Los
populistas de derecha se han beneficiado de los avances digitales para difundir
mentiras, calumnias, distorsiones y bulos contra políticas públicas que tienen
inconvenientes de consolidación en un país. Atacan a los gobernantes por las
redes sociales, difunden generalidades sin soporte científico ni teórico y
crecen el malestar: así sucedió con el Brexit en el Reino Unido para lograr el
retiro de la Unión Europea y así sucedió con el triunfo de Trump en los EEUU.
Surgiendo de esta manera una nueva clase dirigente impreparada para el manejo
del Estado.
Boris
Johnson, uno de los líderes del Brexit, hoy Ministro de Relaciones Exteriores,
confunde a Turquía con Egipto. Donald Trump no distingue entre ser musulmán y
ser islamista. No sabe de política internacional ni de la administración
pública. De sus frases se desprende que es un zafio, inculto en la mayoría de
los temas, un derechista que puede aumentar el desorden mundial.
Lo
del Brexit, Trump y el plebiscito en Colombia, son una muestra fáctica de cómo
la Democracia es afectada por las mentiras, la manipulación, generando
confusión y desviando la conducción del poder. Así el poder cambia, lo cual
podría ser saludable para el arribo de otros dirigentes o la formación de una
nueva clase política; haciendo el relevo; pero si los que ganan son populistas
irresponsables o derechistas radicales, el pueblo va a perder más.
Los partidos políticos con las expectativas
del pueblo que los apoya también son responsables del surgimiento de nuevas formas de populismo. En el caso de
Donald Trump, un tránsfuga y saltarín del bipartidismo norteamericano,
prácticamente se deslizó hacia el partido republicano sin ser ya un miembro
activo y logró la nominación presidencial en las primarias, contra más de 10
aspirantes y contra la voluntad de prestantes republicanos reconocidos y
saliéndose de los esquemas programáticos de ése partido. El discurso populista
de derecha atrajo a los desencantados de los dos partidos tradicionales de EEUU
y a los arruinados económicamente.
El
partido derechista Ukip liderado por Nigel Farage y el señor Paul Nuttall se
“creció” por el triunfo del referéndum sobre el Brexit, en la práctica fue un
plebiscito; y en efecto los dos partidos fuertes (Laborista y el
Conservador) se debilitaron. Los dirigentes del Ukip utilizaron la difusión de
consignas a través de las redes sociales animando por la salida (leave) de la Unión Europea (UE), con
exageraciones, distorsiones y mentiras; el enfoque dado fue el de una
independencia y liberación de las cargas que implica la pertenencia y una
exageración de los males por la permanencia. Ese es el estilo del neopopulismo
nacionalista. La Democracia se debilita pero también se debe a un
adormilamiento de los dos partidos fuertes y a la falta de nuevos programas de
incorporación a los golpeados por la crisis.
El
electorado joven, los estudiantes y profesionales votaron por la permanencia
(remain); el electorado de mayor edad, los sectores golpeados por su posición
económica y trabajadores afectados por la inmigración, votaron por la salida.
El líder de la derecha, el señor Farage manifestó que, “ quiere usar la
plataforma y el modelo de campaña hecho para ir más allá del Ukip y crear una
nueva fuerza política que capte por igual a los desencantados del Partido
Laborista y del Partido Conservador". Cuando se refiere a desencantados
trata de abarcar a los excluidos y golpeados salarialmente, es decir al
precariado.
Se
registró en el Reino Unido una fractura de las élites respecto a la opinión
pública, al electorado de base y ante los ciudadanos no militantes. Lo mismo
ocurrió en EEUU, tanto demócratas como republicanos descuidaron a inmensos
sectores del electorado y el populismo de Trump captó a los desencantados, a
los obreros, a la clase media que ha perdido capacidad de compra, a los
nacionalistas, a los xenófobos, etc,
Uno
de los factores que han pervertido y
degenerado la política es la mentira. El engaño, el ardid con el uso del
lenguaje siempre se ha utilizado para inducir al otro en el error haciéndolo
equivocar o quitándolo del lugar, el espacio de poder, disminuyéndolo en la
competencia. La mentira como táctica para ganarle al otro o quitarle lo que
tiene. Lo mismo sucede dentro de la guerra: se difunden mentiras para hacer
equivocar al contrincante. Recordemos que la guerra también es una vía para
hacer política.
Algunos
cínicamente han dicho que la política es el arte de mentir. Con ello desconocen
la ciencia política. Como la desconocen los charlatanes y repentistas que se
lanzan a los cargos públicos de elección popular sin saber nada. Y otros han
afirmado que la política es el teatro para el despliegue de la mentira. Otros
actúan con mentiras o ardides para alcanzar lo que desean y después incumplen
los pactos. Usualmente la mentira se había utilizado dentro de la política para
inducir al otro, al competidor, engañarlo o para prometer algo posible de
realizar, y luego no cumplir por razones ideológicas, compromisos con otros
partidos o por intereses económicos.
Por: Alberto Ramos
Garbiras. Politólogo de la Universidad Javeriana, profesor de derecho en la
Universidad Libre