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13 oct 2019

Bolívar y la Construcción del Estado


Por: Alberto Ramos Garbiras (*)
A propósito de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de nuestro país, por la fecha de la Batalla de Boyacá(7 de agosto de 1819), que permitió asestar el golpe más certero al ejército relista español y debido a la emisión de la serie televisiva sobre la vida de Simón Bolívar que está realizando el canal Caracol todos los días a las 9 de la noche; he decidido redactar unas reflexiones sobre la construcción del Estado Grancolombiano, como paso posterior al cruce heroico de los Andes que concluyó con las batallas del Pantano de Vargas, la de Boyacá y la derrota de Barreiro, quedando liberado el centro del Virreinato .

El triunfo fue innegable, aunque trataron de ocultarlo inicialmente al mismo Virrey Juan Sámano, quien inmediatamente se enteró huyó disfrazado de indígena; la celebración de los patriotas y de la comunidad capitalina se realizó el 18 de septiembre de 1819; luego del festejo Bolívar se aplicó a pensar y escribir sobre la construcción del tipo de Estado que se necesitaba. Primero, establecer un gobierno en Santa Fe de Bogotá; segundo, terminar de liberar a Venezuela y tercero, liberar Quito, pues los restos de las tropas realistas permanecían allí.

 Marie Arana, escribió que Bolívar pensó en unas bases institucionales, una Corte Suprema, gobernadores provinciales, fuerza de policía, un Ministerio de Guerra y un Ministerio del Interior; relata que incautó las minas de oro, plata y esmeraldas que los españoles se habían apropiado, incautación aconsejada por el Barón Von Humboldt. También Bolívar procedió a revocar los impuestos del Rey, confiscó las propiedades españolas, creó una escuela para huérfanos y estableció un fondo para las viudas. A finales de septiembre nombró al General Francisco de Paula Santander, como vicepresidente. El biógrafo alemán Gerhard Masur, expuso que, fue realmente Santander el que hizo posible el futuro éxito de Bolívar. Llamó a cooperar al clero, los soldados, comerciantes y granjeros. Durante los primeros años Santander cumplió fielmente las órdenes de Bolívar. El lento distanciamiento de los dos hombres pertenece a otro capítulo.

 Bolívar viajo hacia el nororiente, pasó por Tunja, arribó a Bucaramanga, Pamplona y se estableció en Cúcuta, durante el trayecto se animó a reclutar tropas, sabía que debía enfrentarse a Pablo Morillo para expulsarlo de Venezuela donde estaba acantonado.

Bolívar viajó en diciembre a Angostura para definir las bases del Estado con un proyecto de Constitución. Allí se enteró de varios desacatos a sus instrucciones dadas antes de la batalla de Boyacá; lo habían desobedecido Páez (no había marchado para distraer a Morillo), el Sr Mariño también desobedeció al no unir fuerzas con Bermúdez; y Arismendi también se comportó de manera díscola. Y tuvo que enfrentar el problema de la defenestración del vicepresidente Zea, reemplazado por Arismendi. Hizo vales su autoridad y capacidad de mando, y de forma enérgica enderezó el rumbo de las cosas de cara a una eventual nueva batalla que se daría en Carabobo.

Bolívar tenía en la mente la creación de un Estado grande, buscaba que el Congreso de Angostura expidiera una Ley con carácter constitucional transformando el territorio colonial en territorio republicano, aunque faltara todavía expulsar tropas españolas que ya estaban disminuidas, pero no totalmente vencidas. Unir la Nueva Granada, con Venezuela y Quito, inicialmente, aunque tenía calculado un Estado más extenso. Expuso en un discurso sustentatorio los lineamientos centrales de ese Estado y llevó un proyecto de Constitución que luego se discutió en Cúcuta. Logró esa aprobación y se le reconoció en título de Presidente.

Ambos ejércitos, el Realista y el Patriota, tenían flaquezas, pero las ocultaban para evitar el envalentonamiento del otro; ambos habían quedado disminuidos, con la ventaja que el ejército Patriota tenía la moral en alto y el Realista estaba acongojado y maltrecho por la disminución de los pagos y la falta de estímulos. Pero del lado Patriota existía la indignación que implicó el sometimiento despótico colonial durante más de 260 años, más9 años de reyertas internas (1811-1814) y de represión española con la llamada Reconquista, un período de atrocidades (1815-1819); mucha gente había caído en la pobreza por los gastos en la guerra y las expropiaciones practicadas; la gente estaba ahíta y fastidiada por el derramamiento de sangre; y otros habían desertado.

Pablo Morillo, se encontraba en peor situación, desde finales de 1819 había solicitado refuerzos al Rey, pidió 20.000 hombres, ya le habían aprobado 4.000 de ellos, pero se produjo en enero de 1820 la rebelión del General  Rafael Riego, apoyado por los liberales progresistas que impulsaron la Constitución de Cádiz y querían que se restableciera esta normativa superior para modernizar el Estado español y ensamblar una monarquía constitucional; el Rey Fernando VII percibió el olor a cambios drásticos y por ello cedió para evitar un radicalización interna de fuerzas transformadoras que podrían llegar a derrocarlo o a decapitarlo como había sucedido con Luis XVI en Francia y con Carlos I en Inglaterra; al ceder ya tenía que abandonar las ínfulas imperiales y aflojar las tensiones en las colonias. Además, Pablo Morillo también se sentía desesperanzado por la larga guerra, llevaba 5 años desde que recaló en la Isla Margarita y programó el sitio a Cartagena; se había casado antes de partir y no había disfrutado el matrimonio; Esto hizo que Morillo se ablandara antes de enfrentar otra batalla con los patriotas y comenzó a buscar la firma de un armisticio, un tratado humanitario y el sello de la Paz.

Bolívar estaba interesado diplomática y socarronamente en la Paz para evitar más derramamientos de sangre porque conocía de las crueldades y perfidia de su contendor; entre varios aplazamientos urdidos por el Libertador para encontrarse los dos jefes militares, se citaron en Santa Ana (Trujillo) en 27 de noviembre y firmaron el armisticio que implicó la cesación momentánea de hostilidades. Bolívar colocó como condición indeclinable para firmar que reconocieran el nuevo Estado por él impulsado y ninguna pretendida sujeción a España. Bolívar después de este encuentro por la “Paz” buscaba la Paz completa porque Morillo se había retirado, pero quedaba parte del ejército español al mando de los generales De la Torre y el militar Morales.

Ante la dilatación de las negociaciones y la persistencia del ejército realista de permanecer acantonado en ciertas zonas estratégicas del territorio que Bolívar y los miembros del Congreso de Angostura ya consideraban una República  desde diciembre de 1819; Bolívar decidió concebir y planear la retoma de Caracas, al mismo tiempo el Libertador concibió la liberación de Quito, por ello le solicita a Antonio José de Sucre que se movilice al sur; mientras tanto iba organizando las tropas con Páez y Urdaneta, más las escaramuzas que le solicitó a Bermúdez practicara para distraer a los militares españoles, a fin de diseñar la estrategia de lo que se conoce como la batalla de Carabobo.

Los ingleses sí estuvieron al tanto de la guerra de independencia que Bolívar lideró parecida o con ribetes de una revolución, lo habían atendido desde 1810 y seguían interesados en el proceso de liberación para incursionar abiertamente en el mercado de las américas sin el monopolio del competidor español, incursión que Bolívar con carantoñas y añagazas les había prometido unas veces y sugerido otras  como compensación a la ayuda que pudiesen prestar. Indudablemente Luís López Méndez, amigo del Libertador, desempeño un papel importantísimo en la conscripción de guerreros ingleses que estaban cesantes de otras incursiones concluidas en diferentes partes.

Muchos observadores de la época y Bolívar mismo creyeron que los EEUU ayudarían en el proceso independentista del Virreinato, pero no fue así; el hecho de que  los norteamericanos hubieran librado una guerra de independencia respecto a los ingleses, lo los hizo solidarios con esta guerra de independencia en el sur (no existía ni se aplicó la solidaridad de causa); la diplomacia establecida con los gobiernos europeos y los intereses desarrollados desde los primeros gobiernos federalistas hicieron de freno a cualquier ayuda. Toda solicitud fue truncada o negada tajantemente, ni apoyo militar, ni envió de armas, ni préstamos se registraron. Antes, por el contrario, los norteamericanos ejercieron tráfico de armas para dotar a los españoles. El Secretario de Estado, Jhon Quincy Adams, fue renuente y escurridizo; además EEUU andaba por aquellas calendas en negociaciones o transacciones con España para comprar la Florida. Y algunos norteamericanos enterados de los hechos reales con influencia en la difusión de noticias, despotricaban contra Bolívar, como el Comodoro Oliver Perry, o el periodista Baltimore Baptis Irvine.

Simón Bolívar entre agosto de 1819 y junio de 1821(de Boyacá a Carabobo), se debatía mentalmente en la forma institucional que debía darle al Estado Colombiano, desde el punto de vista jurídico-constitucional; y en las soluciones que debía encontrar a las disidencias de sus hombres en Venezuela, alterados desde el primer encuentro de febrero en Angostura para concebir la tercera República, las apetencias personales de los líderes como Arizmendi, Bermúdez, Páez, Nariño y la agregación de territorios, cómo se iba a desenvolver. Pero sobre todo a la forma de arquitectura constitucional derivada para armar las instituciones y enfrentar las arremetidas externas, así como las internas porque los españoles acantonados persistían en recuperar lo perdido.

En diciembre de 1819 nació La Gran Colombia (Ecuador, Venezuela, Panamá y Colombia, juntos), Gerhard Masur, escribió, “El 1 de enero de 1821,un nuevo Congreso iba a reunirse en Cúcuta. Este cuerpo, el primer Congreso de Colombia, debía decidir la forma definitiva de la Constitución (…) Así el Libertador terminó un año de éxitos con un último triunfo, que fue tal vez el más importante de su carrera. Un futuro nacional de grandeza que solo podría materializarse en la naciente República colombiana, se erguía ante sus ojos”.
  
(*) Magíster en Ciencia Política (Universidad Javeriana); PhD en Derecho con énfasis en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la Universidad Libre.