Las diferentes formas de populismo confunden a
la gente. Hay una variedad de matices, ello se debe a que cada líder de derecha
o de izquierda que proviene de la política no formal, o es un Out Sider,
convoca al pueblo y dice representarlo sin ser el pueblo consultado para
decidir, solo es convocado a votar, después de la descarga incendiaria de
discursos desde varios flancos: irrumpen en el escenario aprovechando la crisis
o el malestar.
Ese pueblo como concepto o categoría política
es una expresión que encierra varios significados. Puede decirse Pueblo para
referirse a toda la nación de un país, por ejemplo, el pueblo colombiano.
Dentro de ese país si a una persona le preguntan, Usted de dónde es, contestan:
de Boyacá, o de Nariño, dependiendo del departamento de origen, nadie contesta
soy colombiano. Si esa misma persona está en España y le preguntan, de dónde
es: dice colombiano, incluyen el componente de la nacionalidad. Otra forma de
usar la expresión Pueblo dentro del uso político interno, y en momentos de
rebelión, protestas o insurgencia, es señalando a los que reclaman como “son
gente del pueblo”. O sea con un tono despectivo. Esa es la explicación del
origen de la palabra, al señalar a los que
marchan en contra de medidas gubernamentales y son guiados por algún
líder, como parte del populismo.
Pero el Pueblo no es homogéneo. Está compuesto
de sectores, clases, estratos, movimientos sociales, etnias, razas, campesinos,
obreros, gremios, asociaciones, etc., por lo tanto para diseñar políticas
públicas, aplicarlas con el presupuesto adecuado y resolver los reclamos, los
antagonismos y conflictos, la única contradicción no es la del capital /
trabajo; hay que resolver los antagonismos multiplicados en la sociedad por la
desatención, las exclusiones y las políticas neoliberales en externo
privatizadoras.
El populismo de izquierda es mirado por los
sectores tradicionales de un país como la interrupción al sistema de partidos establecidos, y alterador de la
normalidad democrática, esta es la mirada de las élites tradicionales adscritas
a los partidos políticos formales, apuntalados por la burguesía que, se mueven
dentro de las democracias liberales.
El populismo de derecha es tolerado por la
élites burguesas y empresariales porque no les afecta el nacionalismo o el
proteccionismo que despierta, y porque saben que el régimen no lo van a
alterar; ven en esos atractivos que el populista de derecha promueve, una forma
de ganar imagen (con la promoción del paternalismo), pero que no alteraran la
estructura del Estado oligárquico.
Ambos populismos, de derecha e izquierda,
acuden en busca del pueblo para obtener la votación necesaria a fin de escalar
al poder central. Los populistas de derecha se apoyan más en la invocación de
la Democracia representativa; los de izquierda en la Democracia participativa
(mecanismos contenidos en el artículo 103 de la Constitución). La Democracia
participativa es una deriva de la representativa. En Colombia la Democracia
representativa es un constructo teórico que juega con el concepto de soberanía,
una vez elegidos los congresistas desenchufan a los electores y es muy difícil
desatornillarnos de la curul porque no existe la revocatoria, solo un régimen
de inhabilidades e incompatibilidades que saben sortear en los procesos ante el
Consejo de Estado. Y la otra, la democracia Participativa ha sido obstruida por
el rigor y complejidad para activar la participación del plebiscito(solo uno en
27 años, sobre la Paz, y errado; el referéndum constitucional (solo uno 2003, y
fallido); la revocatoria del mandato de alcaldes y gobernadores en un número
ínfimo y sin efectos para cambiar el poder local; el cabildo abierto (una burla
a los líderes municipales, en los
concejos municipales), la iniciativa legislativa popular (solo 3 leyes en 27
años). Y no existe revocatoria presidencial.
La forma de ascenso al poder de los populistas (las
elecciones), y la contemporización de los líderes de derecha con las
estructuras del poder, hace que se mantengan actuando en la formalidad
democrática. Esa formalidad construida por el derecho público (Constitucional,
Administrativo e Internacional), los entrampa en una maraña de normas tejidas
por los Congresos de la República anteriores que, impide el cambio del sistema
porque el reformismo gradual con actos legislativos no hace mella a la
estructura del poder oligárquico: la única forma de un cambio sustancial es a
través de una Constituyente que, usualmente impulsan los populistas de
izquierda. Los de derecha se mueven con los cambios en dosis de los actos legislativos,
reformatorios de la Constitución. Razón que explica las propuestas de
populistas de derecha para acomodarse y afianzarse acunándose en el
autoritarismo que van imponiendo con contrarreformas o de facto con medidas
administrativas durante el mando, coadyuvados a través de esos actos
legislativos (cambios menores de la Constitución); y los populistas de
izquierda con Asambleas Constituyentes para logar cambios de fondo que les
permitan prolongar el período. Los populistas de derecha encuentran en la Rama
Judicial un aliado porque con la interpretación jurídica dentro de las
sentencias de constitucionalidad los apuntalan para proseguir reafirmando el
poder cambiado.
El populismo de izquierda cuando llega al poder
es una forma de Gobierno dentro de un Estado, pero se mantiene dentro del mismo
sistema de derecho y allí quedan entrampados los dirigentes y el pueblo,
amplían la Democracia, pero no avanzan lo suficiente para remodelarla.
Democracias donde la única igualdad es ante la Ley: y esto es un espejismo del
positivismo. El enredo lo van creando las élites dominantes durante las
diferentes etapas de hegemonía, con la profusión de las normas del derecho. Se
legisla para mantener el sistema. Como lo explicó Marx: el derecho es un
instrumento de dominación de quienes detentan el poder. La Constituyente es la
única forma de variar las instituciones para hacerlas más flexibles. De cambiar luego el derecho que deriva de la
fuente principal.
El populismo es reformista pero no
transformador de la sociedad, ni radical: alivia la situación de la pobrecía,
pero no los saca de la pobreza y menos de su condición de clase. El populismo
en cualquiera de sus matices motiva la agitación política, es crítico
dependiendo de los temas que enarbole, da la sensación de cambio, pero el
aparato del Estado quedará igual sino se lleva a cabo un proceso destituyente y
constituyente. Las tres formas de cambiar un régimen o sistema político son: la
Revolución, el Golpe de Estado o una Constituyente.
Por: Alberto Ramos Garbiras. Magíster en
Ciencia Política Universidad Javeriana, PhD, Doctorado en Política
Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de
derecho internacional en la Universidad Libre.