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2 mar 2019

Reforma Política 2018-2019


La reforma política que impulsa el Gobierno del Presidente Duque se comenzó a tramitar en la segunda legislatura del año 2018, y de salir avante con todas las discusiones que tendrá en las comisiones, será la reforma política del año 2019. Otra reforma política de la luenga lista en los últimos 28 años después de la Constitución de 1991 que incluye entre otras las reformas de los años 1995 en el Gobierno Samper donde se intentó introducir el sistema unicameral; la de 1998-99 del gobierno Pastrana Arango que, incluía la lista única para evitar la operación avispa, el umbral y la cifra repartidora entre otros aspectos; la reforma del año 2003 dentro del primer gobernó de Uribe Vélez; y  la otra reforma en el segundo gobierno de este en el año 2009.  La reforma del año 2011 con la expedición de la ley estatutaria sobre los partidos políticos. Luego dentro del segundo gobierno de Santos se intentó la reforma de equilibrio de poderes, una mezcla político-electoral y judicial; y en el 2018 reforma política parcial vía fast track que sirvió para reconocer a las FARC como partido por la reinserción.

 Cada presidente quiere pasar a la historia como el gran reformador de las instituciones políticas, pero el país sigue bajo la sombrilla de la corrupción y sin modernizarse institucionalmente para que esta Democracia se amplíe, funcione y sea garantista

 La reforma política 2018-2019 ha tenido como los árboles de navidad toda clase de adornos y perendengues: Reelección del alcalde de Bogotá, propuesta de permisión para nombrar como ministros a los congresistas, oxigenación de los mecanismos internos de selección al interior de los partidos políticos, la intervención del Congreso para decidir sobre la inversión presupuestal regional en un 20%, la creación del ministerio de Colciencias, “también pasó la prohibición de la doble militancia y la posibilidad de que los congresistas transiten del Legislativo al Gobierno sin ninguna clase de incompatibilidad y en el mismo periodo puedan renunciar a su curul para ser ministros o altos funcionarios del Ejecutivo. No prosperó la propuesta de creación de vicegobernadores y vicealcaldes en los entes territoriales, elegidos el mismo día, etc.

 Al terminar el año 2018, a las carreras o ahorcajadas, el contenido de la reforma política terminó sin claridad sobre dos puntos básicos, la financiación estatal de las campañas y la definición del voto preferente. Tampoco pasó la paridad de géneros. Y nada que incluyen el voto electrónico. El voto preferente es el aspecto más polémico, cuando empezó el trámite de la reforma política en septiembre del 2018 todos estaban de acuerdo, había que modificar la figura, pero al terminar el año la fueron evaporando. En los últimos años la lista preferente desdibujo la disciplina de partidos y de bancadas. Permeó las tesorerías de las campañas, envalentonó a los congresistas que se creen no necesitan de nadie, pulverizó la disciplina de los partidos para volverlos nanopartidos ya que el esfuerzo para hacerse elegir es personal o familiar. Y desideologizó más la actividad política pues cada elegido se cree jefe haciendo transacciones personales con el voto: una pérdida de principios.

 La reforma política obtuvo la conciliación de refilón para seguir en la próxima legislatura con cuatro debates, 59 votos a favor entre los retazos de la bancada de gobierno donde varios independientes jugaron a ser de la bancada oficial, una coalición al detal atrayendo independientes graneados. Por falta de una coalición más sólida se hundió la reforma a la justicia, se vació la reforma política y la tributaria les quedó coja.

 Las maniobras que se hicieron en la Cámara de Representantes dejaron inconformes a muchos pues el almendrón de la reforma política era purificar la participación acabando con el voto preferente, al no lograrse la reforma quedará imperfecta y el sistema político lleno de inconsistencias. Las maniobras molestaron sobre todo a los miembros de la Alianza Verde porque vieron deformados los propósitos iniciales de la reforma. De otro lado, Aída Avella, señaló que sin el voto de la oposición fue aprobada esta reforma.” ¡Todo lo sustancial fue excluido, democratizar les causa pánico! Quieren perpetuar un régimen político y electoral corrupto”.

 El nuevo gobierno se ha abstenido de repartir la llamada mermelada y concentrarla toda de manera endógena por eso no tiene mayorías solventes. El nuevo gobierno proviene de la matriz Centro Democrático, un partido que ganó las elecciones después de una oposición personal de su jefe durante 8 años de persistencia para desacreditar a Juan Manuel Santos, a quien vieron como usurpador; ahora Uribe Vélez se empeña en construir un partido fuerte y hegemónico que no va a compartir con todos porque después no logrará las mayorías que pretende ni podría llevar a cabo las sucesiones presidenciales que concibe.

 La reforma política a fondo si es necesaria pero la pretenden dejar con flaquezas para precisamente perpetuase los que saben cómo se apoderan de porciones de Estado sin ser regulados y cómo se sostiene a las clientelas. Pero el electorado esta arisco porque tanto escándalo y denuncias comprobadas hacen que se tornen más escépticos frente a la dirigencia tradicional, la consulta anticorrupción con 12 millones de votos fue la campanada definitiva de que todo no puede seguir igual.

 La corrupción desbordada que se facilitó por la parcelación del aparato administrativo en manos de clanes y élites partidistas, la atomización o fragmentación de los partidos por falta de disciplina política y por el relajamiento ético y la falta de militancia de los electores dentro de las estructuras partidistas, ha hecho que los partidos se debiliten. Los partidos tradicionales ya no son partidos fuertes, y los partidos nuevos surgidos después de la reforma del año 2003 se deshilacharon en 16 años por las mutaciones constantes ante el presidencialismo de reelección, con un trasteo entre Uribistas y Santistas. Para el calendario electoral 2019 en disputa por las alcaldías y las gobernaciones, las coaliciones serán más variadas, abigarradas e inentendibles, y los candidatos independientes que también buscarán coaligarse, se reproducirán.

 Desaparecieron en la última reforma política los cambios a fondo del Consejo Nacional Electoral un ente que en vez de aclarar ha entorpecido el sistema electoral. Y esto ralentiza o pospone la transformación que se esperaba. En Colombia se ha manipulado el sistema electoral, se han hecho cancamusas torticeras para cambiar la legalidad del ordenamiento jurídico aplicable. El fraude electoral, motivó una guerra civil en el siglo XIX, generó violencia en la década del 50 del siglo XX, ha sido motivo de asesinatos municipales, de la sicarización en algunos directorios de los partidos en varias décadas, de distorsión de la realidad política en Colombia y la Registraduría Nacional del Estado Civil no ha logrado una modernización efectiva. Menos el Consejo Nacional Electoral copado por políticos de segunda categoría al servicio de los jefes nacionales de los partidos políticos.

 A la reforma le incluyeron un aspecto positivo y necesario para depurar gobernantes desviados hacia la corrupción, como lo sintetizó Juan Camilo Montoya, especialista en Comunicación Política- EAFIT, “A la reforma le añadieron, que si un gobernante resulta condenado mientras ejerce, las sanciones para el partido político que lo apoyó pueden ir desde multas, devolución de los recursos públicos percibidos mediante el sistema de reposición de votos, hasta la cancelación de la personería jurídica. Además, el partido o movimiento que lo avaló no podrá presentar candidatos para las siguientes elecciones en esa localidad o región. Para este caso, si faltan menos de 18 meses para elecciones, el presidente de la República o el Gobernador deberán designar el reemplazo “. Favorable también para el sistema político la propuesta que pasó el 4 debate: el límite de tres periodos para congresistas, concejales, diputados y miembros de las JAL.


Por: Alberto Ramos Garbiras | Abogado con especialización en Derecho Constitucional de  la Universidad Libre Seccional Cali; Magíster en Ciencia Política, Universidad Javeriana, PhD, Doctorado en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España).