Por: Alberto Ramos Garbiras. (*)
Aquí me permito pergeñar, sin spoilers, otros
tópicos de la novela escrita por Omar Adolfo Arango, su nueva obra literaria
San Luís de Sevilla, donde narra una historia que va desde 1851 hasta 1946,una
temporalidad de 95 años, 52 antes de la fundación de Sevilla (Valle) y 43
posteriores, entregándole a los lectores una cuadro histórico, político y
costumbrista que empieza describiendo la vocación agraria de la época con
cultivos de añil, cacao y tabaco, y la inclinación de los hacendados por la
cría y levante de ganado en amplias dehesas, como lo hacía Don Tomás Uribe,
padre de Heraclio, el fundador.
Omar Adolfo Arango relata hechos de la familia
Uribe Uribe desde Valparaíso (Antioquia) con sus padres Tomás Uribe Toro y Doña
María Luisa Uribe; es una novela también con acento costumbrista; relata las
prácticas y usos de los arrieros, sus maneras, expresiones regionales, modismos
giros en el lenguaje de la época, la vestimenta de la época. Antes de describir
la fundación de Sevilla, detalla el cuadro familiar de los Uribe Uribe; la vida
de Don Heraclio con sus hermanos que habían recorrido la zona circunvecina a
Sevilla; El Overo, Bugalagrande, Tuluá, Zarzal, Roldanillo, hasta asentarse la
familia en Buga; la dolorosa muerte de la madre en 1874 después de la travesía
de dos meses desde Antioquia al Cauca. Y luego la desgarradora muerte de tres
hermanos menores (Carlos, Susana y teresita), por tifoidea, en el curso de una
semana.
La crónica novelada de Omar Adolfo Arango, se
remonta a 1851 en Fredonia, luego nace Heraclio Uribe Uribe en la finca El Naranjal,
el fundador de Sevilla, hermano del político liberal más importante de finales
del siglo XIX y comienzos del siglo XX, partícipe en virtud a la turbulencia de
los acontecimientos de dos guerras civiles, se opuso con vehemencia al régimen
de la llamada Regeneración liderada por Rafael Núñez, y no concebía que se
pudiera perder por secesión Panamá , alentada la separación por los EEUU para
construir el canal que no habían podido realizar en Nicaragua con Wlliam Walker
y sus paramlitares los Pinkerton; Rafael Uribe Uribe, autor de varios ensayos,
entre ellos uno sobre la importancia del café en la economía colombiana, y
protagonista de importantes eventos hasta que fue asesinado vilmente en Bogotá
a punta de hachazos, un doctrinante del partido liberal que consolidó la línea
teórica del partido liberal de finales del siglo XIX y principios del XX.
Esta obra puede mirarse también como una novela
política, aparecen alusiones a la terminación de la esclavitud; se refiere a
los presidentes de la segunda mitad del siglo XIX, a las guerras civiles de
1876 y 1884, las disputas entre liberales y conservadores, incluye alusiones y
varios aspectos referentes a los gobiernos liberales del Olimpo Radical (1863/1885);
se siente en muchas páginas las tensiones políticas y sociales que desembocan
en confrontaciones armadas, en una crispación de los ánimos que afectó la
economía; odios desbordados por el uso del lenguaje de los curas desde los
púlpitos, afectados por el proceso de desamortización de sus bienes que habían
acumulado de herencias cedidas por católicos inducidos a entregarlas.
Heraclio
Uribe participó como guerrillero liberal en la guerra de 1876, durante el
gobierno de Aquileo Parra (coincidencialmente en su vejez va a parecerse a la
estampa de Aquileo grabada en libros de historia). Y será nombrado coronel por
Julián Trujillo, jefe del ejército oficial, también Heraclio será Prefecto del
Gobierno en Manizales; además Prefecto y Constituyente del Estado de Antioquia.
Omar Adolfo Arango, narra la batalla de los Chancos con precisión de cronista,
al estilo de Soublette acompañando a Bolívar en sus batallas y consignando todo
en boletines; así leemos con asombro como el fanático llamado El Mesías irrumpe
en el campo de batalla gritando letanías y vociferando a nombre del papa Pio
Nono, como los cruzados medioevales contra los musulmanes.
Esta crónica novelada, tiene un énfasis
histórico en todas sus páginas; nos muestra el fanatismo religioso que llevó a
ese proceso de desamortización de bienes de manos muertas por parte del
gobierno, describe a los curas lanzando epítetos y sátiras contra los liberales
que los habían expropiado; describe el éxodo o fuga de curas dominicos,
franciscanos y jesuitas sacando los bienes y joyas del país. Otros los
enterraban para ocultarlos temporalmente. Se refiere a los latifundios logrados
por los clérigos y por conservadores aliados y los compara con las zonas de
mediana propiedad adquiridas con dificultad por colonizadores y campesinos para
establecer la economía familiar. El autor es satírico contra los curas que
ideologizaron a la población, se desprende una actitud escéptica del cronista
contra la iglesia, sin caer en el ateísmo.
El autor
se refiere a la extracción del oro de las minas (el oro movía todos los
negocios); lo que nos denota como el oro siempre ha sido el objeto de
persecución por parte de los conquistadores, españoles y continuo durante la
Colonia que los llevó a traer forzadamente a los africanos sometidos para reemplazar la mano indígena extinguida;
el oro y su extracción durante las primeras fases de la República; y el oro hoy
concedido a compañías extranjeras en detrimento de páramos, ríos y bosque, o en
manos de la minería ilegal y criminal que alienta también otras clases de
disputas y violencias regionales.
En esta crónica novelada leemos descripciones
de la naturaleza, de los entornos, de la geografía, ríos, quebradas, variada
arborización, una novela con componente ambiental, a la manera de Jorge Isaacs
en María, la más importante novela del siglo XIX. Precisamente Jorge Isaacs
aparece mencionado en el contexto de la guerra civil de 1876, al lado de su
primo, el Gobernador del Gran Cauca, César Conto, cuando fugazmente reciben
información de Rafael Uribe, antes de la batalla de Los Chancos. Esta guerra
civil impulsada por los conservadores antioqueños va a enfurecer a Isaacs quien
4 años después se toma Antioquia, derrocando al Presidente Restrepo, para
tratar de evitar los pasos hacia la disolución de las estructuras radicales
estampadas en la Constitución de Rionegro, porque Isaacs ya columbraba las
intenciones de Rafael Núñez. O sea, Rafael Uribe y Jorge Isaacs, en diferentes
momentos se enfrentaron a Rafael Núñez, porque veían errado el proceder de los
regeneracionistas.
(*) Magister en Ciencia política, egresado de
la Universidad Javeriana