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26 may 2018

Política y Religión: cristianos en elecciones


La mezcla de la religión con la política nunca ha sido satisfactoria, se entrecruzan además las ambiciones de poder y las finanzas. Muchos ciudadanos se trastean de iglesia buscando liberarse de la opresión, mejorar la situación económica, resolver problemas de soledad y sentimientos de desamparo. Con el activismo proselitista se transforman algunas iglesias cristianas en movimientos políticos. La capacidad argumentativa /especulativa que tienen los movimientos religiosos para descalificar los fundamentos culturales del orden social a fin de combatir el estado de cosas y atraer seguidores, hace que la población sienta un bombardeo de discursos que ideológicamente los aliena, haciendo énfasis en los castigos divinos, algunos hablan de un plan de Satanás contra el país.

En muchos casos históricos la fusión política y religión ha terminado desatando el fanatismo y las acciones violentas. Miremos varios casos. Las tres cruzadas en la edad media buscaban recuperar los lugares santos o de la tierra santa ocupados por musulmanes para reimplantar el cristianismo a espada y sangre, persiguieron y aniquilaron no solo a musulmanes, también a: esclavos paganos, judíos, cristianos ortodoxos griegos y rusos, mongoles, cátaros, prusianos y enemigos del cristianismo o del Papa, inicialmente Urbano II, cruzadas realizadas entre 1099 y 1291, con efectos nocivos hasta  el siglo XV. Luego las guerras religiosas que envolvieron la guerra de los 30 años hasta la paz de Westfalia en 1648; entre las razones políticas e internacionales (el interés de Francia de imponer su hegemonía sobre territorios geoestratégicamente favorables a sus intereses, estaba la búsqueda de la libertad religiosa para varios Estados. Y el caso dramático de la Yihad islámica o guerra santa del terrorismo liderado por ISIS o Estado Islámico contra occidente y los impíos, con dos frentes de acciones, el ejército desplegado en Siria e Irak, y los terroristas desperdigados en el mapa europeo atacando a ciudadanos de la coalición que los bombardea.

Desde la expedición de la Constitución de 1991 se restableció la libertad de cultos que había consagrado la Constitución de 1863 (o de Rionegro), y comenzaron a fundar iglesias evangélicas o protestantes, llamadas así porque en Europa surgieron por la protesta de Martín Lutero que, en 1517 con sus 95 tesis, siendo la principal la crítica a la venta de indulgencias, se produjo la ruptura. Muchos pastores han venido convirtiendo la práctica del credo religioso en una forma de participación política hasta fundar movimientos políticos o partidos y compitiendo electoralmente para obtener escaños y hasta buscar alcaldías y espacios de poder. La televisión por cable, las parabólicas, han permitido la proliferación de Telepastores que disertan sobre todos los temas a partir de los textos bíblicos. Los pastores manejan un discurso atrapador, pero dicen defender primero los valores de la familia.

Claudia Rodríguez de Castellanos entronizada en la cúpula de la iglesia “Misión Carismática Internacional”, fue senadora y en 27 años ha logrado 5 senadores, 7 representantes a la Cámara, concejales y diputados, en los últimos 16 años se ha movido como aliada del Uribismo y del Vargas Llerismo. En el tarjetón presidencial aparece la casilla de un aspirante cristiano, el Pastor Jorge Trujillo, de la Iglesia “Manantial de Vida Eterna”, y poco registra en las encuestas, esta es la prueba de que el voto cristiano no es homogéneo, el hecho de aparecer en el tarjetón no quiere decir que millones vayan a votar por él. Los partidos tradicionales (liberales y conservadores) transmutados en otras personerías jurídicas, como el Centro Democrático y Cambio Radical, en esta campaña emprendieron una especie de cacería de cristianos para sumar votos.  

En Colombia ya existen más de 5.000 iglesias inscritas ante el Ministerio de Gobierno, con más de 11.000 sedes en todo el país. Semanalmente se están inscribiendo hasta 10 iglesias protestantes nuevas. Más de 8 millones de colombianos pertenecen a esa iglesia, pero el voto cristiano no es homologable ni endosable, solo en el año 2014 alcanzaron 411.00 votos para el congreso con el Partido MIRA, tres senadores. En el año 2016 fueron decisivos para el triunfo del No contra la Paz, aupados por el antecedente de haber defenestrado a la Ministra de Educación Gina Parodi a quien le cuestionaron la ideología de género en unas catillas educativas. Para la campaña electoral 2018 se coaligaron varios pastores y crearon el movimiento “Colombia Justa-Libre”, lograron 3 senadores el 11 de marzo, dicen tener el 70% de las iglesias nucleadas, destacándose en la cúspide las iglesias, “Asamblea de Dios”, “Misión Panamericana”, “Iglesia Cuadrangular”, Manantial de Vida Eterna”, “Bethesda”, entre otras. Las iglesias cristianas tienen tres modalidades de participación política: 1). Con partidos políticos propios o movimientos políticos; 2). En alianza con otras fuerzas u organizaciones políticas; 3). Buscando incluirse en listas de otros partidos para lograr escaños en cuerpos colegiados (Congreso, Asambleas Departamentales o Concejos Municipales). Además, y es inevitable, en todos los partidos políticos hay cristianos, como en efecto, hay católicos.

El problema no es la pertenencia o la militancia de cristianos y católicos en los partidos o movimientos políticos, porque son ciudadanos y tienen los mismos derechos que los no creyentes o los apáticos arreligiosos. El problema surge con la creación de partidos políticos manejados por una iglesia porque fusionan totalmente la religión con la política y esto es incompatible con un Estado-Laico donde se ha separado el manejo de los asuntos gubernamentales en manos de los civiles, y donde las instituciones democráticas deben ser manejadas bajo el ordenamiento jurídico de un Estado Constitucional presidido por la Constitución y no por la Biblia. La interpretación y aplicación de ambos textos es totalmente diferente. El laicismo separa el conocimiento de la fe, pero ahora observamos un reafloramiento de iglesias que llevan a la postsecularización, entrometiéndose en la actividad política. En México, por ejemplo, se prohíbe que las iglesias formen partidos políticos.

La relación entre la Constitución y la Biblia la hacen los cristianos politizados o los católicos fanáticos. Con ello buscan avanzar en sus aspiraciones personales o intereses ocultos. Los ciudadanos desprevenidos o los apolíticos no caen en esa tentación. Los pastores cristianos o los católicos solapados que usan la religión para escalar políticamente negando ese retorcimiento le causan daño a las instituciones y a la gente. Esa es una razón principal para impedir que continúen apareciendo partidos o movimientos políticos manejados desde las iglesias: están confundiendo las actividades espirituales y religiosas con las actividades gubernamentales en la conducción del Estado. Y desde el otro lado, los políticos utilizan a las iglesias en alianzas electorales y viceversa.

Podríamos enfocar esta temática desde la óptica de la moral y el derecho, pero no es suficiente. Las religiones que fundan iglesias difunden unos lineamientos morales a sus seguidores de acuerdo a la interpretación de los textos bíblicos, guían y aconductan a la feligresía de acuerdo a esa suma de interpretaciones; desde cada iglesia se pronuncian discursos llenos de consejos, admoniciones y orientaciones. La conducta moral que van moldeando o forjando podría decirse que sirve para “formar buenos ciudadanos”; ningún pastor predica en público la exaltación a los delitos o violación de las reglas del ordenamiento jurídico.

Desde la edad media baja, Siglo XII, existió un debate teológico y jurídico por la relación entre la moral y el derecho: Pero como quiera que más adelante dentro de la formación de las Monarquías absolutas, los Reyes le entregaron a la iglesia católica la administración de la justicia apareciendo la Inquisición, entonces la moral practicada y difundida, más los dogmas de fe, se tomaron la justicia y el derecho quedó subalterno de la religión. Después de las revoluciones burguesas, y ya entrado el siglo XIX, en occidente, y con énfasis en América Latina, ante la falta de una separación clara entre la iglesia y el Estado, la producción legislativa ha permanecido influida por las normas morales que la iglesia católica difunde.

Los Estados laicos son gobernados por los civiles que llegan al poder dentro de las democracias establecidas, los estados teocráticos están gobernados por religiosos como en el caso de Irán. En los estados democráticos rige la Constitución y las normas infraconstitucionales  (Leyes, decretos, resoluciones, Ordenanzas, Acuerdos...), y la aplicación de las normas tienen unas reglas de validez; la jurisprudencia es una fuente del derecho como las otras; en los estados teocráticos la visión primigenia es la interpretación de la biblia o el Corán o el libro sagrado que se tenga de acuerdo al monoteísmo imperante.

Los religiosos fanáticos confunde la Constitución y la biblia y así distorsionan la aplicación de las normas, vulnerando derechos de segmentos poblacionales, de minorías, de sectores vulnerables, el caso más patético en Colombia recientemente fue la conducta del Ex Procurador Alejandro Ordoñez Maldonado; persiguió a minorías vulnerables, desconoció fallos de la Corte Constitucional como la sentencia sobre el aborto; se atravesó al proceso de Paz desconociendo la justicia transicional aplicable a una guerrilla no vencida militarmente, etc. Se lanzó a la campaña presidencial 2018 retirándose del Partido Conservador, organizó un movimiento ciudadano al que llamó “Patria en Pie”, se vinculó a la consulta interpartidista con el partido Centro Democrático, seleccionó como fórmula vicepresidencial a un Pastor cristiano de Barranquilla, David Name Orozco. De otro lado, Vivian Morales, miembro del partido Liberal, y perteneciente a una iglesia cristiana “Casa sobre la Roca”, entró en contradicciones con los principios del partido Liberal por profesar dogmas que su iglesia acoge, en la promoción de un referéndum discriminatorio que le costó la descalificación para su candidatura a la Presidencia por del partido con el logo rojo, del cual tuvo que retirarse.

Los cristianos o protestantes activistas buscan identidades, ser reconocidos en sus actividades locales, pero muchos se sobrepasan e incurren hasta en actos delictivos. La política cubre a toda la sociedad y no están por ello exentos de ser influidos por el discurso convocatorio las promesas que los atraen. Y son invitados a votar, claro. Pero creo deben y pueden votar por todo lo que se ajuste a los estándares bíblicos, votar por todo lo que consideren justo, lo más apegado o cercano a sus principios morales, como dijo un predicador neutral, “votar por todos aquellos aspectos que a Dios le agraden”. Los Estados democráticos no deben estar dirigidos por los curas, sacerdotes o pastores, o guías espirituales.

Por: Alberto Ramos Garbiras | Magíster en Ciencia Política Universidad Javeriana; PhD, Doctorado en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de derecho internacional en la Universidad Libre.