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17 nov 2019

Lecciones sobre las elecciones


El 27 de octubre 2019 deja como lección que el comportamiento de las nuevas ciudadanías está encontrando un sendero  para romper con el bipartidismo tradicional(liberales y conservadores), que se mantienen en medio de sobresaltos y crisis cíclicas con esos dos partidos averiados; y también la lección de empezar a romper con el bipartidismo camuflado en “partidos nuevos” (Cambio Radical CR, La U, Centro democrático CD, etc), que tampoco cumplieron con las expectativas de miles de personas excluidas. El resultado electoral en Cartagena y Medellín son una muestra apodíctica o prueba fáctica: irrefutable. Y los resultados en las urnas de Palmira y Jamundí, representa algo similar, aunque en estos dos casos hay un partido político responsables del aval; La Alianza Verde, que amerita otra reflexión adicional.

En Cartagena (Wiliam Dow), y Medellín (Daniel Quintero), se trata de dos candidatos que ganaron casi en solitario, desde el punto de vista del distanciamiento respecto a los partidos tradicionales (excepto un apoyo cuasi simbólico de César Gaviria a Quintero); respaldados estos dos candidatos de grandes capitales por la ciudadanía ahíta, cansada, indignada, en esas dos ciudades que se expresaron libremente desde sectores sociales, profesionales independientes, estudiantes, comerciantes, amas de casa, et.; con la expectativa de un cambio en esas dos ciudades atenazadas y capturadas por la corrupción y los malos manejos de la cosa pública. O como diría Patricia Lara, los resultados de octubre 27 muestran un nuevo país urbano; ciudadanos que sueñan con una Colombia nueva, con ciudades incluyentes, equitativas, prósperas, con espacios democráticos: Convivencia y tolerancia.

También esta reciente elección nos deja la lección contundente del papel eficaz para el cambio que pueden cumplir las redes sociales; influencia diferente a los medios de comunicación tradicional (radio, prensa escrita y TV), pero con el riesgo de un sesgo mayor por la falta de regulación porque mal usadas pueden distorsionar los hechos, o difundir mentiras que confunden al elector. Pero los usuarios de las redes sociales disciernen y van formándose un criterio aproximado de la realidad.

De todas maneras la Democracia no está funcionando bien por la apropiación de la administración estatal en manos de camarillas corruptas que han hecho desprestigiar a los partidos políticos y han erosionado la vida ciudadana. Igual ocurre con la dinámica neoliberal que permite concentrar más riqueza y empobrece a vastos sectores ajenos al manejo empresarial y a las redes políticas que intercambian favores entre lo público y lo privado, de esa manera, van vaciando las arcas del Estado.

Creo que la falta de cultura política o una deformación de esta, influye notoriamente en el comportamiento de los electores. En mi libro titulado “Partidos políticos y populismo”, expuse que, el cúmulo de noticias semanales sobre escándalos y actos de corrupción, influyen en la noción de cultura política. La gente se forma un criterio de sus dirigentes y del funcionamiento de las instituciones por lo que ve, vive y percibe con el devenir de los años.

Todas las deformaciones y vicios de esas prácticas inciden en la conducta de los viejos y nuevos electores. Las visiones, observaciones y deducciones que la gente obtiene y ha tenido por el comportamiento de la clase política hacen que reproduzca esos comportamientos desde abajo, como moldes de conducta que vienen a conformar la cultura política. Por fuera de la cultura política colombiana con las cargas de vicios, entre ellas la del fraude electoral, existen subculturas políticas de grupúsculos que aún deforman más el comportamiento. Las actitudes políticas de individuos que se comportan de manera notoria, actos que la mayoría no repite, son solo una variable de la cultura política.

Por Alberto Ramos Garbiras.
Magíster en Ciencia Política Universidad Javeriana.