La segunda guerra civil en la que participó
Jorge Isaacs fue la denominada históricamente la guerra por las soberanías que,
se desenvolvió entre 1859 y 1862. Tenía 22 años y fue reclutado para defender
el gobierno general del Presidente conservador Mariano Ospina Rodríguez, que
orientaba un Estado federalizado llamado Confederación Granadina, Estado que se
venía configurando desde 1855 con Actos Legislativos que crearon 8 estados
federales (Panamá 1855, Antioquía 1856, Santander 1857 y luego en el mismo año,
Cauca, Cundinamarca, Boyacá, Bolívar y Magdalena. Esta forma de orden
territorial generaba poderes indirectos sobre el gobierno general, una especie
de autonomía territorial que fortalecía a los caudillos agrarios regionales y a
otros estamentos; existían entonces 8 gobernantes regionales elegidos y un
presidente general.
La
guerra civil se desató por el ejercicio de las soberanías regionales con mayor
alcance rechazando órdenes del centro. El concepto de soberanía popular
insertado en nuestro constitucionalismo de 1821 por vía derivada (Francia), aún
no había sido digerido por los juristas republicanos, ni el modelo federal, tampoco.
Si uno observa la Constitución de 1858 y compara las 23 facultades del
presidente general en el artículo 15, respecto a las facultades del artículo
43, ve un paralelismo y hasta una confusión, lo cual conllevó al
envalentonamiento de los caudillos agrarios para tener más poder. Esta guerra
fue un pugilato entre funcionarios públicos regionales armados contra los
funcionarios del gobierno en Bogotá, o sea una guerra atípica entre
burocracias, combinada con disposiciones normativas utilizadas como complemento
de la confrontación para dominar, prohibir, entrabar o sojuzgar.
Este
ordenamiento territorial se volvía difícil de manejar desde Bogotá porque las
comunicaciones eran precarias entre el centro y las periferias, comunicaciones
engorrosas en lo terrestre, fluvial y telegráficas: entonces la inmediatez para
la transmisión y toma de decisiones eran lentas. Por esta razón los poderes
regionales eran fuertes en sus zonas. Fernán González, expone que,” … la vida
social se concentraba en torno a ciertos núcleos o circuitos económicos
coloniales y la existencia hacia adentro de “espacios vacíos”, además de la
debilidad del mercado interior y del lento desarrollo de la economía monetaria,
fortalecía el papel de los poderes regionales y desalentaba política y
económicamente la expansión del dominio estatal” (González, 2002).
El concepto de soberanía como componente del
Estado al no ser un estado centralista no lo pudieron manejar, esta dualidad en
medio de un federalismo sin solidez entrabó la formación del Estado nacional
que, aún se debatía entre los remanentes coloniales de dominación española, las
estructuras feudales en el campo con limitantes para una reforma agraria que
diera acceso a la tierra, y los remantes del esclavismo abolido en 1851 pero
continuaba la discriminación de los afrodescendientes que se expresaban
inconformemente: la hacienda republicana seguía comportándose como la hacienda
colonial(grandes extensiones de tierra o fraccionamiento de fincas desmembradas
de las iniciales encomiendas.
Esta guerra civil de caso 3 años afectó a
muchos propietarios que vieron saqueadas sus propiedades, abandonaron la
dirección de las haciendas por la violencia rural creciente y la
improductividad ocasionó crisis financiera. Sumado a ello debían pagar mano de
obra agraria porque los esclavos habían sido manumitidos. Jorge Isaacs
prácticamente fue instrumentalizado en esta guerra sin ser funcionario público
ni de convicción conservadora, en mímesis a la militancia de su progenitor, al
ver como se radicalizan los liberales hacia un federalismo más garantista y
funcional, hacia una sociedad menos excluyente, él se va inclinando por un espíritu
libertario que lo llevará a su cambio de mentalidad.
Por:
Alberto Ramos Garbiras.