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7 ago 2016

¿Tercera Guerra Mundial?

Se puede leer lo que sucedió el 11 de septiembre del año 2001 (11 - S), en EE. UU, al derrumbar las torres gemelas con dos aviones que, fue el cúlmen de la expresión brutal. Una forma de enfrentamiento que venía larvándose y dándose desde hace 35 años, es decir, el terrorismo se desdobló y transformó: operaba con objetivos específicos, ahora se presenta con rasgos masivos, de esta manera pueden emplazar y enfrentar una potencia y figurativamente acrecer los ejércitos que no tienen, y combatir a quien consideran enemigo. Por lo tanto, la conflagración con las características que tenga, de guerra internacional o de guerra mundial, se está dando con una modalidad que se refinó: el terrorismo globalizado. Por consiguiente, este acto fue perpetrado por una coalición de terroristas internacionales y no solo por una facción que provenga de un país determinado: Afganistán, como se creyó al principio.  

La acción megaterrorista contra las torres gemelas, la respuesta de EEUU y la OTAN contra Afganistán, luego la invasión a Irak (2003); la  posterior comprobación del actuar terrorista en red con los frecuentes ataques en distintas partes del mundo; todos estos hechos permiten visualizar una rara especie de tercera guerra mundial, impregnada de una indefinición en el tiempo y el espacio, poco a poco reconocido como un estado de guerra por las continuas expediciones de normas antiterroristas promulgadas en los distintos países desde su ramas legislativas, expedidas también por el Parlamento Europeo, adoptadas en la constitución europea, desde la ONU, por el Congreso de los EEUU, o proclamadas en las cumbres multilaterales mundiales como la del G-20. Así lo expuse dentro de mi libro “Terrorismo internacional y nuevo orden mundial”, publicado en el año 2009 por la Universidad Libre.

El terrorismo internacional plantea una clase de guerra no convencional y compleja; pero como el terrorismo se transnacionalizó en red con la sumatoria de células armadas y durmientes, entonces la guerra que plantea es internacional, global, atípica e irregular. Por lo tanto es una guerra mundial porque existe un bloque de Estados que luchan contra el terrorismo, y un bloque de terroristas de diferentes países que desde abajo retan a los mandatarios considerados por ellos como invasores, transgresores de la soberanía de las naciones islámicas. Los fundamentalistas islámicos los consideran integrantes de una cruzada contra la nación islámica. El discurso de Bin Laden expresaba, “ni América ni los que viven en ella podrán soñar en la seguridad antes de que nosotros la vivamos en Palestina y antes de que todos los ejércitos infieles abandonen la tierra de Mahoma y que la bendición y el saludo de Dios desciendan sobre ella”.

La rabia, el odio almacenado por islamistas contra EEUU y sus socios occidentales, los condujo a actuar de manera aislada, no solo porque pertenecer a un grupo terrorista o a una red de terroristas los involucra de manera directa en persecuciones, espionaje y seguimientos, sino porque la militancia dentro del terrorismo por naturaleza es actuar individualmente o con otra persona, no en grupos grandes, y menos como ejército; de esta manera eluden los programas policiales de persecución antiterrorista. Entonces, basta con ser creyente en los propósitos antioccidentales para decidirse a colaborar de manera aislada, ahorrándose la militancia que se volvió más riesgosa. Ahora, si llegaren a resultar miembros de Al Qaeda, o del Estado Islámico, pues se colige, han copiado las nuevas maneras de pertenecer: en la clandestinidad más absoluta, con franquicia no adjudicada pero practicada y como red invisible.

Al Qaeda tiene un brazo armado en Somalia, las milicias islámicas de Al Shabab que hacen presencia en varios territorios dentro de la fracturación estatal, donde clanes tribales ejercen autoridad armada extralegal distinta a  la ordenada desde Mogadiscio. Se subvencionan en parte de la piratería marina, actividad facilitada por  la ubicación del país en toda la punta del cuerno africano frente al océano índico, debajo de Yemen. Como señaló en una conferencia Daniel Benjamín, asesor contra el terrorismo del Departamento de Estado de EE.UU., si bien el núcleo de al-Qaeda se ha debilitado operacionalmente, los grupos afiliados se han hecho más fuertes. En consecuencia, la amenaza de al-Qaeda se ha diversificado geográfica y étnicamente .Y el Estado Islámico (E.I) tiene otros grupos terroristas de apoyo, incluido Al Qaeda, más Al Nussra, Boko Haram, Hamás, Abu Sayad, y de alguna manera, Hezbollab.

Además de comportarse como un ejército invisible la red global de terroristas (Al Qaeda), retó a su contrincante principal, los EEUU, en  un territorio sin límites, sin fronteras, porque los ataques pueden presentarse en cualquier parte donde existan aliados, sedes diplomáticas, empresariales, de negocios, o población residenciada y turistas, etc.; es una guerra total, abierta, mundial e irregular. Los islamistas del (E.I) retomaron ese modelo. De esta  manera  la ciudadanía busca mayor protección para no caer en el desamparo, así, al gobierno adopta medidas de seguridad efectivas, se fortalece el poder ejecutivo: esa sensación creó el gobierno Bush, y fue reelegido. A la Administración Obama le quedó muy difícil desmontar las guerras recibidas. La globalización del terrorismo y del terror de Estado ha hecho perder las fronteras de los enfrentamientos binacionales, volviendo transfronterizos los lugares de ataque.

El terrorismo islamista internacional no acude al terrorismo rural, sus acciones son urbanas y preferencialmente en las grandes capitales. No se esfuerzan por ejecutar ataques menores en poblados o el campo profundo, saben que de la contundencia de los ataques depende la atención de la opinión internacional.

La cúpula del (E.I) difunde un islamismo radical que choca con la libertad religiosa y de cultos de otras religiones, pues no toleran esas expresiones ni con los mismos musulmanes que también siguen el Corán. Los islamistas wahabistas(los que retornan a las guías del reformador Muhammad Al-Wahab del siglo XVIII), quieren imponer el Islam como religión monoteísta sobre los demás monoteísmos, retan a las demás religiones envolviéndolas bajo la misma etiqueta: infieles  o impíos. Se circunscriben a confrontar a los Estados que los atacan o interfieren en su proyecto político de construcción del (E.I). Actúan con un agregado más mortal: no solo atacan a los gobiernos de esos Estados (la Coalición) sino que atacan a los miembros de la sociedad civil. Es una guerra contra el Estado y la sociedad. El islamismo proyecta y defiende la teocracia: gobiernos religiosos donde la Constitución es el mismo Corán, como biblia y eje de la acción gubernamental. Los islamistas yihadistas wahabistas, acuden a una interpretación radical o fundamentalista del Corán que no admite otra interpretación: es una lectura con aplicación violenta para hacer respetar los preceptos.

Una estrategia del terrorismo global  islamista es captar adeptos en la Web con la difusión de mensajes en las redes sociales, videos atrayentes a la mentalidad de personas con delirios místicos, y consignas redactadas para radicalizar a personas susceptibles a esos mensajes. Esa es una forma de lograr militantes en la red electrónica sin necesidad de entrenarlos directamente. Entre los receptores de estos mensajes existe una gama de personas con desequilibrios mentales, o inestables mentales, fragilidad ideológica, esquizofrénicos, bipolares, sociópatas; otros imbuidos por la violencia de los video games y el cine de acción ; otros excluidos y resentidos por el arrinconamiento social del que han sido sujetos, perjudicados por falta de atención y oportunidades ; otros vengadores de su raza por discriminación y racismo sufrido en algún momento; encuentran suicidas en potencia que ven en esos mensajes la motivación final; y los fanáticos religiosos, pero sobre todo hay un común denominador : un sustrato religioso que soporta estas conductas y les permite dar el paso final. La inestabilidad mental y la inestabilidad social son dos ingredientes que facilitan la determinación de una persona para convertirse en un terrorista suicida.

Esta estrategia para captar adeptos y llevar a cabo una radicalización corta o exprés les ha venido funcionando últimamente, esta es una forma o modalidad de reclutar, porque, la principal es indudablemente el adoctrinamiento islamista, la preparación directa y la formación de soldados para la yihad (guerra santa).

Hoy, con el terrorismo global islamista se está dando una modalidad de acciones protagonizadas por ejecutores no militantes, y a veces espontáneos atraídos por la información recibida en internet, entonces actúan inconsultamente respecto a los líderes del califato islámico o  Estado Islámico(E.I), y la cúpula del E.I decide reconocerlos como ejecutores que fueron autorizados. Es tal el desafío en esta guerra mundial irregular que asumen autorías de crímenes que no han ordenado y no les importa las retaliaciones o respuestas.

 ISIS o el Estado Islámico no desconoció la declaración de Omar Mateen (masacre en Orlando, EEUU), porque encontró sin conocerlo a un adherente que se impregnó de sus mensajes expandidos en la red virtual global. Y porque mató a homosexuales occidentales, doble característica como objetivos militares de exterminio ya que la consigna de ISIS es atacar a los impíos (todos los que no son seguidores de Alá), y a los homosexuales los tienen como felones de la Fé, de suyo, y sodomitas que según ellos merecen la pena de muerte, por la interpretación wahabista del Corán.

Es necesario matizar la diferencia entre un lobo solitario y una célula durmiente. El lobo solitario puede ser de doble origen. 1). Estar preparado por la organización terrorista y mantenerse aislado hasta que actúe. Lo hacen con sigilo y total clandestinidad para no ser detectados. 2). La otra forma es la del espontáneo atraído por las acciones y la causa del grupo terrorista, entonces decide actuar solo y autoproclamarse miembro del grupo. En cambio la célula durmiente está compuesta por dos o tres terroristas adiestrados, entrenados, preparados, adoctrinados por el grupo terrorista, pero se mantienen quietos un largo tiempo mientras planean y deciden ejecutar la acción.

Es muy arriesgado prever cuándo terminará el terrorismo global, pero el contraterrorismo no es la única forma de acabar con el flagelo. Existen otras formas: 1).  Solucionar el problema de Siria frenando los despropósitos de Bachar Al Assad. 2). Respetar la soberanía de los países orientales. 3). No saquear los recursos naturales de esos países orientales.4).Terminar la presencia y las interferencias definitivamente en Irak, como lo fue adelantando el Presidente Obama 5).Estimular el derecho al desarrollo para combatir la pobreza. Clara muestra de ello son Yemen y Somalia, países cercanos, son los más pobres de cada área. Y Afganistán entra en el trío de  países con terrorismo y pobreza extrema. El quid del asunto estriba en esos dos países Siria e Irak. La ONU debe tomar una decisión de fondo para que el derecho internacional se restablezca.

Al terrorismo no solo se le combate con el uso desproporcionado de la fuerza estatal, con bombardeos, con declaraciones altisonantes y rechazos de  la comunidad internacional. Un gran acuerdo multinacional para disminuir la pobreza, eliminar las intromisiones, dejar de saquear recursos naturales y minerales, dejar de imponer modelos institucionales achatando las soberanías de los países interferidos; para frenar los factores que impulsan el terrorismo.  

Algunos creen que el terrorismo global se acabaría con la muerte de Osama Bin Laden porque ya la venganza se había cumplido. El problema estriba en todo lo que ha sucedido en los diez años corridos para ejecutar esa venganza por los hechos del 11-Septiembre. Después se registraron otros ataques, múltiples daños colaterales, otras agresiones, interferencias en los gobiernos del área, y Al Qaeda se ramificó. Los talibanes afganos y pakistaníes, además pretender ejercer poder estatal, los primeros lo tuvieron y se vieron privados de él. Y surgió desde el año 2014 el califato islámico subproducto de la descomposición de los hechos en Irak.

Alberto Ramos Garbiras \  Abogado titulado con especialización en Derecho Constitucional de  la Universidad Libre Seccional Cali; Magíster en Ciencia Política Universidad Javeriana, PhD, Doctorado en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de las asignatura derecho internacional, en la Universidad Libre.