Texto de Alberto Ramos Garbiras (*)
La novela de García Márquez, llevada a imágenes
audiovisuales por la productora Netflix ha despertado la curiosidad de muchos
por volver a mirar y releer la obra literaria, o leerla por primera vez. Una
realización de 8 capítulos dentro de la primera temporada. Revisé la edición de
Alfaguara del año 2007, avalada por la Real Academia Española, con 480 páginas.
Si miramos el fin del capítulo 8 en la adaptación equivale a la página 170 de
esta edición mencionada. Podría calcularse que para culminar la novela pueden
hacer dos temporadas más de esa extensión. Pero concentrémonos en lo que hasta
este momento está terminado y grabado a disposición de los usuarios de Netflix.
Los herederos del premio nobel aceptaron esta producción, Gabriel García
Márquez, fue renuente para admitir que esta novela se llevara al cine.
Habiendo sido
crítico de cine, aceptó que otros de sus libros fueran convertidos en guiones y
películas, y fue un cinéfilo irredento. El sabía que adaptar una novela era un
trabajo artístico arduo. Pero la densidad de Cien años de soledad, con
muy pocos diálogos, era más complejo porque se deben extractar partes narradas
o descritas e imprimirle la puesta en escena. El resultado de estos 8 capítulos
es satisfactorio, decoroso e ilustrativo. No mutilan lo esencial y dejan los
hechos narrados con acierto para describir las circunstancias e ir avanzando en
ese mundo garciamarquiano nutrido por la realidad, los hechos exagerados, las
costumbres ancestrales, las abusiones, supersticiones, los gitanos y su
trasegar; las comunidad indígena Wayuú
legada a un pensamiento mágico y la ignorancia que lleva a deducciones
lógicas o erráticas, pero ese fue el imaginario de los primeros pobladores de
Macondo que, en el fondo recoge el pensamiento original de todo Colombia, y
sigue hoy así: Un país lleno de encantos, donde la gente se rige por aforismos,
con mucha población agorera, repentistas y osados. Y la violencia subyace en
todas las etapas.
Cien años de soledad es una novela con varios géneros mezclados,
con múltiples aspectos, pero básicamente esta basada en hechos ocurridos en
Aracataca y en poblaciones de la costa Atlántica, alrededor de la ciénaga, sin
ser una novela histórica, transforma los hechos reales al realismo mágico, es
un cuadro de costumbres, tiene elementos religiosos, esotéricos, políticos y
eróticos. Macondo es un nombre dado a Aracataca, y en la narración se convierte
en lo que puede haber ocurrido en cualquier parte del país en las fases de
colonización. Y sin ánimo de exagerar, Macondo podría mirarse como la microhistoria
de Colombia, su fundación, convulsiones, conspiraciones, organización
administrativa y la violencia como forma y método para resolver los conflictos.
El entramado de personajes provenientes de la familia
Buendía proporciona un árbol genealógico que confunde a cualquiera sobre todo
por el uso de los homónimos. A manera de ejemplo para evaluar su transformación
y desempeño, tomemos al segundo hijo de los fundadores, José Arcadio Buendía y
Ursula Iguaran (además eran primos), Aureliano, el segundo hijo de los
fundadores de Macondo, también fue recibido con temor por Ursula debido a la
superstición y premonición fatal que le habían inoculado en su mente (por ser
primos), de tener hijos defectuosos como iguanas con cola de cerdo. Por esa
superstición Ursula durante un año eludió tener relaciones sexuales con su
esposo y lo evitaba usando “un pantalón rudimentario que su madre le fabricó
con lona de velero y reforzado con un sistema de correas entrecruzadas, que se
cerraba por delante con una gruesa hebilla de hierro”.
García Márquez, entre los narradores de su infancia y
adolescencia sobre historias de la Costa Atlántica, tenía a su abuelo que
participó en la guerra civil de los 1.000 días, bajo las órdenes del
coronel Rafael Uribe; el abuelo le narró la vida de Uribe Uribe,
dirigente liberal antioqueño que estuvo al frente de batallones guerrilleros
liberales enfrentado a la dirigencia de La Regeneración Nuñista. Rafael Uribe
participó en las últimas tres guerras civiles del siglo XIX, la guerra civil de
1885, la guerra civil de 1895 y la de los mil días (1899). En la vida real la
guerra de 1885 se originó por el proyecto centralista de Rafael Núñez y la
exclusión del partido liberal de la administración pública, más visible durante
1884 y 1885; la guerra de 1895 por los 10 años adicionales del acorralamiento
de los regeneracionistas contra los liberales-Radicales. Núñez formó un partido
político nuevo, el partido nacional, con conservadores y liberales disidentes.
La guerra de 1899 tuvo varias causas: las altas tarifas del transporte, los
productos de exportación se arruinaron, el salario de los trabajadores no
subía, los precios de los víveres ascendían, las poblaciones aisladas por falta
de vías de comunicación, etc. En la novela se resalta el fraude electoral del
Corregidor Apolinar Moscote, un funcionario mediocre, pusilánime y sectario que
tomaba medidas arbitrarias como decomisar cuchillos para demostrar que los
liberales se estaban armando; las imposiciones del partido conservador para
hacer pintar las casas de azul, cambiar
hábitos y costumbres, esas medidas crearon la inconformidad, etc.
García Márquez le contó a Plinio Apuleyo en esa larga
entrevista publicada dentro del libro El olor de la guayaba, que se
inspiró en la vida de este dirigente liberal para construir la personalidad de
Aureliano Buendía. En la novela se dice que fueron casi 20 años y si contabilizamos
los espacios sin batallas entre una y otra de las guerras se puede verificar
que fueron 17 años, pero Uribe Uribe también cuando tenía 18 años estuvo en la Guerra
por las Escuelas, una guerra religiosa registrada en 1876 durante el
gobierno de Aquileo Parra. Guerra impulsada por el partido conservador e
insuflada por la iglesia católica que no admitía la libertad de cultos
contrariando el mandato de la Constitución de 1863.
Las tres guerras en la novela son narradas sin pausa y
sin explicaciones de cada una frente a los hechos reales; y la producción
audiovisual estrecha más la descripción de lo realmente sucedido: Así trabajan
las elipsis (pasos del tiempo), para abreviar la extensión de lo filmado o
grabado, pero o rompen el impacto de esa violencia desencadenada.
En el siglos XIX Colombia vivió 8 guerras civiles y al
menos 35 guerras locales, todas con el componente partidista de la lucha entre
liberales y conservadores, con otros ingredientes para cada guerra: la libertad
de los esclavos, el federalismo o el centralismo como orden territorial, las
negadas reformas agrarias, el proteccionismo mercantil, los caudillos agrarios
como élite militar buscando afianzar el poder regional, las reacciones de los
artesanos, la iglesia insuflando o animando a los terratenientes y reclamando el monopolio en el manejo de la
religión, el despojo por los conventos, las soberanía territorial. El universo
garciamarquiano comprime todo en los hechos de finales del siglo XIX, pero la
violencia siguió en el Siglo XX y esta presente en el siglo XXI. Acertó García
Márquez, describiendo esa práctica violenta para solucionar las reformas del
Estado, las controversias y los apetitos políticos de las élites.
La actriz Marleyda Soto, se consagró aquí como una actriz
talentosa, desempeña el papel de Ursula Iguaran, en la edad adulta y en la
vejez (Susana Morales hizo el papel de Ursula joven). Soto es profesora de la
Universidad del Valle, tiene formación actoral y literaria, había actuado en 6
largometrajes, entre ellos El Doctor alemán, Perro come perro y La tierra y
la sombra. La actriz logró caracterizar a la fundadora de Macondo que verá
crecer una familia con conductas díscolas, un marido anarquista imbuido por los
asuntos mágicos que le trasmitió Melquiades, el gitano. Una hija Amaranta, rencorosa
por la competencia amorosa en la disputa por el músico-galán italiano Pietro
Crespi; se vio impelida criar y educar los dos hijos de Piedad Ternera,
concebido uno con su primogénito (José Arcadio Jr.) y el segundo hijo, con Aureliano
Buendía. Otra persona incorporada abruptamente a la familia fue Rebeca (Laura
Grueso/Akima), que come tierra y cal y carga una bolsa con los huesos de sus
padres. Ursula de madre a matrona, de fundadora a guía y autoridad local sin
nexos gubernamentales, Madres del rebelde que enfrenta al gobierno y al partido
conservador (al morir Núñez, el Sr Miguel Antonio Caro, conservativa el país), y
otros roles que complementan su liderazgo forzoso ante la enfermedad de José
Arcadio.
Fernando Cruz Kronfly,
abogado, novelista, PhD en literatura de la
Universidad del Valle, explica que, “Cien
años de soledad” no es cualquier novela. Es una obra literaria asombrosa
para nuestro tiempo, cuya virtud más significativa consiste en configurar
un campo literario en el que domina la racionalidad mítica, la
conciencia mítica (Palencia-Rhot) y, a la vez, el pensamiento mágico y la
lógica agorera. Campo, ligeramente en el sentido de Pierre Bordieu, aunque en
el presente caso no un campo sociológico sino un campo literario. Este campo
literario debe ser conservado y exige ser respetado, ya sea por la adaptación
cinematográfica o por la serie televisiva, según sea el caso. Siempre dando
libertad y licencia a la utilización autónoma de todos los recursos y los
signos que cada género demanda.
La grandeza de esta
novela de Gabo, radica precisamente allí: en el campo que configura en
términos simbólicos y lingüísticos. Esencial a este campo, como acaba
de escribirse, es el magistral uso del lenguaje de apoyo al “núcleo-corazón” mítico,
mágico y agorero. Hasta el punto de que, ese lenguaje es el que en últimas crea
el campo. Todo esto, en su conjunto, configura lo que me estoy permitiendo
denominar campo literario o centro-corazón en “Cien años de
soledad” (…) He de agregar que las formas de pensamiento son performativas,
en cuanto crean realidad social y conductual individual. Se trata de sistemas y
formas de pensamiento que se viven y se incorporan a la vida,
la praxis y las formas de existir. (Cruz Kronfly, 2025).
Cita:
Cruz Kronfly Fernando. “Cien años de soledad, en Netflix”, publicado
y difundido por el Blog NTC, NTC http://ntcblog.blogspot.com, Cali, enero 16 del año 2025.