios hacen ese esguince para competir
con los partidos políticos, arrebatarles
el poder y llegar a hacer los mismo,
agenciar la corrupción. También a través de grupos significativos e ciudadanos,
se han presentado candidatos para aspirar a la presidencia de la República.
La misma sentencia del
Consejo de Estado sesga la definición y categorización de las organizaciones
que acuden a las elecciones al decir que “La
clara distinción que se presenta entre unos y otros cobra relevancia el
determinar la vocación de permanencia y su importancia en el marco de la
prohibición de doble militancia política, agrega la sentencia”. Si bien es cierto la vocación de permanecía a
un partido político refleja la voluntad y el deseo de militar activamente, no
por ello se puede descalificar y ningunear a los movimientos sociales que
tienen sus miembros per se una clara identidad con las aspiraciones y
propósitos y una adscripción casi natural por otras motivaciones, así sean
étnicas, raizales, religiosas, culturales, territoriales, etc.
Colombia Humana, una
corriente de pensamiento detrás de un líder, recolectó 846.000 firmas como grupo
significativo de ciudadanos, Petro, con seguidores de múltiples sectores
sociales y varios movimientos sociales a los largo de la campaña se sumaron,
simpatizando con esta candidatura que concurrió
a la elección presidencial 2018; Colombia Humana, entonces no se
presentó como movimiento político porque no tenía esa estructura, pero la
candidatura de Gustavo Petro se inscribió con el aval de 3 organizaciones políticas
con personería jurídica: La UP , la ASI
y el MAIS. El resultado electoral fue excelente, más de 8 millones de votos y 5
senadores afectos al líder como lista de la decencia, permitieron con sobrada
argumentación por superar el umbral para el senado, o sea el tres por ciento de
los votos válidos, a fin de dar los primeros pasos para la fundación y
reconocimiento de Colombia Humana como un partido político, pero el Consejo
Nacional Electoral (CNE) le negó el otorgamiento de la personería con el argumento
de falta de claridad sobre la coalición formada para concurrir a las urnas. De
esta manera burlaron el derecho a la participación del candidato y sus votantes
y dejaron en el limbo los beneficios que el estatuto de la oposición consagra.
Y en el devenir diario se extermina a
algunas personas afectas a este proyecto y se asesina a los líderes
sociales para generar escarmiento y dispersar a las bases sociales.
Los movimientos
sociales surgen para reclamar lo que los partidos políticos no han podido cumplir
o no quieren cumplir dentro de cada Estado. Si un movimiento social se
convierte en partido político deja de ser movimiento social por muchas razones:
su estructura, comportamiento, jerarquías, reglas electorales, proselitismo,
etc. Cada vez aparecen más movimientos sociales conformados por las personas
afines que no se sienten representados por nadie porque ya fueron engañados o
por las evidencias de descomposición de los partidos que han protagonizado
desfalcos y exclusiones en varios países. Y permanecen como movimiento social
para poder reclamar lo que les corresponde dentro de esa sociedad: indígenas,
negritudes, ambientalistas, estudiantes, feministas, campesinos, etc.
Hay excepciones, por
ejemplo, los acampados del 15-M en Madrid 2011 sus cabezas visibles jalonaron a
construcción del partido PODEMOS y actúan como tal ante las Altas Cortes,
inclusive obtuvieron eurodiputados. También hay que reseñar que ciertos
sectores sociales actúan solo en coyunturas de agitación y reclamación, pero no
son movimientos sociales, es el caso de los pensionados, existen porque se
terminó su condición laboral y reciben un pago por las cotizaciones que
hicieron, pero en algunos países se están desdoblando a movimiento social
porque los siguen gravando con impuestos, o les recortan los beneficios.
En Francia
recientemente reaccionaron los pensionados al lado de los Chalecos Amarillos
que surgieron para reclamar en contra del alza de los combustibles y han
protagonizado la más férrea oposición al Presidente Emmanuel Macrom, sin ser ni
movimiento social, sino una suma de sectores sociales inconformes, indignados,
excluidos, precarios y maltratados por varios gobiernos con exclusiones
acumuladas. Se iniciaron conectándose vía Facebook o WhastsAap y en menos de
tres semanas se reprodujeron. Podemos analizar este caso desde el punto de
vista de la reacción inmediata por el malestar extendido. Un brote o reacción
social que llega a rebelión portando chalecos amarillos, prenda que tenían a la
mano en el primer brote de reclamo, por
ser la utilizada en casos de emergencia en el tránsito. Ya tienen un manifiesto
de 15 puntos que se parece a otra Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano, hoy derechos de todos los humanos desdeñados y arrumbados dentro de
un país. Una rebelión de sectores sociales surgida desde las redes sociales, no
están ligados a ningún partido político, la inconformidad generalizada parte de
la precarización de la economía personal o familiar que cada uno siente y
sufre.
En Cataluña la
corriente y el sentimiento independentista creció después de la represión que
el gobierno de Rajoy ordenó en octubre 2017 contra los votantes a un referéndum
que con argucias el Tribunal Constitucional declaró ilegal. La paliza que
recibieron los votantes exacerbó los ánimos haciendo que una inclinación
independentista superada por los soberanistas y por los autonomistas en las
encuestas de opinión, se convirtiera en mayoría y en la práctica el
independentismo con los CDR se ha convertido en un movimiento social.
El Partido Popular (PP) con actitudes
fascistas judicializó a la oposición política para darle una mascarada a la
persecución de los contradictores del gobierno central. El PP es un partido
político nacido del franquismo porque retomo a las huestes de la Alianza
Popular. Las movilizaciones populares se reactivaron por los ataques a la
escuela pública catalana; en una clara interferencia de la Monarquía que
pretende mantener una unidad nacional artificiosa desconociendo la
plurinacionalidad real de España, con varios idiomas en regiones, llevándoselos
a empujones. Cataluña exige un referéndum libre que permitiría un ajuste de
cuentas porque permitiría hacerle la pregunta a la ciudadanía “quiere Usted que termine la Monarquía o
termine esta forma de Estado”. El origen del problema es ése y resurgió al
dejar el general Franco al Rey Juan Carlos de Borbón. Los constituyentes de
1978 dejaron a Rey para evitar una reacción del militarismo franquista y por el
peso que tenía la derecha predecesora del PP con la Alianza Popular como
partido político, es decir para evitar un golpe de Estado del algún chafarote
franquista que no dejara despegar la transición.
Según el filósofo y
analista político Enrique Dussel el distanciamiento de los movimientos sociales
respecto a los partidos políticos se debe a las exigencias de las ONG
internacionales que los financian o subvencionan y les advierten guardar
distancias para no confundir acciones y no dejarse contaminar. O la brecha
entre ambos la explican otros al considerar este razonamiento: los asuntos
políticos se tramitan ante Estado por los partidos políticos y no por los
movimientos sociales que solo se expresan para reclamar de manera parcial lo
que requieren para su devenir porque no representan a toda la sociedad. Esta es
una falacia en la praxis desmontable en virtud a la imposibilidad de un partido
político para representar las aspiraciones de toda la sociedad, comenzando por
la misma ideología que identifica al partido político, allí empieza por
circunscribirse a una parte de la población, además los partidos atrapatodo
(CashAll) fracasan porque incumplen, es imposible abarcar todos los temas y
problemas de una sociedad.
Por: Alberto Ramos
Garbiras. | Magíster en Ciencia Política Universidad Javeriana; PhD, Doctorado
en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España);
profesor de derecho internacional en la Universidad Libre.