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9 jun 2018

Populismo Constitucional


De cara a la segunda vuelta electoral reaflorará el populismo en ambos candidatos, Duque con el populismo de derecha y Petro con el populismo de izquierda. El populismo es multiforme. Y el que expondrán será un populismo constitucional. Ya antes de la primera vuelta lo fueron soltando en dosis, exponiendo cada uno lo que necesita Colombia y lo que no se ha cumplido que está estipulado en la Constitución dentro del Estado Social de Derecho.

 En medio de la segunda vuelta electoral Iván Duque y Gustavo Petro, afinaran y aumentaran el tono populista de ambos discursos, un populismo nada deleznable y creíble. El populismo constitucional (cercano al patriotismo constitucional). Álvaro Uribe Vélez lo practicó en sus dos campañas presidenciales (2002 y 2006), y en sus dos gobiernos, el populismo de derecha que le ha dado tantos réditos electorales, conservando una base de votantes que sobrepasa los 4 millones, con los beneficiados del asistencialismo envueltos en los programas, familias en acción, familias guardabosques, y el SISBEN, entre otras ayudas.

 Del otro lado, Gustavo Petro para hacer avanzar su ideario, saliéndose del lenguaje acartonado del populismo de izquierda latinoamericano del Siglo XXI, y renovando contenidos del socialismo clásico, en esta etapa electoral de cara al 17 de junio continuará exponiendo su programa bajo el manto del populismo constitucional, como ex Constituyente y ex legislador, argumentando todo lo que falta por hacer y que se desprende de la Constitución; con este lenguaje, además, le permite ahuyentar el miedo que han despertado contra él. Para dar solo dos muestras miremos estos aspectos: A). El primero de junio Iván Duque expuso ante la UNAD que ofrecerá educación universitaria gratuita a los estratos sociales 1 y 2. Petro durante el tramo anterior a la primera vuelta ha venido ofreciendo educación universitaria gratuita para todos. O sea, la emulación es evidente, y le cercena o limita dos estratos: populismo constitucional alrededor del inciso 4 del artículo 67 de la Constitución. B). Duque propone mejorar las condiciones de los pensionados y adultos mayores. Petro propone una pensión no contribuyente para las amas de casa como se estableció en Ecuador y en Uruguay.

 Duque lo hace con los atractivos de la economía naranja y un asistencialismo gradual; y Petro con la lucha contra el extractivismo y las formas para adecuar el país al cambio climático y flexibilizando el alcance de logros para gozar los derechos sociales, culturales y económicos. Otras propuestas se pueden citar. Duque cambiaría el modelo de las EPS, impulsará una Ley que impondría un plazo a las EPS para pagar en 90 días después de la prestación del servicio. Petro afirma que las EPS dejaran de ser intermediarios entre el Estado y los usuarios, y creará un fondo único que estará a cargo del recaudo, la administración, el pago y el control. Duque afirma sobre el medio ambiente que extenderá la concientización sobre la riqueza de la biodiversidad de Colombia con campañas de cultura ambiental empresarial y familiar, con siembras anuales; y revisar lo del fracking si afecta a los acuíferos y ecosistemas. Petro, hace hincapié en el uso de tecnologías limpias para combatir el cambio climático, invertir en la conservación de los bosques y reducir la deforestación.

Los dos discursos populistas utilizaran con esa terminología, un lenguaje remozado pero que busca atraer pueblo como motor del ascenso al poder. Y buscaran moderando el lenguaje conquistar los 5 millones de electores flotantes hoy, pero reales que, votaron por Fajardo y de la Calle. Buscaran llamar la atención sobre los electores del centro político, a los inclinados por el  voto de opinión que aumentó en estas elecciones superando al voto amarrado o voto clientelar (si sumamos los votos por Fajardo y el mismo Petro, más de 9 millones); a la ciudadanía asustada por la polarización, y a los nuevos electores o votantes jóvenes. Por esta razón ambos candidatos supérstites morigeraran y suavizaran el lenguaje utilizado antes de la primera vuelta electoral, para seducir y atraer. Moldeara cada uno de ellos un discurso que gane confianza.

La mejor forma o vía que tienen ambos candidatos es orientar las propuestas a todo aquello que tenga una raíz constitucional para hacerlo realidad desde la base de mínimos vitales con desarrollo legislativo o con decretos desde el ejecutivo central: artículos de la Constitución 13, y desde el 42 hasta el 77 para ampliar con mínimos vitales el Estado Social de Derecho con la materialización de los derechos sociales, culturales y económicos ; más el artículo 334 sobre la intervención del Estado en la economía teniendo en cuenta la regla de la sostenibilidad fiscal, aquí está la matriz del populismo constitucional posible porque la dirección general de la economía está a cargo del Estado “… para racionalizar la economía con el fin de conseguir en el plano nacional y territorial, en un marco de sostenibilidad fiscal, el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, la distribución equitativa de las oportunidades y los beneficios del desarrollo y la preservación de un ambiente sano. Dicho marco de sostenibilidad fiscal deberá fungir como instrumento para alcanzar de manera progresiva los objetivos del Estado Social de Derecho. En cualquier caso, el gasto público social será prioritario”.

“El Estado, de manera especial, intervendrá para dar pleno empleo a los recursos humanos y asegurar, de manera progresiva, que todas las personas, en particular las de menores ingresos, tengan acceso efectivo al conjunto de los bienes y servicios básicos. También para promover la productividad y competitividad y el desarrollo armónico de las regiones”.

En la segunda vuelta también se pueden armar nuevas coaliciones o alianzas, pero se darán más adhesiones individuales: Gente del común, ciudadanos sin militancia en los partidos políticos, independientes preocupados por el rumbo del país, llamando a la pluriculturalidad con negritudes, indígenas y campesinos, los aherrojados de siempre... Los dos candidatos van a edulcorar el discurso como señuelo, aunque luego quien llegue al poder gire otra vez hacia el núcleo central de las propuestas originales del programa de gobierno.

Para toda la clase política y todos los partidos políticos el sustrato fundante es el pueblo, es decir todos buscan atraer a la población votante. Aflora el populismo cuando las instituciones y los partidos dejan de funcionar en medio de una crisis estatal, y entran a competir con la clase política tradicional instalada en el poder. Se exacerban los ánimos y esto motiva a algunos dirigentes a adoptar otras posiciones, por el quiebre de la democracia representativa y participativa. El populismo irrumpe más fácilmente en países donde la caída o desplomes de las instituciones se está dando; el derecho es inane y disfuncional; la justicia se hunde por inefectividad y lenidad, donde se cartelizan las sentencias con una cúpula de togados; la burocracia central y las burocracias regionales de corrompen, los organismos de control se desprestigian; los partidos políticos no representan a las comunidades y se apoderan de ellos figuras avezadas a las componendas, etc.

El populismo es una forma desesperada, o la única que encuentra el líder que se autoproclama, para hacer política y alcanzar el poder, lo hacen recorriendo la legalidad del Estado, cumpliendo las reglas electorales, concurriendo a las urnas. Se enfrentan desde la oposición o en solitario a la formalidad de los partidos tradicionales en coalición con el Gobierno en ejercicio pero que está en crisis o debilitado, para reemplazarlos. Podemos ver cómo han pasado a la segunda vuelta dos líderes populistas en sus variantes, derecha e izquierda. Arman nuevas alianzas con afines ideológicos, muchos se trasladan como mutantes, se adhieren con quienes se han enfrentado los últimos años, no tienen más alternativa y se desideologizan totalmente para compartir el poder. Luego vendrán las sorpresas y los incumplimientos entre personas, partidos y fracciones. 

 El aparecimiento de líderes populistas con eco o aceptación le plantea unas exigencias a la Democracia que debe modernizarse o acoplarse a la crisis para resolverla. El populismo no es un régimen ni un sistema, este encaja en la Democracia, no es una perversión de ella, sirve para superar la crisis porque es una forma de hacer política. Si el líder populista llega al poder se instalará y fusionará el liderazgo mesiánico con las funciones de la rama ejecutiva y tenderá a reducir los controles para hacer todo más expedito y poder alargar su permanencia o hacerse reelegir. Esto explica la tendencia a reformas para alcanzar la reelección, o disminución del Congreso a una sola cámara, o a reducciones de la rama judicial a menos cortes. Y luego retornará la “normalidad política” de la cual se apoderan nuevamente los partidos formales a la manera de élites aristocráticas dentro de la Democracia.

Los populistas acuden lógico al pueblo como actor político colectivo, lo convocan, lo movilizan, lo instrumentalizan y le inyectan motivacionalmente los valores nacionales con significantes flotantes como diría Ernesto Laclau: Democracia, ciudadanía, interés general, libertad, justicia, bien común, convivencia y otros. Los líderes populistas se apoyan en el pueblo, lo convocan, dicen representarlo, aunque no lo organicen ni lo reivindiquen plenamente al final del proyecto (los políticos tradicionales hacen lo mismo con otro lenguaje, mentiras, demagogia, embustes e incumplimientos). La clase política tradicional en América Latina, siempre lo ha hecho, pero se revisten de solemnidad; el clientelismo es una deriva del populismo. Los neopopulistas de derecha e izquierda también, con otro lenguaje (Perón, Menen, Fujimori, Chávez. Correa, Evo Morales, Lulla, Uribe…); instrumentalizan al pueblo, lo usan, lo conducen, pero no mejoran la movilidad social real; si alivian sus necesidades con el asistencialismo alimentario, en salud, educación, recreación, etc. Asistencialismo paternalista que mantiene la popularidad del líder como mesías. Este sostiene el lenguaje discursivo emocional, lo traslada a las normas de ayuda; el líder desde el poder despierta las actitudes motivacionales, maneja la opinión a través de los medios de comunicación y propala un ambiente comunitario que da la sensación de cumplimiento.

Por: Alberto Ramos Garbiras. Magíster en Ciencia Política Universidad Javeriana, PhD, Doctorado en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la Universidad Libre.