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30 nov 2019

La visión continental de Bolívar


Por: Alberto Ramo Garbiras (*)
Simón Bolívar tenía una mirada continental de lo que debería ser la independencia, seguramente consideraba que, si Hispanoamérica había sido sometida por el mismo imperio y había sufrido las mismas atrocidades, debería obtener la libertad paralelamente aprovechando la coyuntura internacional del decaimiento de España ante la arremetida napoleónica y que entonces no debería aflojar el entusiasmo independentista que despertó como oleada desde México hasta Argentina. El quid del asunto era como implementar una revolución continental que no podía ser resuelta por un solo hombre ni siquiera con sus círculos de amigos y de apoyos; pero si barruntaba que los efectos dominó y de mímesis se darían, por eso en la Carta de Jamaica, o en el Congreso Anfictiónico de Panamá el lenguaje que usó fue de expansión vecinal y de confederación de esfuerzos. El General Santander también fue un rebelde contra la Corona Española, pero una vez liberado el Virreinato de la Nueva Granada su visión se redujo y no fraternizó con ánimo respecto a la liberación de Ecuador, menos con el Perú, ni concibió ayudas a la Florida, Cuba o a Puerto Rico, como si llegó a plantearlo y exponerlo Bolívar.

Si se trataba de diseñar una especie de protocolo para la fundación de Colombia, Simón Bolívar y sus amigos cercanos coincidían en la aplicación constitucional como fórmula para la creación de un Estado que brotara de la guerra de independencia. Esta fórmula era la única que el Libertador consideraba le daría una ritualidad apropiada para luego ser reconocido internacionalmente porque el constitucionalismo como corriente política le había dado vida a la Norteamérica y la Francia antimonárquicas, porque esa corriente político-jurídica ya tenía una aceptación internacional para el nacimiento de estados-nación como repúblicas, o sea sistemas políticos diferentes a la monarquía absolutista de tres siglos de permanencia. Esto explica los tres grandes momentos desde Angostura: 1) La declaración de 1818; 2) El discurso de Angostura y el proyecto de Constitución de febrero 1819; y 3) La Ley fundamental de diciembre 1819 reconvirtiendo al Virreinato en República con tres departamentos, citando para una constituyente en Cúcuta a realizarse en 1821.

 El Congreso de Angostura y el de Cúcuta funcionaron a la manera de  un parlamento europeo, por la elección indirecta, o sea nuestro sistema presidencial surgió con anclas en el parlamentarismo. En dos ocasiones se designó a Bolívar como Presidente, en febrero 1819 Presidente de Venezuela mientras avanzaba en la guerra de independencia, y en diciembre como Presidente de la Gran Colombia, mientras preparaba avanzar al sur para liberar a Ecuador. La conexión con el Congreso de Cúcuta que se realizaría en 1821 para moldear una Constitución que se discutió sobre la base de la que él presentó en Angostura y que se aprobó en agosto 1819; una vez termino sesiones el Congreso de Cúcuta lo eligió Presidente por tercera vez, pero sobre todo el territorio de lo que hoy son tres países; era la  forma de construir la República en medio de la guerra porque podía fortalecer las finanzas y los recursos para  reconstruir el ejército patriota, como ocurrió de cara a la batalla de Carabobo (junio de 1821), y le permitía desde el punto de vista legal obtener finanzas a partir de los impuestos del territorio liberado, como se dio  para las batallas de Bomboná y de Pichincha (1822), aunque el Vicepresidente Santander, en funciones, le hubiera reducido los giros.

La rebelión de Rafael Riego en España, la interrupción del reclutamiento u organización del ejército de refuerzo para enviarle tropas a Pablo Morillo, el despertar reformista gaditano de 1820, y la exigencia de los rebeldes para restablecer la Constitución de Cádiz; todo ello interrumpió la dinámica de la reconquista que venía sufriendo el Virreinato de la Nueva Granada, para inyectarle un aire constitucional a la Monarquía Fernandino-Borbónica (el intento que se había perdido en 1814), con un efecto de alivio ante la aplicación de procederes menos recios del monarca sobre las colonias basados en los lineamientos constitucionales de la Carta Magna expedida en Cádiz (1812), lo cual “alivio” la etapa final de la confrontación de los patriotas contra los realistas durante los enfrentamientos posteriores del ejército supérstite del Rey en los lugares o reductos donde se resguardaron o acantonaron, sin la posibilidad de fortalecerse más por el no envío de nuevas tropas desde la península ibérica. Esto explica que en la batalla de Carabobo el ejército patriota hubiese tenido 6.500 soldados, y el realista 4.000, y explica la superioridad militar de las tropas de Bolívar, en las batallas de Bomboná y Pichincha, para ir despejando el territorio.

 “Bolívar concibió la guerra como elemento capaz de construir paz; le dio a la guerra el reconocimiento y carácter de primera tarea del Estado. Algo que los legisladores, fundamentalmente neogranadinos, no lograron comprender. Bolívar intuye que los estados se construyen en medio de las guerras y después de las guerras, sobre todo revolucionarias; como Francia tras la revolución, o Estados Unidos tras la independencia. La guerra concede un principio de identidad a los americanos y le permite a Bolívar mantener la unidad de los pueblos. Bolívar sabe que esas cinco naciones que él ha liberado necesitan, para permanecer unidas, continuar en la guerra contra España. Por eso, después de Ayacucho, Bolívar piensa en el Congreso Anfictiónico de Panamá como estrategia para unir a América con el propósito de liberar a Cuba, el bastión que conservan los españoles en América”. (Atehortúa, 2019).

El Libertador desde que escribió la Carta de Jamaica, estampó su visión geopolítica que debería tener la guerra de independencia. En 1815 la geopolítica no existía como disciplina de la ciencia política, y esta como ciencia autónoma pero relacionada con las ciencias sociales, tampoco existía. O sea, Bolívar fue un adelantado futurista en el ámbito de las relaciones internacionales. Ambas, la ciencia política y la geopolítica nacieron a finales del siglo XIX, se adelantó 70 años a la conformación de estas. Seguramente sus lecturas sobre Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Condillac, D Alembert, Lalande, Mably, Rollin, Helvetius, Locke, Fergusson; los autores griegos, los romanos, etc., le permitió formarse criterios y asimilar conceptos que procesó y adaptó a su época para resolver el enfrentamiento con un imperio y concebir la formación de un Estado republicano de gran tamaño. Se formó una visión continental de la independencia, de un subcontinente (América latina), oprimido durante casi 300 años por los miembros de un país que pertenecía a otro continente (Europa), y desde allá se volvieron potencia a expensas de los territorios dominados en medio de la sociedad feudal mercantilista.

Esa misma visión futurista con el componente geopolítico la permitió prevenirse ante los EEUU para enfrentarlo por lo que él barruntaba tendrían intentos de absorbernos a pesar de que eran un Estado naciente. Al comienzo pensó que sería apoyado por haber surgido los EEUU también de una guerra de independencia; trató de lograr la ayuda o cooperación para enfrentar a los españoles en 1818 y 1819, pero no encontró respuestas positivas, ejecutaron actos contrarios a la neutralidad y toleraron la venta de armas a los españoles y fue denostado por periodistas de ese país. Lo atacaron al burlarse de la liberación de La Florida que había estado en manos de los españoles, una negociación turbia con compra simulada le permitió a los norteamericanos desconocer es independencia; no reconocieron el nacimiento de La Gran Colombia con la ley de Angostura; las relaciones con James Monroe fueron hoscas; por eso no quería invitarlos al Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826; y muchas otras trabas que se narran en las biografías sobre Bolívar.

Antes de estas dos batallas (Bomboná y Carabobo), Simón Bolívar permaneció en Cali 26 días, en enero de 1822, como lo explica Alberto Silva Scarpetta, miembro de la Academia de Historia del Valle,”tuvo la oportunidad de escuchar de primera mano todo lo ocurrido durante los últimos 12 años en la región. Supo de sus sacrificios, conoció todo acerca de los mártires, valoró sus aportes económicos y por fin entendió en su real dimensión, el esfuerzo y protagonismo de los vallecaucanos, hasta el punto, que no reclamó para él, ni para ningún otro personaje distinto de ellos, el mérito de sentirse libres en ese momento. Bolívar en el Valle no gastó ni un solo tiro. Sin embargo, tuvo el coraje de reclamar la leva, esto es, reclutar 1.000 hombres más para completar los regimientos de su ejército, los batallones Bogotá y Neiva, que venían diezmados por las enfermedades, a lo que la región vallecaucana respondió como siempre, con el aporte de sus hijos más jóvenes. Un testimonio incontrovertible de este hecho es la carta de Bolívar a Santander fechada el 5 de enero en Cali”. (Silva Scarpetta, 2019).

Esta permanencia de Bolívar en Cali fue importante porque no solo logró 1.000 soldados más para agregarlos a los 2.000 que traía en su marcha hacia la independencia del Ecuador para concluir la tarea guerrea de despejar de españoles el Virreinato, sino porque seguramente captó por tradición oral, la dimensión del aporte de los vallecaucanos para llevar a cabo la primera batalla de la independencia dentro del territorio granadino llevada a cabo en el Bajo Palacé en marzo 25 de 1811, con el aporte de tropas cundinamarquesas, los caleños se habían apoyado en la Junta Suprema de Bogotá para que delegaran al militar Antonio Baraya. El 1 de febrero de 1811 se había instalado una Junta en el Valle con representantes de las 6 ciudades que se van a llamar Ciudades Confederadas (Toro, Cartago, Anserma, Buga, Cali y Caloto), cada una aportando tropas para enfrentar a los españoles acantonados en Popayán desde donde gobernaba el Sr Tacón y Rosique.

Como lo explica Alonso Valencia Llano, en Cali, desde el primer brote del juntismo, 1809, se organizó una junta revolucionaria, que expresó a las autoridades españolas en la región. El ACTA del 3 de julio de 1810 desde Cali, reconoce al Rey, denosta de Napoleón, pero hace un planteamiento importante, se pregunta: ¿Qué pasará si los franceses siguen ocupando España definitivamente? Seamos libres para elegir una forma de gobierno. Allí dejaron abierta la rebeldía. Todo el esfuerzo de los patriotas vallecaucanos que llevaron a cabo el movimiento de las Ciudades Confederadas puede observarse en el anhelo de tener un Estado Provincial y lo palpamos en el contenido de la Constitución de Popayán de 1814. Vencido el Gobernador español de Popayán, Miguel Tacón y Rosique, los aliados de las Ciudades Confederadas, crean la provincia de Popayán que integra a las 6 ciudades mencionadas, más Pasto, Almaguer, Barbacoas, Iscuandé y las regiones del Raposo y Micay. (Valencia Llano, 2017).

(*) Magíster en Ciencia Política (Universidad Javeriana); PhD en Derecho con énfasis en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la Universidad Libre.

Bibliografía
Atehortúa Adolfo León. “La Independencia jamás contada”. Libro de ediciones Aurora. Primera edición. Impresión: Xpress Estudio Gráfico y Digital SAS. Colombia, 2019.
Silva Scarpetta Alberto. “Tras de Sucre”. Columna de prensa publicada en el periódico El País, diario vallecaucano, el 11 de noviembre del año 2019.
Valencia Llano Alonso. “Ciudades Confederadas del Valle”. Símbolos y ritos en la formación de su cultura política. Libro de la colección artes y humanidades. Historia. Universidad del Valle, programa editorial, Cali, julio de 2017.