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2 jul 2018

Matices del Populismo


Las diferentes formas de populismo confunden a la gente. Hay una variedad de matices, ello se debe a que cada líder de derecha o de izquierda que proviene de la política no formal, o es un Out Sider, convoca al pueblo y dice representarlo sin ser el pueblo consultado para decidir, solo es convocado a votar, después de la descarga incendiaria de discursos desde varios flancos: irrumpen en el escenario aprovechando la crisis o el malestar.

Ese pueblo como concepto o categoría política es una expresión que encierra varios significados. Puede decirse Pueblo para referirse a toda la nación de un país, por ejemplo, el pueblo colombiano. Dentro de ese país si a una persona le preguntan, Usted de dónde es, contestan: de Boyacá, o de Nariño, dependiendo del departamento de origen, nadie contesta soy colombiano. Si esa misma persona está en España y le preguntan, de dónde es: dice colombiano, incluyen el componente de la nacionalidad. Otra forma de usar la expresión Pueblo dentro del uso político interno, y en momentos de rebelión, protestas o insurgencia, es señalando a los que reclaman como “son gente del pueblo”. O sea con un tono despectivo. Esa es la explicación del origen de la palabra, al señalar a los que  marchan en contra de medidas gubernamentales y son guiados por algún líder, como parte del populismo.

Pero el Pueblo no es homogéneo. Está compuesto de sectores, clases, estratos, movimientos sociales, etnias, razas, campesinos, obreros, gremios, asociaciones, etc., por lo tanto para diseñar políticas públicas, aplicarlas con el presupuesto adecuado y resolver los reclamos, los antagonismos y conflictos, la única contradicción no es la del capital / trabajo; hay que resolver los antagonismos multiplicados en la sociedad por la desatención, las exclusiones y las políticas neoliberales en externo privatizadoras.

El populismo de izquierda es mirado por los sectores tradicionales de un país como la interrupción al sistema de  partidos establecidos, y alterador de la normalidad democrática, esta es la mirada de las élites tradicionales adscritas a los partidos políticos formales, apuntalados por la burguesía que, se mueven dentro de las democracias liberales.

El populismo de derecha es tolerado por la élites burguesas y empresariales porque no les afecta el nacionalismo o el proteccionismo que despierta, y porque saben que el régimen no lo van a alterar; ven en esos atractivos que el populista de derecha promueve, una forma de ganar imagen (con la promoción del paternalismo), pero que no alteraran la estructura del Estado oligárquico.

Ambos populismos, de derecha e izquierda, acuden en busca del pueblo para obtener la votación necesaria a fin de escalar al poder central. Los populistas de derecha se apoyan más en la invocación de la Democracia representativa; los de izquierda en la Democracia participativa (mecanismos contenidos en el artículo 103 de la Constitución). La Democracia participativa es una deriva de la representativa. En Colombia la Democracia representativa es un constructo teórico que juega con el concepto de soberanía, una vez elegidos los congresistas desenchufan a los electores y es muy difícil desatornillarnos de la curul porque no existe la revocatoria, solo un régimen de inhabilidades e incompatibilidades que saben sortear en los procesos ante el Consejo de Estado. Y la otra, la democracia Participativa ha sido obstruida por el rigor y complejidad para activar la participación del plebiscito(solo uno en 27 años, sobre la Paz, y errado; el referéndum constitucional (solo uno 2003, y fallido); la revocatoria del mandato de alcaldes y gobernadores en un número ínfimo y sin efectos para cambiar el poder local; el cabildo abierto (una burla a los líderes municipales, en  los concejos municipales), la iniciativa legislativa popular (solo 3 leyes en 27 años). Y no existe revocatoria presidencial.

La forma de ascenso al poder de los populistas (las elecciones), y la contemporización de los líderes de derecha con las estructuras del poder, hace que se mantengan actuando en la formalidad democrática. Esa formalidad construida por el derecho público (Constitucional, Administrativo e Internacional), los entrampa en una maraña de normas tejidas por los Congresos de la República anteriores que, impide el cambio del sistema porque el reformismo gradual con actos legislativos no hace mella a la estructura del poder oligárquico: la única forma de un cambio sustancial es a través de una Constituyente que, usualmente impulsan los populistas de izquierda. Los de derecha se mueven con los cambios en dosis de los actos legislativos, reformatorios de la Constitución. Razón que explica las propuestas de populistas de derecha para acomodarse y afianzarse acunándose en el autoritarismo que van imponiendo con contrarreformas o de facto con medidas administrativas durante el mando, coadyuvados a través de esos actos legislativos (cambios menores de la Constitución); y los populistas de izquierda con Asambleas Constituyentes para logar cambios de fondo que les permitan prolongar el período. Los populistas de derecha encuentran en la Rama Judicial un aliado porque con la interpretación jurídica dentro de las sentencias de constitucionalidad los apuntalan para proseguir reafirmando el poder cambiado.

El populismo de izquierda cuando llega al poder es una forma de Gobierno dentro de un Estado, pero se mantiene dentro del mismo sistema de derecho y allí quedan entrampados los dirigentes y el pueblo, amplían la Democracia, pero no avanzan lo suficiente para remodelarla. Democracias donde la única igualdad es ante la Ley: y esto es un espejismo del positivismo. El enredo lo van creando las élites dominantes durante las diferentes etapas de hegemonía, con la profusión de las normas del derecho. Se legisla para mantener el sistema. Como lo explicó Marx: el derecho es un instrumento de dominación de quienes detentan el poder. La Constituyente es la única forma de variar las instituciones para hacerlas más flexibles.  De cambiar luego el derecho que deriva de la fuente principal.

El populismo es reformista pero no transformador de la sociedad, ni radical: alivia la situación de la pobrecía, pero no los saca de la pobreza y menos de su condición de clase. El populismo en cualquiera de sus matices motiva la agitación política, es crítico dependiendo de los temas que enarbole, da la sensación de cambio, pero el aparato del Estado quedará igual sino se lleva a cabo un proceso destituyente y constituyente. Las tres formas de cambiar un régimen o sistema político son: la Revolución, el Golpe de Estado o una Constituyente.

Por: Alberto Ramos Garbiras. Magíster en Ciencia Política Universidad Javeriana, PhD, Doctorado en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la Universidad Libre.