Por: Alberto Ramo Garbiras (*)
Simón Bolívar tenía una mirada continental de
lo que debería ser la independencia, seguramente consideraba que, si
Hispanoamérica había sido sometida por el mismo imperio y había sufrido las
mismas atrocidades, debería obtener la libertad paralelamente aprovechando la
coyuntura internacional del decaimiento de España ante la arremetida
napoleónica y que entonces no debería aflojar el entusiasmo independentista que
despertó como oleada desde México hasta Argentina. El quid del asunto era como
implementar una revolución continental que no podía ser resuelta por un solo
hombre ni siquiera con sus círculos de amigos y de apoyos; pero si barruntaba
que los efectos dominó y de mímesis se darían, por eso en la Carta de Jamaica,
o en el Congreso Anfictiónico de Panamá el lenguaje que usó fue de expansión
vecinal y de confederación de esfuerzos. El General Santander también fue un
rebelde contra la Corona Española, pero una vez liberado el Virreinato de la
Nueva Granada su visión se redujo y no fraternizó con ánimo respecto a la
liberación de Ecuador, menos con el Perú, ni concibió ayudas a la Florida, Cuba
o a Puerto Rico, como si llegó a plantearlo y exponerlo Bolívar.
Si se trataba de diseñar una especie de
protocolo para la fundación de Colombia, Simón Bolívar y sus amigos cercanos
coincidían en la aplicación constitucional como fórmula para la creación de un
Estado que brotara de la guerra de independencia. Esta fórmula era la única que
el Libertador consideraba le daría una ritualidad apropiada para luego ser
reconocido internacionalmente porque el constitucionalismo como corriente
política le había dado vida a la Norteamérica y la Francia antimonárquicas,
porque esa corriente político-jurídica ya tenía una aceptación internacional
para el nacimiento de estados-nación como repúblicas, o sea sistemas políticos
diferentes a la monarquía absolutista de tres siglos de permanencia. Esto
explica los tres grandes momentos desde Angostura: 1) La declaración de 1818;
2) El discurso de Angostura y el proyecto de Constitución de febrero 1819; y 3)
La Ley fundamental de diciembre 1819 reconvirtiendo al Virreinato en República
con tres departamentos, citando para una constituyente en Cúcuta a realizarse
en 1821.
El
Congreso de Angostura y el de Cúcuta funcionaron a la manera de un parlamento europeo, por la elección
indirecta, o sea nuestro sistema presidencial surgió con anclas en el
parlamentarismo. En dos ocasiones se designó a Bolívar como Presidente, en
febrero 1819 Presidente de Venezuela mientras avanzaba en la guerra de
independencia, y en diciembre como Presidente de la Gran Colombia, mientras
preparaba avanzar al sur para liberar a Ecuador. La conexión con el Congreso de
Cúcuta que se realizaría en 1821 para moldear una Constitución que se discutió
sobre la base de la que él presentó en Angostura y que se aprobó en agosto
1819; una vez termino sesiones el Congreso de Cúcuta lo eligió Presidente por
tercera vez, pero sobre todo el territorio de lo que hoy son tres países; era la forma de construir la República en medio de
la guerra porque podía fortalecer las finanzas y los recursos para reconstruir el ejército patriota, como
ocurrió de cara a la batalla de Carabobo (junio de 1821), y le permitía desde
el punto de vista legal obtener finanzas a partir de los impuestos del
territorio liberado, como se dio para
las batallas de Bomboná y de Pichincha (1822), aunque el Vicepresidente
Santander, en funciones, le hubiera reducido los giros.
La rebelión de Rafael Riego en España, la interrupción
del reclutamiento u organización del ejército de refuerzo para enviarle tropas
a Pablo Morillo, el despertar reformista gaditano de 1820, y la exigencia de
los rebeldes para restablecer la Constitución de Cádiz; todo ello interrumpió
la dinámica de la reconquista que venía sufriendo el Virreinato de la Nueva
Granada, para inyectarle un aire constitucional a la Monarquía
Fernandino-Borbónica (el intento que se había perdido en 1814), con un efecto
de alivio ante la aplicación de procederes menos recios del monarca sobre las
colonias basados en los lineamientos constitucionales de la Carta Magna
expedida en Cádiz (1812), lo cual “alivio” la etapa final de la confrontación
de los patriotas contra los realistas durante los enfrentamientos posteriores del
ejército supérstite del Rey en los lugares o reductos donde se resguardaron o
acantonaron, sin la posibilidad de fortalecerse más por el no envío de nuevas
tropas desde la península ibérica. Esto explica que en la batalla de Carabobo
el ejército patriota hubiese tenido 6.500 soldados, y el realista 4.000, y
explica la superioridad militar de las tropas de Bolívar, en las batallas de
Bomboná y Pichincha, para ir despejando el territorio.
“Bolívar
concibió la guerra como elemento capaz de construir paz; le dio a la guerra el
reconocimiento y carácter de primera tarea del Estado. Algo que los
legisladores, fundamentalmente neogranadinos, no lograron comprender. Bolívar
intuye que los estados se construyen en medio de las guerras y después de las
guerras, sobre todo revolucionarias; como Francia tras la revolución, o Estados
Unidos tras la independencia. La guerra concede un principio de identidad a los
americanos y le permite a Bolívar mantener la unidad de los pueblos. Bolívar
sabe que esas cinco naciones que él ha liberado necesitan, para permanecer
unidas, continuar en la guerra contra España. Por eso, después de Ayacucho,
Bolívar piensa en el Congreso Anfictiónico de Panamá como estrategia para unir
a América con el propósito de liberar a Cuba, el bastión que conservan los
españoles en América”. (Atehortúa, 2019).
El Libertador desde que escribió la Carta
de Jamaica, estampó su visión geopolítica que debería tener la guerra
de independencia. En 1815 la geopolítica no existía como disciplina de la
ciencia política, y esta como ciencia autónoma pero relacionada con las
ciencias sociales, tampoco existía. O sea, Bolívar fue un adelantado futurista
en el ámbito de las relaciones internacionales. Ambas, la ciencia política y la
geopolítica nacieron a finales del siglo XIX, se adelantó 70 años a la
conformación de estas. Seguramente sus lecturas sobre Voltaire, Rousseau,
Montesquieu, Condillac, D Alembert, Lalande, Mably, Rollin, Helvetius, Locke,
Fergusson; los autores griegos, los romanos, etc., le permitió formarse
criterios y asimilar conceptos que procesó y adaptó a su época para resolver el
enfrentamiento con un imperio y concebir la formación de un Estado republicano
de gran tamaño. Se formó una visión continental de la independencia, de un
subcontinente (América latina), oprimido durante casi 300 años por los miembros
de un país que pertenecía a otro continente (Europa), y desde allá se volvieron
potencia a expensas de los territorios dominados en medio de la sociedad feudal
mercantilista.
Esa misma visión futurista con el componente
geopolítico la permitió prevenirse ante los EEUU para enfrentarlo por lo que él
barruntaba tendrían intentos de absorbernos a pesar de que eran un Estado
naciente. Al comienzo pensó que sería apoyado por haber surgido los EEUU también
de una guerra de independencia; trató de lograr la ayuda o cooperación para
enfrentar a los españoles en 1818 y 1819, pero no encontró respuestas
positivas, ejecutaron actos contrarios a la neutralidad y toleraron la venta de
armas a los españoles y fue denostado por periodistas de ese país. Lo atacaron
al burlarse de la liberación de La Florida que había estado en manos de los
españoles, una negociación turbia con compra simulada le permitió a los
norteamericanos desconocer es independencia; no reconocieron el nacimiento de La
Gran Colombia con la ley de Angostura; las relaciones con James Monroe
fueron hoscas; por eso no quería invitarlos al Congreso Anfictiónico de Panamá
en 1826; y muchas otras trabas que se narran en las biografías sobre Bolívar.
Antes de estas dos batallas (Bomboná y
Carabobo), Simón Bolívar permaneció en Cali 26 días, en enero de 1822, como lo
explica Alberto Silva Scarpetta, miembro de la Academia de Historia del Valle,”tuvo la oportunidad de escuchar de primera
mano todo lo ocurrido durante los últimos 12 años en la región. Supo de sus
sacrificios, conoció todo acerca de los mártires, valoró sus aportes económicos
y por fin entendió en su real dimensión, el esfuerzo y protagonismo de los
vallecaucanos, hasta el punto, que no reclamó para él, ni para ningún otro
personaje distinto de ellos, el mérito de sentirse libres en ese momento.
Bolívar en el Valle no gastó ni un solo tiro. Sin embargo, tuvo el coraje de
reclamar la leva, esto es, reclutar 1.000 hombres más para completar los
regimientos de su ejército, los batallones Bogotá y Neiva, que venían diezmados
por las enfermedades, a lo que la región vallecaucana respondió como siempre,
con el aporte de sus hijos más jóvenes. Un testimonio incontrovertible de este
hecho es la carta de Bolívar a Santander fechada el 5 de enero en Cali”.
(Silva Scarpetta, 2019).
Esta permanencia de Bolívar en Cali fue
importante porque no solo logró 1.000 soldados más para agregarlos a los 2.000
que traía en su marcha hacia la independencia del Ecuador para concluir la
tarea guerrea de despejar de españoles el Virreinato, sino porque seguramente
captó por tradición oral, la dimensión del aporte de los vallecaucanos para
llevar a cabo la primera batalla de la independencia dentro del territorio
granadino llevada a cabo en el Bajo Palacé en marzo 25 de 1811, con el aporte
de tropas cundinamarquesas, los caleños se habían apoyado en la Junta Suprema
de Bogotá para que delegaran al militar Antonio Baraya. El 1 de febrero de 1811
se había instalado una Junta en el Valle con representantes de las 6 ciudades
que se van a llamar Ciudades Confederadas (Toro, Cartago, Anserma, Buga, Cali y
Caloto), cada una aportando tropas para enfrentar a los españoles acantonados
en Popayán desde donde gobernaba el Sr Tacón y Rosique.
Como lo explica Alonso Valencia Llano, en Cali,
desde el primer brote del juntismo, 1809, se organizó una junta revolucionaria,
que expresó a las autoridades españolas en la región. El ACTA del 3 de julio de
1810 desde Cali, reconoce al Rey, denosta de Napoleón, pero hace un
planteamiento importante, se pregunta: ¿Qué pasará si los franceses siguen
ocupando España definitivamente? Seamos libres para elegir una forma de
gobierno. Allí dejaron abierta la rebeldía. Todo el esfuerzo de los patriotas
vallecaucanos que llevaron a cabo el movimiento de las Ciudades Confederadas
puede observarse en el anhelo de tener un Estado Provincial y lo palpamos en el
contenido de la Constitución de Popayán de 1814. Vencido el Gobernador español
de Popayán, Miguel Tacón y Rosique, los aliados de las Ciudades Confederadas,
crean la provincia de Popayán que integra a las 6 ciudades mencionadas, más
Pasto, Almaguer, Barbacoas, Iscuandé y las regiones del Raposo y Micay.
(Valencia Llano, 2017).
(*) Magíster en Ciencia Política (Universidad
Javeriana); PhD en Derecho con énfasis en Política Latinoamericana, Universidad
Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la
Universidad Libre.
Bibliografía
Atehortúa Adolfo León. “La Independencia jamás contada”. Libro de
ediciones Aurora. Primera edición. Impresión: Xpress Estudio Gráfico y Digital
SAS. Colombia, 2019.
Silva Scarpetta Alberto. “Tras de Sucre”. Columna de prensa publicada
en el periódico El País, diario vallecaucano, el 11 de noviembre del año 2019.
Valencia Llano Alonso. “Ciudades Confederadas del Valle”. Símbolos y
ritos en la formación de su cultura política. Libro de la colección artes y
humanidades. Historia. Universidad del Valle, programa editorial, Cali, julio
de 2017.