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14 sept 2019

Colonizadores y Arrieros.


Por: Alberto Ramos Garbiras. (*)
Aquí me permito pergeñar, sin spoilers, otros tópicos de la novela escrita por Omar Adolfo Arango, su nueva obra literaria San Luís de Sevilla, donde narra una historia que va desde 1851 hasta 1946,una temporalidad de 95 años, 52 antes de la fundación de Sevilla (Valle) y 43 posteriores, entregándole a los lectores una cuadro histórico, político y costumbrista que empieza describiendo la vocación agraria de la época con cultivos de añil, cacao y tabaco, y la inclinación de los hacendados por la cría y levante de ganado en amplias dehesas, como lo hacía Don Tomás Uribe, padre de Heraclio, el fundador.

Omar Adolfo Arango relata hechos de la familia Uribe Uribe desde Valparaíso (Antioquia) con sus padres Tomás Uribe Toro y Doña María Luisa Uribe; es una novela también con acento costumbrista; relata las prácticas y usos de los arrieros, sus maneras, expresiones regionales, modismos giros en el lenguaje de la época, la vestimenta de la época. Antes de describir la fundación de Sevilla, detalla el cuadro familiar de los Uribe Uribe; la vida de Don Heraclio con sus hermanos que habían recorrido la zona circunvecina a Sevilla; El Overo, Bugalagrande, Tuluá, Zarzal, Roldanillo, hasta asentarse la familia en Buga; la dolorosa muerte de la madre en 1874 después de la travesía de dos meses desde Antioquia al Cauca. Y luego la desgarradora muerte de tres hermanos menores (Carlos, Susana y teresita), por tifoidea, en el curso de una semana.

La crónica novelada de Omar Adolfo Arango, se remonta a 1851 en Fredonia, luego nace Heraclio Uribe Uribe en la finca El Naranjal, el fundador de Sevilla, hermano del político liberal más importante de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, partícipe en virtud a la turbulencia de los acontecimientos de dos guerras civiles, se opuso con vehemencia al régimen de la llamada Regeneración liderada por Rafael Núñez, y no concebía que se pudiera perder por secesión Panamá , alentada la separación por los EEUU para construir el canal que no habían podido realizar en Nicaragua con Wlliam Walker y sus paramlitares los Pinkerton; Rafael Uribe Uribe, autor de varios ensayos, entre ellos uno sobre la importancia del café en la economía colombiana, y protagonista de importantes eventos hasta que fue asesinado vilmente en Bogotá a punta de hachazos, un doctrinante del partido liberal que consolidó la línea teórica del partido liberal de finales del siglo XIX y principios del XX.

Esta obra puede mirarse también como una novela política, aparecen alusiones a la terminación de la esclavitud; se refiere a los presidentes de la segunda mitad del siglo XIX, a las guerras civiles de 1876 y 1884, las disputas entre liberales y conservadores, incluye alusiones y varios aspectos referentes a los gobiernos liberales del Olimpo Radical (1863/1885); se siente en muchas páginas las tensiones políticas y sociales que desembocan en confrontaciones armadas, en una crispación de los ánimos que afectó la economía; odios desbordados por el uso del lenguaje de los curas desde los púlpitos, afectados por el proceso de desamortización de sus bienes que habían acumulado de herencias cedidas por católicos inducidos a entregarlas.

 Heraclio Uribe participó como guerrillero liberal en la guerra de 1876, durante el gobierno de Aquileo Parra (coincidencialmente en su vejez va a parecerse a la estampa de Aquileo grabada en libros de historia). Y será nombrado coronel por Julián Trujillo, jefe del ejército oficial, también Heraclio será Prefecto del Gobierno en Manizales; además Prefecto y Constituyente del Estado de Antioquia. Omar Adolfo Arango, narra la batalla de los Chancos con precisión de cronista, al estilo de Soublette acompañando a Bolívar en sus batallas y consignando todo en boletines; así leemos con asombro como el fanático llamado El Mesías irrumpe en el campo de batalla gritando letanías y vociferando a nombre del papa Pio Nono, como los cruzados medioevales contra los musulmanes.

Esta crónica novelada, tiene un énfasis histórico en todas sus páginas; nos muestra el fanatismo religioso que llevó a ese proceso de desamortización de bienes de manos muertas por parte del gobierno, describe a los curas lanzando epítetos y sátiras contra los liberales que los habían expropiado; describe el éxodo o fuga de curas dominicos, franciscanos y jesuitas sacando los bienes y joyas del país. Otros los enterraban para ocultarlos temporalmente. Se refiere a los latifundios logrados por los clérigos y por conservadores aliados y los compara con las zonas de mediana propiedad adquiridas con dificultad por colonizadores y campesinos para establecer la economía familiar. El autor es satírico contra los curas que ideologizaron a la población, se desprende una actitud escéptica del cronista contra la iglesia, sin caer en el ateísmo.

 El autor se refiere a la extracción del oro de las minas (el oro movía todos los negocios); lo que nos denota como el oro siempre ha sido el objeto de persecución por parte de los conquistadores, españoles y continuo durante la Colonia que los llevó a traer forzadamente a los africanos sometidos  para reemplazar la mano indígena extinguida; el oro y su extracción durante las primeras fases de la República; y el oro hoy concedido a compañías extranjeras en detrimento de páramos, ríos y bosque, o en manos de la minería ilegal y criminal que alienta también otras clases de disputas y violencias regionales.

En esta crónica novelada leemos descripciones de la naturaleza, de los entornos, de la geografía, ríos, quebradas, variada arborización, una novela con componente ambiental, a la manera de Jorge Isaacs en María, la más importante novela del siglo XIX. Precisamente Jorge Isaacs aparece mencionado en el contexto de la guerra civil de 1876, al lado de su primo, el Gobernador del Gran Cauca, César Conto, cuando fugazmente reciben información de Rafael Uribe, antes de la batalla de Los Chancos. Esta guerra civil impulsada por los conservadores antioqueños va a enfurecer a Isaacs quien 4 años después se toma Antioquia, derrocando al Presidente Restrepo, para tratar de evitar los pasos hacia la disolución de las estructuras radicales estampadas en la Constitución de Rionegro, porque Isaacs ya columbraba las intenciones de Rafael Núñez. O sea, Rafael Uribe y Jorge Isaacs, en diferentes momentos se enfrentaron a Rafael Núñez, porque veían errado el proceder de los regeneracionistas.

(*) Magister en Ciencia política, egresado de la Universidad Javeriana