El primero de julio ganó las elecciones en
México Andrés Manuel López Obrador (AMLO), había sido derrotado dos veces,
quedó atenazado entre los dos partidos mayoritarios, el Partido Revolucionario
Institucional(PRI) y el Partido de Acción Nacional(PAN) y quejas de fraude
electoral se presentaron, pero fue marginado del poder. La corrupción, la
pobreza y el avance de las mafias prosiguió durante los últimos 12 años. Fundó
un partido alternativo, Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), y se
presentó con una coalición llamada “Juntos Haremos Historia” (Morena, PT y
PES), con la que podrá gobernar desde
diciembre 2018. López Obrador, de origen izquierdista, ha sido calificado como
populista, y más ahora con la canalización multitudinaria que hizo para formar
la mayoría electoral. Podríamos analizarlo como un socialdemócrata,
progresista, con rasgos populistas, pero de ninguna manera como un demagogo.
La
segunda oleada populista en América Latina (1999/ 2018), vio aparecer el
neopopulismo socialista del siglo XXI, y otras formas de socialismo, surge a
partir de la profunda fracturación de la Democracia por el actuar voraz del
neoliberalismo privatizador de casi todos los servicios públicos que empobreció
a vastos sectores sociales.
En América Latina ha operado en los últimos 17
años que el populismo ha llegado al
poder y ejercen gobiernos progresistas de atracción(Lugo en Paraguay; Lulla y
Dilma en Brasil; Mel Zelaya en Honduras; Correa en Ecuador…), pero muchos de esos dirigentes populistas no
se toman el aparato del Estado para transformarlo, solo se desempeñan dentro de
ese sistema administrativo, no lo adaptan a otras formas o instituciones
nuevas, precisamente porque la institucionalidad oligárquica está montada desde
años atrás y no las pueden desmontar al quedar entrampados en el legalismo.
Reaccionan las élites desbancadas o destronadas, utilizan la justicia
supérstite para enjuiciarlos, judicializan la actividad política y regresan al
poder por la vía electoral. Ojalá a López Obrador, no le ocurra lo mismo porque
quedaría maniatado ante las viejas instituciones, necesita promover una
Constituyente.
El populismo es cíclico su aparecimiento se
registra porque las mismas clases hegemónicas se debilitan y sus castas corroen
el aparato del Estado perdiendo gobernabilidad y credibilidad, los partidos
políticos ya no representan al pueblo, se fractura el bloque dominante en el
poder, en esa clase de coyuntura, aparecen los dirigentes populistas. No
aparecen porque sean espontáneos, no, son las condiciones creadas por el mal
manejo de los gobiernos que han detentado y la malformación democrática. El
populismo brota porque los sistemas electorales (así sean rígidos o
defectuosos), permiten la competencia de partidos y movimientos políticos;
cuando los partidos formalmente establecidos funcionan bien, se vive una
“normalidad” democrática y electoral; cuando dejan de representar a vastos
sectores, aparece una nueva voluntad general que se expresa de manera
contrahegemónica, entonces la presión popular busca quien los represente, y
aparecen los populismos.
Así se puede explicar el triunfo de AMLO por la
pérdida total de credibilidad de la población en los dos partidos, el PRI y el
PAN. El populismo moderado y encuadrado en medidas constitucionales lo podemos
observar leyenda parte del listado de su programa: 1). Explorar la posibilidad
de una amnistía para combatir la delincuencia. 2). Elaborar un plan conjunto
(académicos, religiosos, organizaciones) para darle paz a México. 3). Invitar
al Papa Francisco para lograr la paz en México. 4). Ahorro de 500 mil millones
de pesos a través de recorte de sueldos, vender el avión presidencial y otras
medidas de austeridad. 5). Reformar el artículo 108 de la Constitución para que
el presidente en funciones pueda ser juzgado por delitos de corrupción.6).
Reducirse el sueldo a menos de la mitad de lo que gana el presidente Enrique
Peña Nieto.7). No utilizará los servicios del Estado Mayor Presidencial.8).
Aumentar el sueldo de maestros, enfermeras, médicos, policías, soldados y
marinos. 9). Cancelar la pensión a los expresidentes.11). No gastar más de lo
que ingrese al erario.12). Cancelar el servicio médico privado a los altos
funcionarios. 13). Revocación de mandato cada dos años. 14). Contemplar una
reforma para reducir legisladores y quitar a los diputados plurinominales. 15).
Sembrar en el sureste del país un millón de hectáreas de árboles frutales y
maderables. 16). Creación de 400 mil empleos en ejidos. 17). Salario mínimo del
doble al actual en la zona fronteriza.18). Dar subsidios para los productores
del campo. 19). Fijará precios de garantía a productos del campo.20). Producir
en México todo lo que consumimos. 21). Congelar el precio de la gasolina.22).
Vivienda asequible y bien localizada.23).Inhibir la expansión descontrolada de
las manchas urbanas y se fomentar la densificación en su interior.
Un analista político mexicano, Saúl Vásquez,
expresa dentro de un artículo publicado en la página Web FONDEA que, “El
populismo es una herramienta de constitución de un grupo político, más que una
ideología en sí. Es usada tanto por movimientos de derecha como de izquierda.
Según el mayor referente teórico del populismo, Ernesto Laclau, el populismo es
“una de las formas de construcción de la propia unidad del grupo… en consecuencia
‘el pueblo’ no constituye una expresión ideológica sino una relación entre
agentes sociales”[1]. Es decir, populismo es el recurso discursivo de referirse
al “Pueblo”. ¿Qué es el pueblo? Lo que el político define que sea. Es por ello
que para Trump o Le Pen su pueblo son los blancos originarios de Estados Unidos
y Francia ante la amenaza de los migrantes, mientras que para AMLO “Pueblo”
sería todo aquel que se enfrenta a la amenaza de “La Mafia en el Poder”. El uso
de esta relación dicotómica de Pueblo v. Mafia es constatable en el discurso
público de Andrés Manuel desde sus primeros textos”.
A AMLO no se le puede endilgar incapacidad
administrativa, fue alcalde de ciudad de México (DF) y llevó a cabo ajustes
económicos y política de austeridad, persiguió en serio la corrupción, saneando
las finanzas. Como Presidente asegura que rebajara las altas pensiones y
prebendas de los expresidentes; ya anunció que no usará el avión residencial,
ni la residencia oficial y disminuirá su propio sueldo. Está claro que su
mandato ara destacarse deberá diferenciarse de estos 18 años continuos respecto
a las acciones del PAN y del PRI.
Respecto
a las relaciones exteriores tiene un enorme desafío vecinal como no habría
ocurrido en los últimos 90 años porque México ha sufrido muchas afrentas desde
que en el siglo XIX le cercenaron o robaron el territorio, pero desde que
asumió Trump las afrentas han sido en seguidilla. El Sr Donald Trump,
presidente de los EEUU está persiguiendo a la población mexicana, intentando construir
un muro de infamia, endureció la política antiinmigración, separó de manera
infame a los niños de los padres latinos, y ha elevado los aranceles. Trump es
de estirpe populista de derecha, nacionalista, supremacista, xenófobo y
proteccionista del mercado nacional norteamericano. Toparse con un vecino así
deja entrever unas relaciones exteriores turbulentas, porque tienen una
frontera caliente, el narcotráfico no fue derrotado por Felipe Calderón, antes,
por el contrario, fue alborotado y los carteles aumentaron, lo mismo la
penetración de las autoridades y el debilitamiento institucional. AMLO es de
estirpe populista de izquierda, cree que la Democracia puede ampliarse y
modernizarse con sus propuestas, pero también es nacionalista y no va a dejar irrespetar
a sus connacionales. Enrique Peña Nieto, como presidente actual, no salió bien
librado de esta puja internacional, y ello seguramente afectó al electorado de
su partido en las recientes elecciones.
[1] Laclau, Ernesto. La Razón Populista, Fondo
de Cultura Económica. Pp.97
Por: Alberto Ramos Garbiras. Magíster en Ciencia Política Universidad
Javeriana, PhD, Doctorado en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de
Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la Universidad
Libre.