Por: Alberto Ramos Garbiras (*)
A propósito de la conmemoración del
Bicentenario de la Independencia de nuestro país, por la fecha de la Batalla de
Boyacá(7 de agosto de 1819), que permitió asestar el golpe más certero al
ejército relista español y debido a la emisión de la serie televisiva sobre la
vida de Simón Bolívar que está realizando el canal Caracol todos los días a las
9 de la noche; he decidido redactar unas reflexiones sobre la construcción del
Estado Grancolombiano, como paso posterior al cruce heroico de los Andes que
concluyó con las batallas del Pantano de Vargas, la de Boyacá y la derrota de
Barreiro, quedando liberado el centro del Virreinato .
El triunfo fue innegable, aunque trataron de
ocultarlo inicialmente al mismo Virrey Juan Sámano, quien inmediatamente se
enteró huyó disfrazado de indígena; la celebración de los patriotas y de la
comunidad capitalina se realizó el 18 de septiembre de 1819; luego del festejo
Bolívar se aplicó a pensar y escribir sobre la construcción del tipo de Estado
que se necesitaba. Primero, establecer un gobierno en Santa Fe de Bogotá;
segundo, terminar de liberar a Venezuela y tercero, liberar Quito, pues los
restos de las tropas realistas permanecían allí.
Marie
Arana, escribió que Bolívar pensó en unas bases institucionales, una Corte Suprema,
gobernadores provinciales, fuerza de policía, un Ministerio de Guerra y un
Ministerio del Interior; relata que incautó las minas de oro, plata y
esmeraldas que los españoles se habían apropiado, incautación aconsejada por el
Barón Von Humboldt. También Bolívar procedió a revocar los impuestos del Rey,
confiscó las propiedades españolas, creó una escuela para huérfanos y
estableció un fondo para las viudas. A finales de septiembre nombró al General
Francisco de Paula Santander, como vicepresidente. El biógrafo alemán Gerhard
Masur, expuso que, fue realmente Santander el que hizo posible el futuro éxito
de Bolívar. Llamó a cooperar al clero, los soldados, comerciantes y granjeros.
Durante los primeros años Santander cumplió fielmente las órdenes de Bolívar.
El lento distanciamiento de los dos hombres pertenece a otro capítulo.
Bolívar
viajo hacia el nororiente, pasó por Tunja, arribó a Bucaramanga, Pamplona y se
estableció en Cúcuta, durante el trayecto se animó a reclutar tropas, sabía que
debía enfrentarse a Pablo Morillo para expulsarlo de Venezuela donde estaba
acantonado.
Bolívar viajó en diciembre a Angostura para
definir las bases del Estado con un proyecto de Constitución. Allí se enteró de
varios desacatos a sus instrucciones dadas antes de la batalla de Boyacá; lo
habían desobedecido Páez (no había marchado para distraer a Morillo), el Sr
Mariño también desobedeció al no unir fuerzas con Bermúdez; y Arismendi también
se comportó de manera díscola. Y tuvo que enfrentar el problema de la defenestración
del vicepresidente Zea, reemplazado por Arismendi. Hizo vales su autoridad y
capacidad de mando, y de forma enérgica enderezó el rumbo de las cosas de cara
a una eventual nueva batalla que se daría en Carabobo.
Bolívar tenía en la mente la creación de un
Estado grande, buscaba que el Congreso de Angostura expidiera una Ley con
carácter constitucional transformando el territorio colonial en territorio
republicano, aunque faltara todavía expulsar tropas españolas que ya estaban
disminuidas, pero no totalmente vencidas. Unir la Nueva Granada, con Venezuela
y Quito, inicialmente, aunque tenía calculado un Estado más extenso. Expuso en
un discurso sustentatorio los lineamientos centrales de ese Estado y llevó un
proyecto de Constitución que luego se discutió en Cúcuta. Logró esa aprobación
y se le reconoció en título de Presidente.
Ambos ejércitos, el Realista y el Patriota,
tenían flaquezas, pero las ocultaban para evitar el envalentonamiento del otro;
ambos habían quedado disminuidos, con la ventaja que el ejército Patriota tenía
la moral en alto y el Realista estaba acongojado y maltrecho por la disminución
de los pagos y la falta de estímulos. Pero del lado Patriota existía la
indignación que implicó el sometimiento despótico colonial durante más de 260
años, más9 años de reyertas internas (1811-1814) y de represión española con la
llamada Reconquista, un período de atrocidades (1815-1819); mucha gente había
caído en la pobreza por los gastos en la guerra y las expropiaciones
practicadas; la gente estaba ahíta y fastidiada por el derramamiento de sangre;
y otros habían desertado.
Pablo Morillo, se encontraba en peor situación,
desde finales de 1819 había solicitado refuerzos al Rey, pidió 20.000 hombres,
ya le habían aprobado 4.000 de ellos, pero se produjo en enero de 1820 la
rebelión del General Rafael Riego,
apoyado por los liberales progresistas que impulsaron la Constitución de Cádiz
y querían que se restableciera esta normativa superior para modernizar el Estado
español y ensamblar una monarquía constitucional; el Rey Fernando VII percibió
el olor a cambios drásticos y por ello cedió para evitar un radicalización
interna de fuerzas transformadoras que podrían llegar a derrocarlo o a
decapitarlo como había sucedido con Luis XVI en Francia y con Carlos I en
Inglaterra; al ceder ya tenía que abandonar las ínfulas imperiales y aflojar
las tensiones en las colonias. Además, Pablo Morillo también se sentía
desesperanzado por la larga guerra, llevaba 5 años desde que recaló en la Isla
Margarita y programó el sitio a Cartagena; se había casado antes de partir y no
había disfrutado el matrimonio; Esto hizo que Morillo se ablandara antes de
enfrentar otra batalla con los patriotas y comenzó a buscar la firma de un
armisticio, un tratado humanitario y el sello de la Paz.
Bolívar estaba interesado diplomática y
socarronamente en la Paz para evitar más derramamientos de sangre porque
conocía de las crueldades y perfidia de su contendor; entre varios
aplazamientos urdidos por el Libertador para encontrarse los dos jefes
militares, se citaron en Santa Ana (Trujillo) en 27 de noviembre y firmaron el
armisticio que implicó la cesación momentánea de hostilidades. Bolívar colocó
como condición indeclinable para firmar que reconocieran el nuevo Estado por él
impulsado y ninguna pretendida sujeción a España. Bolívar después de este
encuentro por la “Paz” buscaba la Paz completa porque Morillo se había
retirado, pero quedaba parte del ejército español al mando de los generales De
la Torre y el militar Morales.
Ante la dilatación de las negociaciones y la
persistencia del ejército realista de permanecer acantonado en ciertas zonas
estratégicas del territorio que Bolívar y los miembros del Congreso de
Angostura ya consideraban una República
desde diciembre de 1819; Bolívar decidió concebir y planear la retoma de
Caracas, al mismo tiempo el Libertador concibió la liberación de Quito, por
ello le solicita a Antonio José de Sucre que se movilice al sur; mientras tanto
iba organizando las tropas con Páez y Urdaneta, más las escaramuzas que le
solicitó a Bermúdez practicara para distraer a los militares españoles, a fin
de diseñar la estrategia de lo que se conoce como la batalla de Carabobo.
Los ingleses sí estuvieron al tanto de la
guerra de independencia que Bolívar lideró parecida o con ribetes de una
revolución, lo habían atendido desde 1810 y seguían interesados en el proceso
de liberación para incursionar abiertamente en el mercado de las américas sin
el monopolio del competidor español, incursión que Bolívar con carantoñas y
añagazas les había prometido unas veces y sugerido otras como compensación a la ayuda que pudiesen
prestar. Indudablemente Luís López Méndez, amigo del Libertador, desempeño un
papel importantísimo en la conscripción de guerreros ingleses que estaban
cesantes de otras incursiones concluidas en diferentes partes.
Muchos observadores de la época y Bolívar mismo
creyeron que los EEUU ayudarían en el proceso independentista del Virreinato,
pero no fue así; el hecho de que los
norteamericanos hubieran librado una guerra de independencia respecto a los
ingleses, lo los hizo solidarios con esta guerra de independencia en el sur (no
existía ni se aplicó la solidaridad de causa); la diplomacia establecida con
los gobiernos europeos y los intereses desarrollados desde los primeros
gobiernos federalistas hicieron de freno a cualquier ayuda. Toda solicitud fue
truncada o negada tajantemente, ni apoyo militar, ni envió de armas, ni
préstamos se registraron. Antes, por el contrario, los norteamericanos ejercieron
tráfico de armas para dotar a los españoles. El Secretario de Estado, Jhon
Quincy Adams, fue renuente y escurridizo; además EEUU andaba por aquellas
calendas en negociaciones o transacciones con España para comprar la Florida. Y
algunos norteamericanos enterados de los hechos reales con influencia en la
difusión de noticias, despotricaban contra Bolívar, como el Comodoro Oliver
Perry, o el periodista Baltimore Baptis Irvine.
Simón Bolívar entre agosto de 1819 y junio de
1821(de Boyacá a Carabobo), se debatía mentalmente en la forma institucional
que debía darle al Estado Colombiano, desde el punto de vista
jurídico-constitucional; y en las soluciones que debía encontrar a las
disidencias de sus hombres en Venezuela, alterados desde el primer encuentro de
febrero en Angostura para concebir la tercera República, las apetencias
personales de los líderes como Arizmendi, Bermúdez, Páez, Nariño y la
agregación de territorios, cómo se iba a desenvolver. Pero sobre todo a la
forma de arquitectura constitucional derivada para armar las instituciones y
enfrentar las arremetidas externas, así como las internas porque los españoles
acantonados persistían en recuperar lo perdido.
En diciembre de 1819 nació La Gran Colombia (Ecuador,
Venezuela, Panamá y Colombia, juntos), Gerhard Masur, escribió, “El 1 de enero de 1821,un nuevo Congreso iba
a reunirse en Cúcuta. Este cuerpo, el primer Congreso de Colombia, debía
decidir la forma definitiva de la Constitución (…) Así el Libertador terminó un
año de éxitos con un último triunfo, que fue tal vez el más importante de su
carrera. Un futuro nacional de grandeza que solo podría materializarse en la
naciente República colombiana, se erguía ante sus ojos”.
(*) Magíster en Ciencia Política (Universidad
Javeriana); PhD en Derecho con énfasis en Política Latinoamericana, Universidad
Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la
Universidad Libre.