Texto
de Alberto Ramos Garbiras (*)
La biodiversidad se refiere a las diferentes
especies que habitan en el planeta tierra: Animales, plantas (terrestres y
acuáticas), fauna y flora en general, los microorganismos, y los ecosistemas
donde habitan. La biodiversidad es la riqueza biológica de la esfera terrestre.
Hay que valorarla y considerarla desde la biogenética (diversidad de genes y
sus fenotipos), y desde los ecosistemas que contienen la biodiversidad para
evaluar las relaciones de los seres vivos y su entorno. Cuando se destruye la
biodiversidad se afecta la alimentación, falta el agua y decrecen las materias
primas. Tenemos que entender el papel que cada especie desempeña dentro del
ecosistema donde habitan. En cada país, región o zonas continentales, habitan o
existen diferentes tipos de animales y plantas. La biodiversidad bien
conservada ayuda a la regulación del clima. Los seres humanos no hacemos parte
de la biodiversidad, pero no podemos vivir sin ella. Esa es la relación
inescindible. La biodiversidad en funcionamiento permite la preservación de la
existencia de los seres humanos.
Los daños a la
biodiversidad se causan por el exceso de la pesca y la contaminación de
ríos/mares, la caza, el tráfico de fauna y flora, y la tala comercial
intensiva. La degradación de los bosques, tala masiva y pérdida de
la cobertura vegetal; por la ganadería extendida y los monocultivos. Por
ejemplo, en el Valle del Cauca antes del monocultivo de la caña de azúcar se
desarrollaba mejor en el valle geográfico el ciclo hidrológico del agua que fue
cortado entre las dos cordilleras, la occidental y la central, hoy con el
colchón verde de caña desde el pie de monte de cada cordillera desapareció la
arborización (solo hay arboles como linderos entre predios), talaron el bosque
seco tropical, espantaron la avifauna, deterioraron los suelos y desviaron con
trinchos las aguas para el riego agrícola de ellos.
Y en las
cordilleras con sus veredas y corregimientos, el bosque nativo disminuyó como
consecuencia de las viviendas dispersas que talan áreas aledañas para su
economía familiar con huertos y actividades porcícolas o avícolas, en una
especie de urbanización de lo rural, y extienden tuberías y mangueras
para dotarse de agua. Esa clase de rancherías distantes pero
multiplicadas también afectan la biodiversidad sino se planifica la
utilización de los recursos naturales en cada entorno. Igual sucede
en los terrenos del parque natural Los Farallones quedando Cali expuesta al
agotamiento del agua.
Otro factor
demoledor son las actividades extractivistas, como la explotación del oro
destilando mercurio, y extractivismo con otros minerales; la
contaminación atmosférica, la sobreexplotación de los recursos naturales y la
expansión urbana. La biodiversidad se está destruyendo por la pérdida del
hábitat, la demolición de los espacios naturales, la introducción de especies
foráneas, la sobreexplotación de los recursos naturales, la contaminación de
las aguas y los suelos, además el cambio climático con: El derretimiento de los
cascos polares, las heladas, los incendios y las plagas invasoras. Visto desde
otra óptica, un buen funcionamiento de los ecosistemas nos puede garantizar,
suelos fértiles, protección contra los recursos naturales, y la provisión de
alimentos.
De cara a la
COP 16 hay que sopesar los compromisos adquiridos por Colombia en la COP 15 de
Montreal/ 2022, para ver que está pendiente hasta el 2030 año límite para
realizar los 23 objetivos de la COP15. En esta COP 16 o cumbre/encuentro de las
partes, es decir de los países que integran la ONU y aceptaron este tipo de
pactos mundiales que llevan a tratados internacionales, hay que preparar la
lista de compromisos a realizar al finalizar el encuentro de Cali, porque se trata
de salvar y mantener la biodiversidad que nos queda en el Valle y en el
Pacífico biogeográfico. Pero la COP-16 conlleva a considerar la biodiversidad
de toda Colombia, por lo tanto, es una actividad de los gobiernos locales
y departamentales para apuntalar al gobierno nacional, Y los otros delegados
expondrán las falencias y acciones a desarrollar en sus países, la COP- 16 es
una cumbre mundial. La COP-16 reúne a todos los países para pensar cómo no
degradar más el mundo y es el complemento de las otras reuniones mundiales
llamadas COPs sobre el calentamiento global que atañen a la contaminación con
gases efecto invernadero, es decir el uso del petróleo, el carbón y el gas que
se buscan sean reemplazados por energías alternativas no contaminantes: eólica,
solar, nuclear/civil, biocombustibles, hidrógeno verde, etc.
El mismo ser humano por la avidez que desata el sistema capitalista y
las prácticas neoliberales, de sacarle provecho al máximo a los recursos
naturales, los han destruido de manera no sostenible, agotándolos, y dejando
expósita a la población, lo grave es la afectación de la atmósfera, los suelos
y las aguas, por eso las dos COPs se complementan, o sea el compromiso de todos
los países convocados por la ONU, esas reuniones se vuelven tratados y estos se
convierten leyes para implementar los acuerdos; pero el derecho internacional
no funciona, no existe un Tribunal Internacional Ambiental. Y mientras los
tribunales mundiales que existen (el Tribunal de Justica de la Haya, y la Corte
Penal Internacional (CPI), no resuelvan el problema de las guerras de hoy que
afectan la economía y el sistema internacional de los Derechos Humanos, todo el
orden mundial cojea.
No se puede
mirar el impulso empresarial que brindará la COP-16 con la competencia
desbordada entre industrias y empresas, sin calcular la sostenibilidad de los
recursos naturales. La articulación del tejido empresarial también requiere de
una planeación que respete el mandato constitucional consignado en el artículo
80, que deviene de la cumbre de Rio de Janeiro (Brasil 1992) y sus principios
declarativos, entre ellos solo destaco los siguientes.
Principios de la
Declaración de Río sobre Medioambiente y Desarrollo. Los Estados deberán cooperar con espíritu de
solidaridad mundial para conservar, proteger y restablecer la salud y la
integridad del ecosistema de la Tierra. Los Estados
tienen el derecho soberano de aprovechar sus propios recursos según sus propias
políticas ambientales y de desarrollo, y la responsabilidad de velar por que
las actividades realizadas dentro de su jurisdicción o bajo su control no
causen daños al medio ambiente de otros Estados o de zonas que estén fuera de
los límites de la jurisdicción nacional. Se deberá dar especial prioridad a la
situación y las necesidades especiales de los países en desarrollo, en
particular los países menos adelantados y los más vulnerables desde el punto de
vista ambiental. Los Estados deberán desarrollar un sistema
económico internacional favorable y abierto que llevara al crecimiento
económico y al desarrollo sostenible de todos los países; así como de una
legislación nacional relativa a la responsabilidad y la indemnización respecto
de las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales. Deberá emprenderse una evaluación del impacto
ambiental, en calidad de instrumento nacional, respecto de cualquier actividad
propuesta que probablemente haya de producir un impacto negativo considerable
en el medio ambiente y que esté sujeta a la decisión de una autoridad nacional
competente.
Las apuestas productivas regionales que afloren de
cara a la COP-16; el impulso de la competitividad; los nuevos negocios verdes
que se propongan; la economía circular que se amplie; el aprovechamiento de la
abundante biodiversidad de la que aún disponemos pese al nivel de degradación
alcanzado; el aumento de las finanzas de
ingresos que el empresariado pueda lograr de cara a las exportaciones; el
aprovechamiento de nuestra ubicación geográfica conectada al Pacífico desde el
Chocó biogeográfico, contando la zona del Darién hasta el sur de Nariño; la esplendorosa mega-diversidad por el
conjunto de ecosistemas que nos rodean, nada de ello puede validar o permitir
que vayan en contravía de los principios que guiaron la declaración de Río de
Janeiro, luego traducidos y trasladados a
la Ley 99 de 1993, que contempla nuestro Sistema Nacional Ambiental.
Colombia
está considerada entre los 6 países más megadiversos del mundo, al lado de
Brasil, México, Ecuador, Venezuela y Perú. Los países megadiversos poseen gran
cantidad de especies de especies vegetales, de animales, ubicación geográfica
en zonas tropicales, inmensidad de bosques y múltiples ecosistemas. Colombia
está rodeado de dos grandes complejos selváticos (sin contar los bosques
nativos, cordilleranos tropicales, de niebla, …), esos dos complejos selváticos
son el Chocó biogeográfico y el amazónico. El Chocó biogeográfico comprende 4
países (Panamá, Colombia occidental, Ecuador y Perú), esa conexión selvática
abarca 187.000 kilómetros. La selva amazónica se compone de 8 países (Brasil,
Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Guyana y Surinam), la selva
amazónica de 7 millones de kilómetros, por la devastación solo le quedan 5,5
millones. Estos países mencionados alrededor de los dos complejos selváticos (pulmón
del mundo), son del Sur-Global, que, según el nuevo lenguaje, reemplazó la
despectiva denominación de países subdesarrollados. Y han sido sumideros de
carbono que impiden la mayor contaminación de la atmósfera, pero no aguantaran
más, si el Norte-Global no para la descarga de dióxido de carbono Co2, con
gases de efecto invernadero por la emisión de combustibles fósiles que
ocasionan todos los desastres.
El Valle del
Cauca está compuesto de un territorio selvático, otro montañoso y otro
totalmente plano tiene 2.073.832 hectáreas. De las 330.hectáreas del plan o
valle geográfico, fue derruido todo el bosque seco tropical para extender el
monocultivo de la caña, solo quedan 2.700 hectáreas de ese bosque y 2.600 de
humedales. El Valle del Cauca como Departamento tiene 21.195 kilómetros
cuadrados de extensión, igual a un país como El Salvador, en Centroamérica que
tiene 21.040 kilómetros cuadrados, y limita con Honduras, Guatemala y
Nicaragua. Por eso algunos hablan del país vallecaucano, otros desde el
federalismo hablan del Valle como región autosuficiente. El Chocó olvidado,
descuidado, excluido (como lo fue Panamá en el siglo XIX), ha sido sometido a
la degradación por multinacionales extractoras de madera y los comerciantes del
oro, destruyendo su esplendor geográfico. Con tanta devastación la
biodiversidad ha sido disminuida. Esa es una tarea de la COP-16, valorar lo que
queda e iniciar una tarea nacional y multinacional de recuperación. La CVC ante
los compromisos de la COP-15 de Montreal, como el 30 por 30, ha avanzado en la
adopción de áreas protegidas, pero se quedó rezagada en la recuperación de
zonas degradadas.
Pedro Luís Barco, destacado economista vallecaucano
y Gustavo Moreno Angulo, magister en ingeniería ambiental, han escrito un libro
titulado, La COP-16 de Cali: una pugna entre biodiversidad
y neocolonialismo, allí exponen sobre el Chocó biográfico que,
“La ciencia, que es perseverante y dormita poco, no tiene conocimiento de la
existencia de otra selva, dentro de la galaxia, que contenga más biodiversidad
que la selva Tropical Húmeda del Chocó Biogeográfico. Esta es una región
singular y privilegiada donde árboles y lluvia danzan un ballet intemporal que
arranca en las playas del océano Pacífico (y de algunas del océano Atlántico) o
en el borde de sus acantilados, y culmina a los 4.000 o 5.000 metros sobre el
nivel del mar, en las cumbres andinas. Algunos estudiosos afirman que se le
llamó Selva Tropical Húmeda del Chocó Biogeográfico, por la profusa e infinita
explosión de vida y por el oro que esconde su vientre, el cual, desde el siglo
XVI, despertó la vorágine de la codicia (…) La mayoría de esos territorios
corresponden a selva tropical húmeda y a pantanos y zonas anegadizas. Es una
región desprotegida que le ha tocado de cerca la guerra, por su ubicación
geoestratégica de talla mundial, dada su cercanía a ambos océanos. Es por ello,
muy apetecida tanto por comerciantes o promotores de megaproyectos, como por
traficantes ilegales, por multinacionales extractivas, y por grupos
delincuenciales y guerrillas. Se trata de la zona conocida como “la mejor
esquina de América” del famoso plan Visión Antioquia que se elaboró en 1998 y
que planteaba un polo de desarrollo para la segunda década del presente siglo.
En el departamento de El Chocó, la selva arranca en el sitio donde por poco se
besan los dos océanos: el Pacífico y el Atlántico. Se le conoce como el Tapón del
Darién, porque determinantes sociales, ambientales y de ingeniería, han
impedido unir la carretera Panamericana, desde Tierra del Fuego en Argentina,
hasta Alaska en estados Unidos”. (Barco y Moreno, 2024)
Bibliografía.
Barco Pedro Luís y
Moreno Angulo Gustavo. Libro titulado: La COP-16 de Cali: una pugna entre biodiversidad y neocolonialismo. Investigación adelantada desde la empresa Vallecaucana de Aguas. Proyecto
editorial de la Biblioteca Departamental del Valle, impulsado por Leonardo
Medina. Cali, agosto del año 2024.
(*) Especialización en
derecho constitucional de la Universidad Libre; Magíster en Ciencia Política
(Universidad Javeriana); PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional
de Madrid (UNED- España); Exprocurador Ambiental y Agrario del Valle del Cauca;
ha sido profesor de las cátedras: derecho internacional, ciencia política,
derechos humanos y derecho ambiental, en la Universidad Libre, Cali.