Para
entender las formas del populismo podemos acudir al ensayo de Paula
Biglieri(1), a partir de dos conjuntos de teorías sobre el populismo, acudiendo
al menos a doce autores: Germani, Di tella, Murmis, Portanteiro, Cavarozzi, O
Donell, Worseley, Canovan, Arditti, Laclau… No toda forma de populismo es
deleznable, rechazable o mala, hay que saber diferenciarlas para no caer en la
total confusión.
Cualquier
forma de populismo se caracteriza por la manera de girar todo alrededor de un
líder exaltado, utilizando un lenguaje confrontacional, porque él lo quiere así
y detrás están los ad-láteres, estos van a usufructuar en círculos ése poder en
un segundo nivel, otros ocultos; y porque el pueblo, en ese momento, ya no cree
en nadie, más por la saturación de la situación nacional y malas experiencias,
o por el descrédito respecto de lo que ha pasado con los gobiernos anteriores.
El
populismo con el conjunto de propuestas elaboradas para criticar al gobierno de
turno logra enardecer a la gente y cambiar el ánimo. Los indispone y hace
brotar la rabia. Es un asunto de psicología de masas. El desencanto por el
gobierno que no los satisfizo y el desencanto respecto a los partidos
políticos, facilitan el surgimiento del líder populista. El sistema democrático
sigue siendo hasta ahora el preferido, pero ninguna Democracia es perfecta.
Entonces, mientras se encuentren instituciones que funcionen se deben extender
programas de bienestar social e ir cerrando las ventanas de la corrupción que
debilitan el funcionamiento del Estado.
El
populismo es un aparataje montado para la agitación política y luego al ganar
las elecciones, institucionalizado por quien quería llegar al poder por una vía
distinta al funcionamiento formal de los partidos políticos reconocidos en ése
país; llegan por fuera de los partidos políticos como outsiders o camuflados
dentro de una formación política, o saltándose las filas de espera de las
nominaciones presidenciales. O surge el líder de un partido político establecido
y desborda las reglas de la competencia para sobresalir, ganar la nominación en
el juego de los precandidatos y ascender, desembozando luego el discurso
populista que le permitirá atraer simpatizantes y adeptos. Al lograr concentrar
el poder, el líder populista comienza a desarmar piezas de la Democracia para
lograr permanecer en el ejercicio del mando, o contrarrestar a la oposición que
le resulte.
Hitler
llegó al poder por la vía electoral agitando rasgos populistas, promoviendo el
nacional-socialismo, identificando un enemigo externo(los judíos), resaltando
la grandeza de la raza aria/germana, utilizando la demagogia, invocando la
necesidad de armarse para defender la nación, etc. Pero ocultó su fin último:
el totalitarismo. Para Hitler el populismo fue una línea de acción, un
trampolín, para llegar a la otra modalidad que quería implantar: el
totalitarismo. Ya dentro del Totalitarismo tampoco cabe ningún intento
populista, por la rigidez del sistema. El populismo no brotará del
totalitarismo; Hitler llegó a él a través del populismo que, es distinto, o
desde el populismo como señuelo o táctica. Pero con el totalitarismo
consolidado no habrá populismo, sino fuerza brutal estatal desplegada y
violación total de los derechos humanos contra los opositores.
Las
protestas globales desde el año 2011, los reclamos masivos de los indignados
internacionales en las calles, los plantones y acampamientos de los últimos 5
años, no tienen que ver con la esencia del
populismo. Las razones y causas han sido otras. Esas protestas buscaban
que cesara el poder en los países de los levantamientos, y se produjera un
relevo, Las causas se encuentran en la actitud despótica de las gerontocracias
del norte de África, o en los abusos bancarios del centro de Europa, o en la corrupción
de los partidos políticos en el poder, etc. Buscaban esas protestas globales o
locales la corrección del poder, que cesara el abuso de autoridad, o pretendían
la modificación de unas políticas públicas, se hicieron con varios líderes de
sectores sociales y la convergencia de movimientos sociales.
En
cambio estos populismos que rebrotan desde el 2015 son formas de neopopulismo
conducidos por un líder independiente o desde un partido político de derecha,
líder que agita a la p oblación buscando votos contra una situación que atrae
el descontento, como el Brexit, o lo hacen buscando la elección presidencial
con un programa nacionalista o islamofóbico. No se inician propiamente con una
protesta callejera sino con una organización que luego se convertirá en partido
o movimiento político. Van contra la globalización, son xenófobos,
proteccionistas, patrioteros,…
El
socialismo es un sistema político con estas particularidades, pero pueden
surgir algunos rasgos del populismo o acciones populistas para apuntalarlo, en
el desarrollo del socialismo. Hugo Chávez lo hizo y fue moldeando el socialismo
del Siglo XXI con la mezcla del pensamiento bolivariano. Llegó al poder montado
en una onda populista contra dos partidos deteriorados (Adecos y Copeyanos), para
construir ese nuevo tipo de socialismo, y se sostuvo con ese modelo. Su
sucesor, Maduro, extremó las medidas, se desprestigió y acudió al autoritarismo
y alteración de los canales democráticos, distorsionando el populismo
implantado por Chávez.
Como
lo explicó Emmanuel Kant en su ensayo “Qué es la ilustración”, el advenimiento
de la Democracia significó “la salida del hombre de la edad de la minoría para
convertirse en un adulto capaz de pensar por sí mismo”. La salida del
oscurantismo, de las imposiciones, de la edad media en ese enmarañamiento de
tinieblas, para pasar a una etapa de discernimiento de las cosas, donde la
verdad pudiese conocerse. La edad media estuvo atravesada por tiranías,
pequeños reinos despóticos, guerras entre principados; la religión y los dogmas
esparciéndose, la inquisición como parte de la justicia, y la teocracia como
aparataje de sostenimiento de los Reyes. Las revoluciones burguesas, la
ilustración y el contractualismo permitieron el aparecimiento de los
Estados-Nación, el surgimiento de las democracias, y por ende el fin de los
dogmas y las mentiras. Pero hoy volvemos a ver una alteración de las
democracias por la utilización de las mentiras de manera desembozada, la
manipulación de las instituciones, la alteración del equilibrio de poderes, y
la extensión del populismo bajo
diferentes formas para atraer sectores del pueblo, buscando confundirlos
y adscribirlos a proyectos políticos personalistas, aprovechando el deterioro
de los partidos políticos que no cumplieron las expectativas o se apoderaron
del aparato del Estado y se corrompieron.
Si
la verdad y la razón son inherentes a la Democracia en oposición al dogma y a
las imposiciones de los gobiernos medievales; hoy la gravedad del problema está
en el deterioro de las democracias que, han sido usadas continuamente por
élites, castas y cúpulas de los partidos políticos, han entronizado las
mentiras y prácticas corruptas, desviando la función pública y desgastando la
Democracia hasta llevar a los gobernados a la incredulidad por los procesos de ilegitimidad sucedidos. Entonces
reaparecen los populismos dentro del pluralismo de los sistemas democráticos y
unos desde la izquierda, tratan de reconducir a la nación hacia la recuperación
de los valores: en España el partido Podemos y en Grecia, Syriza. Otros
populismos desde la derecha tratan de cambiar el rumbo de la política montados
en las distorsiones flagrantes (Trump, en EEUU; Forage y Jhonsson, en el Reino
Unido, con el Bréxit; La señora Le Pen en Francia, etc), para crear partidos o
fortalecer partidos que no han podido triunfar pero se abren paso con la
xenofobia, la islamofobia, el nacionalismo, la supremacía racial, etc, buscando
el relevo en el poder.
(1)Biglieri Paula. “Nueva
conceptualización sobre el populismo en América Latina”. Ensayo publicado
dentro del libro: “La democracia en América Latina” (partidos políticos y
movimientos sociales). Editorial Homosapiens. Argentina, 2008
Por: Alberto Ramos Garbiras| Abogado con especialización
en Derecho Constitucional de la
Universidad Libre Seccional Cali; Magíster en Ciencia Política, Universidad
Javeriana, PhD, Doctorado en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de
Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la Universidad
Libre y derecho constitucional en la Universidad Santiago de Cali (USC) .