Desde noviembre 13 de 1985, la palabra Armero
se convirtió en Colombia en sinónimo de tragedia. Una rápida revisión a estos
hechos nefastos de la naturaleza, casi que así lo demuestran: Terremoto de
Tunjuelo (año 1644); Terremoto del Virreinato de Nueva Granada (año de 1785);
El terremoto de Cúcuta (año 1875); El terremoto de Tumaco ( año de 1979);
Terremoto de Popayán (año de 1983); La tragedia de Villatina (año de 1987); La
sequía o “apagón de Gaviria” (año de 1992); El terremoto de Armenia (año de
1999); La tragedia de Girón (año de 2005); La tragedia de Belalcázar (año de
2008); La temporada invernal en Colombia (años de 2010 y 2011); La tragedia de
Salgar (año 2015); Tragedia de Mocoa (2017).
La tragedia de Armero: Ocurrió el 13 de
noviembre de 1985, cuando aproximadamente a las 11:30 pm, una avalancha del río
Lagunilla, ocasionada por la erupción del cráter Arenas del volcán nevado del
Ruiz, borró del mapa a la población de Armero, y dejó un saldo aproximado de
unos 25.000 muertos, 20.611 damnificados y heridos, muchos de ellos mutilados y
gravemente afectados psicológicamente, e incalculables pérdidas económicas. Ha
sido la tragedia de mayor magnitud en la historia de Colombia.
La temprana mañana de ese luctuoso día las
noticias de los medios de comunicación dejaron aterrado a todo el mundo: un
aviador de Venadillo, desde una avioneta de fumigación, quien madrugó a
realizar su oficio en los ricos prados algodoneros y arroceros del Tolima, vio
con sus propios ojos esa imagen terrible de la catástrofe cuando sobrevoló el
municipio de Armero y solo encontró un valle desolado por el barro y la
desilusión y algunas construcciones derruidas que en efecto probaban que allí
en ese sitio había existido hasta el día anterior.
Es tan alto el significado de la tragedia de
Armero y especialmente las enseñanzas que le deja a los colombianos de todas
las edades, que cualquier argumento cinematográfico serviría para contarla:
aquí se utiliza uno muy usual, sobre el cual gira la película hasta el final
desastroso, como es el de una pareja joven que no puede tener hijos y hace lo
que puede para tenerlos. Una estilista y un mecánico, que es también recolector
de algodón y que sirven de muestra a la sociología propia de las poblaciones
pequeñas de Colombia, en donde se mezclan la picardía, la amistad, los
secretos, las premoniciones, la solidaridad y las necesidades cotidianas de los
parroquianos.
Lo que realmente la hace importante es el
mensaje nacional sobre varios hechos relevantes de lo que representa una
tragedia ocasionada por la naturaleza en nuestra idiosincrasia colombiana y que
se ven en la cinta y también de aquellas circunstancias de la época que no
aparecen. Si se fijan posteriormente, si falla cualquiera de estos, es muy
difícil dar manejo a los excesos peligrosos de la naturaleza, llámense
terremotos, avalanchas, inundaciones, sequias, derrumbes, vendavales, incendios
explosiones, etc.
Los políticos: Incluyen al Alcalde,
senadores, representantes a la cámara. Fueron culpables todos por su
negligencia criminal: Desde octubre de 1984 se había advertido de una eventual
erupción; cuando se presentaron fumarolas en el volcán nevado del Ruiz, clara
evidencia de lo que se gestaba. Fue una tragedia anunciada, que sirvió para que
la toma del Palacio de Justicia, ocurrida la semana anterior, el 6 de
noviembre, pasara a un segundo plano en las noticias. En la película, los
políticos de mayor jerarquía pronunciaron frases como estas, cuando conversan
todos ellos después de que el político sensato presenta el informe de técnicos
extranjeros quienes hicieron el seguimiento a la evolución del volcán, durante
10 meses:
Se muestra la instalación de una estación
sismológica y un grupo de expertos trata de tomar precauciones y establecer
alertas, pero con falta de continuidad y seguimiento apropiado. Y elaboraron un
mapa de riesgos, , pero no tenían expertos en conocimiento y reducación del
riesgo Fueron 10 meses de monitoreo al volcán, en octubre de 1984 e volcán
inició su actividad, desde 1845 no presentaba este comportamiento el volcán.
Colombia estaba lejos todavía de poseer una legislación sobre riesgos y
desastres. Había un vacío normativo por lo tanto una ausencia de regulación del
riesgo y por ende de previsión y certeza científica para tomar decisiones.
En
otros países desde ante de 1985 ya funcionaba la relación desastres y derecho.
En Colombia después del desastre de Armero solo 3 años después se expide la Ley
46 de 1988 para atender eventos similares, nacieron los CLOPAD y se aumentó el socorrismo
, fortaleciéndose la Defensa Civil, La Cruz Roja, los bomberos, los Boy Scouts;
pero resultó ser una legislación socorril con ausencia de cientificidad para el
conocimiento del riesgo, la reducción y la previsión quedó anclada en la
atención de los desastres, hasta que en el año 2012, luego del desastre
diluvial del fenómeno climatológico la niña del 2010/ 2101 que inundó la mitad
del país se expidió la Ley 1523 que creó el sistema nacional de gestión del
riesgo y se fundó la UNGRD , con una capacidad económica para actuar
inmediatamente y con la estructuración de una planta de expertos y científicos
que han atendido eficientemente
desastres como el de Salgar y el de Mocoa,
han previsto y evitado otros desastres por deterioros que se han controlado
y reducido. Este sistema de instituciones y de actuaciones debe vincularse al
Sistema nacional ambiental, aunque en algunas corporaciones autónomas aún no han entendido como se debe actuar
porque tampoco aplican las reglas de adecuación al cambio climático, así sin
protección de los ecosistemas terrestres
acuático, sin atender las instrucciones del SISCLIMA, las medidas
adoptadas por el Ministerio del Medio Ambiente, y las recomendaciones de la ONU
tomadas en el COP 21 de París, dan palos de ciego al no adoptar medidas serias
y complementarias con otras autoridades .
El género cinematográfico con el que se puede
clasificar esta película es el de
catástrofe con un alto componente de
cine ambiental, pero la realización se desvía al género dramático/familiar.
Armero es una película de bajo presupuesto, realizada con austeridad y decoro,
pero no impacta y se pierden recursos que se hubiesen podido utilizar como los
archivos fílmicos, tomas de la tragedia de corresponsales nacionales y
extranjeros e imágenes de archivo de los noticieros, pudiendo realizar una
fusión entre el cine argumental y el documental, que algunos directores de cine
ejecutan para lograr más realismo.
Esta película tiene problemas en la
narración, se diluye casi en la primera mitad del metraje al detenerse
demasiado mostrando el acercamiento, enamoramiento y aspectos personales de la
pareja protagonistas(Omaira y Ramiro), y en los aspectos que muestran los
intentos, el esfuerzo de ella para poder quedar en embarazo, se realizan escenas
con una hechicera que la lleva a un acto chapucero de purificación y a la
prescripción de un “medicamento”, un brebaje que la deteriora después; y
escenas de Ramiro como recolector de algodón en jornadas agotadoras; la pareja
quiere procrear pero el director se extiende en detalles como una prioridad,
eso está bien, pero se sale del tema central: el desastre. El director trató de
armar un eje narrativo para llevar el filme desde la óptica de la pareja, pero
se extendió y diluyó en los detalles intimistas/familiares, perdiendo tiempo
para avanzar en una película de catástrofe que es un género serio y complejo
como lo hemos visto en películas de corte internacional, para citar unas pocas,
Terremoto, infierno en la torre, Un día después, Lo imposible, la luz del día,
Armagedón, Impacto profundo, el Núcleo, Terremoto: la falla de San Andrés,
Volcano, Avalancha, y otras; en cambio, esta película colombiana se ralentiza o
lentifica la acción, quedando con muchos planos sin vigor.
La ignorancia de la comunidad: Quizás es el
peor factor negativo de la tragedia, pero más bien como consecuencia y no como
causa de la misma. La rutina y la ignorancia de la gente de los pueblos les
genera una confianza peligrosa, como bien se muestra en las escenas del billar
del pueblo y en la creencia de que el volcán estaba muy retirado de Armero. No
fue suficiente que en el día trágico, cayera sobre Armero un manto descomunal
de ceniza sobre las calles y todas las construcciones e incluso sobre los
sembradíos de algodón. Ni siquiera Petra, la bruja del pueblo pudo vaticinar la
desventura, pues como cosa rara la gente del pueblo nunca hace consultas sobre
las desgracias que puede ocasionar la naturaleza, no hace parte de su lógica
primaria de vida.
Mensaje final: Si usted amigo lector hace una
simple y rápida reflexión con esta educativa película, debería exigir en su
territorio que exista un plan municipal de gestión del riesgo y una estrategia
de respuesta a las emergencias como condición fundamental para que estas
tragedias no ocurran o si ocurren no
tengan mayores consecuencias negativas. Véala en familia y difúndala con sus
vecinos. Seria además un buen ejemplo de cultura ciudadana como prevención de
los desastres en Colombia.
Alberto
Ramos Garbiras | Fue columnista de cine del periódico El País durante 10 años;
realizó estudios de historia del cine en Suecia (1982) y edición
cinematográfica en España (1983), becado por FOCINE y el ICETEX-.
Ernesto Pino Londoño | Economista, con
especialización en marketing social. Miembro del CPE Centro de Pensamiento
Democracia y Postconflicto. Coautor de otros artículos de cine, como “Todos tus
muertos” y “el soborno del cielo”, “La mujer del animal”, publicados en el
semanario Caja de Herramientas.
Ficha técnica:
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Escrita y dirigida por Carlos Mantilla
Actores principales:
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Omaira: Juliet Flórez
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Ramiro: Benjamín Herrera
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Juaco: Edgar Rojas
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Sacerdote: Walter Ardila
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Leopoldo (el piloto): Jaime Serrano
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Betty: Damaris Esparza
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Carmen: Aida Morales
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Bruja Petra: Norida Rodriguez
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Políticos: Toto Vega, Mauricio Figueroa, Alejandro Buenaventura,
Humberto Arango.
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Alcalde: Omar Duran