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31 ago 2023

Una Constitución de la Tierra

 Texto de  Alberto Ramos Garbiras

La ONU debe reformarse porque la gobernabilidad mundial se desplomó con la guerra en Ucrania y la solución no encontrada para que se respete el derecho internacional. Un nuevo orden mundial debe conformarse, es un hecho innegable. La regla de corrección es destacar la importancia de la Asamblea General de la ONU, allí está el multilateralismo real, es decir que todos los Estados voten en igualdad de condiciones y decidan los asuntos globales. Y reformar el Consejo de Seguridad para garantizar la paz pudiendo movilizar al ejército de la ONU que vive solo en el papel, se lograría con la votación igual de los 15 miembros sin derecho al veto de los 5 Estados permanentes. Luigi Ferrajoli, propone una ONU como supraestado federal, se puede entender, un federalismo macro para funcionar paralelamente con los otros federalismos el de EEUU, el de China, la Federación Rusa y la Unión Europea. Y propone una Corte Constitucional Global para moldear y controlar las instituciones internacionales.

Para que la multilateralidad funcione debe marchar bien la Carta fundacional de la ONU (la Carta de San Francisco), que es de suyo lo más parecido a una Constitución mundial por ser el máximo Estatuto que rige para todas los Estados asociados en esa arquitectura internacional diseñada al final de la segunda guerra mundial. Desde una necesaria nueva carta mundial, ya más global, por la evidente globalización de la economía y del derecho en sus variadas ramas: los derechos humanos, el derecho penal, el derecho ambiental, el derecho mercantil, etc. Desde allí se puede realizar la reforma que la ONU necesita porque sería un derecho supra que no interfiere en los derechos internos de cada país, pero si es vinculante para ajustar las instituciones internacionales.

 Luigi Ferrajoli ha trabajado este tema y se empeñó en escribir una Constitución para el planeta tierra que la condensó en un libro de la editorial Trotta, con el título de esta columna. Se refiere al peligro al que estamos expuestos por el calentamiento global, el terrorismo internacional, las guerras interestatales, la pandemia no prevista y deficientemente atendida por la OMS, por el uso de las armas nucleares, y otros aspectos que contiene este documento colocado a disposición de todos los académicos que deseen intervenir, teniendo como meta la reformulación de la ONU para que los Estados actúen y conformen una Federación.

En una entrevista a la periodista Judith Buttler, de www.diario.es el filósofo Ferrajoli, manifestó, “imponer límites y vínculos a los poderes salvajes de los Estados más poderosos y de los mercados. Y eso solamente se puede realizar con una constitución rígida a la que estén subordinados estos poderes. Debemos ser conscientes de que solamente una constitución global puede resolver estos problemas (…) una organización mundial podría adoptar soluciones homogéneas en todo el mundo. Los fallos de esta institución creo que son los responsables de los millones de muertos que ha ocasionado la pandemia. También la guerra. Hoy tenemos el peligro real por primera vez desde el fin de la Guerra Fría del estallido de un conflicto nuclear. Cuando se dice que Putin es el nuevo Hitler, esto debería ser una preocupación (…) una redefinición de los estatutos de esas instituciones, que es formulada en el texto de la constitución que propongo, puede reformarlas y reorientarlas hacia un desarrollo económico compatible con la salvaguarda del medio ambiente, con la igualdad, con la garantía de la supervivencia de todos. Solamente una Constitución de la Tierra puede reformar estas instituciones de garantías y poner límites y vínculos a los mercados. Los mercados son globales y solamente instituciones de garantías globales pueden limitar y realizar el paradigma del Estado de Derecho, la sumisión del mercado al derecho”. (Buttler, 2022)

Un pacto de convivencia global sería esta Carta para la Tierra que propone Luigi Ferrajoli, porque la autodestrucción del planeta tierra se ve venir ante la cadena de desastres mundiales generando refugiados climáticos, desastres ocasionados por el calentamiento global; los estadistas y menos las gentes del común, no acatan ni creen en la teoría del decrecimiento para mantener el desarrollo sostenible que se volvió una expresión insertada en todas las constituciones pero no practicada; la pandemia arrasó con millones de vidas y la alteración de los ecosistemas más la vulneración de los hábitats de la fauna silvestre traerán otras pandemias, siendo inferior la OMS para atender con vacunas, de manera oportuna, a la población mundial; las ambiciones geopolíticas ante el forcejeo de las potencias han llevado a las amenazas abiertas de la paz mundial, la invasión a Ucrania nos ha mostrado la cercanía de una eventual tercera guerra mundial y la primera nuclear, de manera paralela, por el irrespeto de las soberanías y del derecho internacional. Estamos frente a la violación de los tres componentes básicos de la sociedad mundial: La paz internacional, los derechos y la dignidad humana. Más la alteración de los entornos urbanos.

Los contractualistas de los siglos XVII y XVIII reflexionaron sobre el estado de barbarie del medioevo (permanentes guerras) y por ello evaluaron la necesidad de un contrato social de convivencia para reorganizar a los Estados, el resultado fue concebir las democracias republicanas con la tridivisión de los poderes para controlarse, y por ende las elecciones para seleccionar a los mejores. En muchos países las elecciones son manipuladas con fraudes para sostener el poder de los que no quieren entregarlo o se perpetúan castas que se vuelven hereditarias. Pero Ferrajoli se queja del manejo de ciertos Estados por clases políticas que niegan los derechos sociales y el libre ejercicio de los derechos humanos, más los MERCADOS neoliberales que privatizaron derechos sociales y servicios públicos, oprimiendo a las sociedades, esos MERCADOS se volvieron otro Estado dentro del Estado, o sea la gente dentro de cada país soporta dos Estados a la vez. El Estado como organización política de la sociedad es gobernado por clases políticas que entregan por delegación o permisividad todos los servicios al Mercado. Así la opresión es doble. El Mercado se mundializa en los intercambios de la globalización pero internamente ejercen en cada Estado a través de los empresarios y los gremios económicos un poder sobre los gobernantes, y los codirigen; a su vez, intervienen en la economía mundial fijando las reglas de la competencia entre los mercados con incidencias en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

“En nuestra tradición filosófica, jurídica y política, la idea fundamental es que el poder debe residir únicamente en el Estado y el mercado es un lugar solamente para las libertades. Aquí existe un equívoco que se remonta a [John] Locke: la identificación de propiedad, de iniciativa económica y de libertad. Naturalmente, la iniciativa económica es un derecho fundamental. Sin embargo, es un derecho que es también un poder. No podemos considerar el mercado como un lugar únicamente de libertad. Es un lugar también de poder. El problema es dramático porque el mercado es global y la política es todavía sobre todo local. Esta asimetría entre el carácter global de los mercados y el carácter local de los Estados ha producido una inversión de la puerta entre política y economía. No son los Estados los que gobiernan la economía, garantizando la competencia entre las empresas, sino que la política se ha subordinado a la economía, que es quien maneja la competencia entre Estados, para ver quien propicia mejores condiciones para explotar a los trabajadores, no pagar impuestos, devastar el medioambiente o plegarse a la corrupción”. (Ferrajoli, 2022)

Para modernizar la ONU, Ferrajoli propone en su libro reformas al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM), para lograr finanzas equitativas en los Estados con préstamos para el desarrollo sin especulación financiera; hace una propuesta de preservación de los bienes comunes (el agua y el aire) para garantizarlos como renovables, con una vigilancia efectiva de la ONU con capacidad sancionatoria (en muchos países se privatiza el agua y se depreda), y la solución a la contaminación atmosférica va ligada a la necesaria transición hacia energías no fósiles, aquí cabe el planteamiento de crear un Tribunal Internacional Ambiental que sancione los crímenes ambientales. Y en los estatutos de la Corte Penal Internacional (CPI) incluir la obligatoriedad de que todos los Estados pertenezcan para evitar la impunidad sobre los crímenes de guerra, la lesa humanidad y los genocidios. Al mismo tiempo hace énfasis en la difusión e implementación de la justicia universal para evitar elusiones al castigo de gobernantes, dictadores, y aforados. La justicia universal puede ser activada por cualquier Estado que encuentre víctimas en sus connacionales afectados por guerras externas, invocando los tratados firmados sobre Derechos humanos y su base, el Derecho Internacional Humanitario (DIH), respecto a la protección de los civiles.

Citas:

Buttler Judith. “Luigi Ferrajoli, el profesor que propone una Constitución de la Tierra: La derecha es el efecto de un vacío de política progresista”. Entrevista concedida a esta periodista sobre el libro “Por una Constitución de la tierra”. www.eldiario.es  agosto del año 2022.

Ferrajoli Luigi. Por una Constitución de la tierra. La humanidad en la encrucijada”. Traducción de Perfecto Andrés Ibáñez. Colección estructuras y procesos. Derecho.

Libro publicado en España por la editorial Trotta. Madrid, 2022.