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30 may 2023

Falencias del sistema electoral

 Texto de  Alberto Ramos Garbiras (*)

En Colombia los defectos al sistema electoral no se han saneado nunca, se han resanado y reparchado, y siempre aparece el fraude o las desviaciones. Las manipulaciones o las alteraciones se presentan cíclicamente. Ocurrieron al menos tres guerras civiles en el siglo XIX que los autores entre las causas señalan fueron ocasionadas también por fraudes electorales como las guerras de 1885, la de 1895 y la guerra de los mil días (1899/ 1902); otras veces desde la misma  presidencia de turno para que el sucesor escogido no pierda en las urnas, como ocurrió con las elecciones estaduales o regionales manipuladas para la elección de Rafael Núñez en 1880; en la elección donde participó Benjamín Herrera, 1923, donde resultó “ganador”, Pedro Nel Ospina; la abstención del partido liberal en 1950 por falta de garantías electorales ante la violencia desatada desde 1946 exterminando gaitanistas y el asesinato del líder en 1948, ascendiendo al poder Laureano Gómez; otro ejemplo, el fraude a Rojas Pinilla que originó el nacimiento del M-19) en 1970, y otras elecciones; a veces lo fraudulento se confecciona desde el mismo Congreso con leyes torticeras para que los oponentes tengan dificultad de lograr los escaños (como durante La Regeneración presidida por Rafael Núñez) desde 1886; en otras ocasiones desde la misma Registraduría Nacional del Estado Civil alterando la base de datos .

Durante la mayor parte del siglo XX el fraude electoral se daba con la connivencia de los funcionarios de la Registraduría manejados por los políticos que los hacia nombrar, alteraban el conteo de las papeletas fabricadas e impresas por los mismos políticos, muchos actos de violencia eran una respuesta a esos fraudes, o eliminando al contendor para que no pudiera participar.

Las listas cerradas eran elaboradas por los barones electorales, caciques y gamonales que definían quien entraba o quien era excluido. Estas listas generaron el autoritarismo por el llamado bolígrafo de los jefes. Roscas de políticos locales y regionales, nutrían el feudo nacional de un jefe político que despachaba desde Bogotá. La participación era entonces cercenada.

A través del pasado reciente hemos visto al narcotráfico invertir en campañas, vimos la parapolítica y se conformaron estructuras de compra de votos a tutiplén. En estas irregularidades estuvo a veces involucrado el Estado y han llevado al desgaste de algunas ideas y partidos políticos. Las tensiones que llevan a la movilización no son hoy netamente electorales y han sido reprimidas a la fuerza. Las marchas cocaleras, el paro cívico de Buenaventura y los paros nacionales se han dado cuando poblaciones se ven arrinconadas entre la falta de oportunidades y la injusticia. No debemos tener miedo al decir la palabra fraude.” (Acevedo, 2022)

Una de las razones de la reforma política y electoral del año 2003 fue esa, el acto legislativo número 01 de ese año hizo cambios en aspectos que transformaron el régimen de los partidos políticos y partes del sistema electoral, haciendo alusión a temas como las personerías jurídicas de los partidos, la inscripción en las elecciones, los candidatos, los estatutos internos. El umbral, la financiación de los partidos, las consultas populares internas, el voto programático, el voto en blanco, la cifra repartidora y el cociente electoral, entre otros. El cociente electoral determina el ascenso a los escaños en razón al número de votos,  y no ya por ser el suplente.

Entonces se crearon las listas abiertas con el voto preferente, se pensó que con ello la participación democrática se lograría con pulcritud, y se acabarían los cacicazgos y los baronazgos; pero después de 20 años se ha constatado que las listas abiertas con voto preferente no corrigieron los defectos; antes por el contrario, crecieron los apetitos, los fraudes, la competencia desleal, las financiaciones ilícitas, el desorden y la anarquía de los partidos políticos, la perdida  de lealtades, que no se corrigió con la ley de bancadas. Y peor cada candidato de lista abierta se desbordaba haciendo campañas como si estuvieran aspirando para la presidencia de la República, y no para el Congreso, se astillaron los partidos políticos y se desfiguró la política. En este período 2022/2023 vemos como la caída de la reforma política y las observaciones a la reforma electoral se deben a varias causas, micos y trabas. Falta de transparencia de congresistas que obstaculizan el cambio social y político.

Los años subsiguientes al 2006 el transfuguismo continuo presentándose, la ley de Bancadas no saneó los vicios ni aconductó doctrinalmente a los partidos, las transacciones se dan gota a gota o de manera sibilina sin respetar las instrucciones de los dirigentes de los partidos, y los mismos dirigentes (véase el caso de César Gaviria o de Efraín Cepeda, hasta hoy), son los negociantes que dicen unilateralmente a quien apoyar, y pactan el grueso de los arreglos, espacios burocráticos ministeriales, directamente con la cabeza del poder ejecutivo, sin convocar o hacer la Convención Nacional  que prescriben lo estatutos de los partidos políticos.

En la Constitución de 1991 nació el pluripartidismo con rango constitucional, pero ocurrió que el bipartidismo se transmutó y a partir de los deslizamientos o disidencias desde el liberalismo y el conservatismo salieron a formar “partidos políticos nuevos”, solo de fachada: El bipartidismo camuflado en nuevos rótulos. El (CD) Centro Democrático, y (CR) Cambio Radical, aparecieron con esos rótulos de fachada, y han actuado con más o menos ferocidad, enfrentando a las nuevas fuerzas políticas y a los movimientos alternativos, para proteger el establecimiento, la democracia recortada e inmóvil, y reproducir soterradamente al bipartidismo.

La idea de formar partidos fuertes y disciplinados,  fue buena porque había más de 60 minipartidos, quedando  menos de 25, con la reforma electoral y política del año 2003 urgidos por alcanzar el umbral (el 2% de la votación total), puede verse frustrada esa idea porque hemos presenciando una puja o competencia interna dentro de las listas únicas, forcejeo de casillas para atraer al votante hacia el número, sin comportarse los partidos con coherencia programática, se vincularon los reciclados de otras fuerzas, los expulsados y los inconformes con la posición de la lista, la incógnita es ¿cómo se van a comportar?

Sin partidos políticos es difícil nuclear a los ciudadanos para competir electoralmente. Los partidos son aparatos construidos para hacer política, agenciar ideas y competir por espacios de poder en el Estado. La Democracia sin partidos tendría que inventarse otros canales de participación. Otra cosa es el mal manejo dado a los partidos por las élites parlamentarias. Los movimientos cívicos y sociales se coaligan con fracciones de los partidos y han logrado ascenso al poder en muchos municipios de Colombia,  pero el país sigue siendo bipartidista porque el poder  presidencial ha estado durante todo el siglo XX y lo que va del siglo XXI, en manos de los partidos tradicionales, a pesar de las disidencias transitorias, de las terceras fuerzas formadas (AD- M-19, el Polo Democrático), de la aparición del Partido Verde formado como una confluencia, y de otro lado con las alianzas efímeras desde los grupos significativos de ciudadanos.

Hoy dentro del presidencialismo supérstite y con un presidente de Izquierda en el poder, ante la ruptura de la coalición con el oficialismo liberal que se comportó como si estuvieran en la etapa anterior a la reforma constitucional del año 1991, la bancada liberal oficialista está dudando para girar hacia un liberalismo progresista que llamó a filas el político liberal Luís Fernando Velasco, durante la campaña del año 2022 y que hoy desde el Ministerio del Interior, en medio de las reformas sociales, puede atraer o granjearse para modernizar al partido que se quedó anclado en las practicas frentenacionalistas y se olvidó del pasado progresista del liberalismo radical del siglo XIX.

El partido liberal debe propugnar por hacer real el estado social de derecho, un estado del bienestar aplicado a los sectores excluidos y pauperizados. Los cinco gobiernos después de 1991 han dado prelación al articulado neoliberal de la constitución con las privatizaciones y dejado a un lado los artículos del Estado Social de Derecho, labor que gradualmente viene cumpliendo la Corte Constitucional haciendo justicia constitucional al lomo de las sentencias de tutela.

Dentro del parlamentarismo que se extiende en Europa occidental, la Democracia es parlamentaria/republicana en unos países, y en otros, la Democracia es Monárquica/parlamentaria con elementos del republicanismo, un híbrido. El parlamentarismo se caracteriza porque el pueblo en elecciones directas elige a los parlamentarios, y estos en sesiones de selección conforman la coalición, y eligen al Presidente, o al Primer Ministro, dependiendo de la afinidad ideológica que tengan con los otros partidos políticos que hayan obtenido escaños o asientos dentro de la Cámara de los Diputados.

De esta manera suman escaños y votos para seleccionar al ejecutivo nacional. Así, desde el legislativo controlan y vigilan al Presidente y de contera controlan a los ministros; en el parlamentarismo el control de la coalición gubernamental es cercano, rígido, exigente, una manera de conservar el Gobierno. Y la oposición también hace control, para buscar ser alternativa en un próximo Gobierno. Tanto partidos políticos ganadores, como partidos políticos perdedores están vigilando al gobierno, tornándose más estricta la acción parlamentaria. Aunque la coalición de Gobierno defiende al Presidente o Primer Ministro, no obstante, la relación es fiscalizadora. Y la oposición se vuelve a veces, más cerrera, híspida, hirsuta, si en ese país X no tienen mesura y proporcionalidad, como ha ocurrido en España con las posturas maximalistas del partido de extrema derecha VOX, y del mismo partido Popular (PP) que siendo conservador tradicional, de origen franquista, se fue moldeando en la transición hacia una derecha moderada, pero se extremó con la dirección de Pablo Casado desde julio de 2018,  fundiéndose con las críticas de VOX partido de extrema derecha con tendencias neonazis. Y hasta el partido CIUDADANOS, con Albert Rivera, de origen liberal-centrista, se refundió con VOX y el PP, el segundo se desperfiló ante la opinión nacional por imitar al otro.

Pedro Sánchez, Presidente español, fue elegido en el año 2019, después de un tortuoso procedimiento donde el mismo aspirante quería hacer coalición con el PP y desdeñaba al nuevo partido político nacido de las protestas del 11_M, la formación política PODEMOS, que ideológicamente era cercano por ser de izquierda;  ante la renuencia de Pablo Casado, presidente del PP, Sánchez procedió a formar coalición con Pablo Iglesias de PODEMOS y con los diputados de las autonomías, parlamentarios de izquierda, nacionalistas y progresistas.

Luego, la oposición del dirigente conservador Pablo Casado, fue hosca, exagerada, brutal en el lenguaje y contraria a las maneras diplomáticas del parlamentarismo; se desgastó con la vocería de Cayetana Álvarez de Toledo, por la forma soez y destemplada de hacer los discursos y la exageración de las críticas llegando al bloqueo permanente en el dialogo o las controversias; lo mismo que el comportamiento agrio del Señor Teodoro García Egea, secretario general del PP, es decir tres figuras de la cúpula del PP que distorsionaron la forma de hacer oposición. Ese sería un ejemplo para mostrar en las facultades de ciencia política, de cómo no se debe hacer oposición porque destruyen la comunicación e impiden las reformas.

Lo que acaba de suceder en Grecia es muestra apodíctica de cómo dentro del parlamentarismo una formación política mayoritaria quiere hacer solo un gobierno de partido, para gobernar solo, sino lo logra busca a otro partido que le permita sumar los votos para ser ungido el líder, pero no forman coaliciones en exceso porque se obligan a ceder más espacio de poder. En Grecia ganó un partido conservador llamado “Nueva Democracia” ND, con el 40% y le faltaron 6 escaños, y para gobernar solo, entonces buscaron citar a otras elecciones.

 Dentro del sistema signado por el presidencialismo donde el presidente de la República es elegido directamente por el pueblo en las urnas el mismo día de las elecciones, y los congresistas son elegidos tres meses antes, los arreglos para formar la coalición de gobierno se hacen contando con los escaños de la coalición de la campaña electoral que apoyo al candidato presidencial, buscando atraer a otros para obtener la mayoría que le permita tramitar con holgura las leyes que se necesitan en los cuatro años siguientes. Esa bancada de gobierno se ha formado en Colombia con los partidos tradicionales de raíz liberal y conservadora hasta 1991; luego con las formaciones políticas nuevas que han resultado ser los mismos bipartidistas transmutados con nombres diferentes, así sucedió con los dos gobiernos uribistas y los dos gobiernos santistas. Con el ascenso de Iván Duque (2018) se pretendió hacer un gobierno de partido único para gobernar solos, en el ámbito de la derecha con un partido Centro Democrático CD, nacido en el año 2014 para hacerle oposición al presidente Santos que se quedó con el partido de la U, Duque, un liberal ubicado al lado del expresidente Uribe Vélez, quien también fue liberal de origen y se presentó como independiente en el año 2002, Duque, no resistió las presiones de los mismos de antes y reconoció una coalición a la vieja manera. Y durante los meses de presidente Gustavo Petro, se llamó a una coalición amplia (en exceso) con los partidos tradicionales y algunos transmutados, que se rompió al octavo mes por las presiones extorsivas y la obstaculización en exceso.

Algunos aspectos que deben tratarse con seriedad y preocupación porque le faltan al sistema electoral colombiano, deben evaluarse, discutirse para sopesar para conocer cuales pueden introducirse e implementarse, ellos son: La revocatoria del mandato presidencial,  el voto obligatorio, el voto electrónico y el voto por correo.

El voto obligatorio suena a drasticidad y castigo, pero en la práctica no es obligatorio porque el ciudadano deba concurrir a la urna, pero no está obligado a votar por alguien, puede votar en blanco. Lo importancia de la concurrencia a los puestos electorales es darle más legitimidad a la escogencia porque tendrán una relación directa con el tarjetón y pueden ver las opciones que se presentan con candidatos de diferentes partidos y movimientos políticos.

En Colombia hace falta una reforma electoral que cree la revocatoria del presidente de la República, verdadera ampliación de la Democracia que complementaria la revocatoria a los alcaldes y a los gobernadores, aunque estas dos existen no operan por la excesiva ritualidad y condiciones o requisitos para perfeccionarse, con la normativa estatutaria de la Ley 134 de 1994 y sus adicciones, por lo tanto también deben modificarse para que sean útiles. La revocatoria presidencial es necesaria porque la Comisión de Acusaciones, es inocua, la llaman coloquialmente Comisión de Absoluciones. Y el procedimiento posterior es también inútil porque dentro del presidencialismo, la tendencia del presidente es tener las mayorías en el Congreso, aunque no haya logrado la mayoría de los respaldos congresionales con su partido, al ganar todos se vuelcan hacia él por las canonjías y favores. Y si se tratara de un outsider, muy seguramente también todos le rendirían pleitesía.

Cita:

Acevedo Guerrero Tatiana. “Sangre y fraude”. Columna publicada en el periódico El Espectador. www.elespectador.com // Marzo 20 del año 2022.

(*) Abogado egresado de la Universidad Santiago de Cali (USC); especialización en derecho constitucional, Universidad Libre; magister en ciencia política de la Universidad Javeriana; PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España. Profesor de las cátedras: derecho internacional, y derechos humanos, Universidad Libre (Seccional Cali).