A
esta película se le está reseñando como una comedia dramática por la tragedia
que vive la familia Zapata a partir del suicidio de Aymer, el mayor de los
hermanos. En mi concepto es una película en la categoría de
comedia-político-satírica bañada por el humor negro desde el principio hasta el
fin. Maneja dos discursos paralelos, 1) el político, expresado por las percepciones de militantes
o simpatizantes de izquierda en los años
60s, desde un pueblo inconformes con la situación del país; 2) el discurso
religioso, impregnado en la conducta de los habitantes de un municipio como
Sevilla (Valle), donde la religión católica mayoritaria ubicaba al párroco como
personalidad al lado de las autoridades urbanas; pero filmada en Honda (podría
ser cualquier otro municipio de Colombia en la sexta década del siglo XX).
El
eje del guion es la intransigencia religiosa, las posturas rígidas que han
hecho anquilosar a la iglesia católica por no flexibilizar sus criterios y
tratar de obligar a los feligreses a acatar lo que se vuelve obsoleto ante la
dinámica de la sociedad que cambia con el
paso de los años. En la trama de la película la víctima de la
intransigencia, paradójicamente, es una familia católica que recibe ese mismo día
la unción de la ceniza y se preparan a participar de la Semana Santa, pero el
suicidio del hijo mayor los coloca en la confrontación que hará participar a
gran parte de la población por los efectos colaterales que tiene no impartir
los sacramentos (bautismo, confirmación matrimonio, eucaristía, penitencia,
orden y extremaunción),al declarar en entredicho a esa parroquia, es decir
cesar las actividades, hasta que retiren el cadáver a otro cementerio. En la
práctica un auto-paro anunciado por el cura párroco para que la comunidad
presione a la familia a acatarlo.
Aparentemente
un tema que no produciría una conmoción social porque se refiere a una sola
familia pero en la película adquiere una dimensión general y se convierte en
una situación compleja para todo el pueblo y en un bumerang para el mismo cura
medioeval porque se queda sin ingresos, limosnas, clientela, la semana santa
puede paralizarse y comienzan los mercachifles a aflorar con turismo religioso,
matrimonios en parroquias vecinas, bautizos, y llegan los pastores de otras
iglesias a captar adeptos. Es una comedia con un humor refinado que retrata la
vida social a partir de un hecho multiplicado en una serie de subhechos que
devienen de esa decisión. El acierto fue convertir un hecho aislado en un
asunto colectivo, en un problema social atravesado por la conciencia religiosa.
Lisandro
Duque ha decantado aquí su carga humorística y ha elaborado un manifiesto o
proclama anticlerical para romper las taras que atan a la gente con lo
extraterrenal, los que pretenden ganar el cielo acatando la catequésis y los
sermones. El soborno del Cielo es un análisis detallado del suicidio y sus
consecuencias. El guion disecciona en cada secuencia las implicaciones del
suicidio desde diferentes ángulos. Su relación con la moral, la religión, los
derechos humanos, la vergüenza que se cierne sobre los familiares de los
determinadores y la carga emocional que
lleva a construcciones argumentales falaces hasta a los discursos incendiarios,
por haber suprimido la existencia que solo Dios podía autorizar, según la frase
sentenciosa de los curas ultramontanos.
Tiene
un tinte anticlerical que nos retrotrae al cine del director aragonés Luís
Buñuel, con sarcasmos contundentes y frases corrosivas. Los diálogos del
sacerdote (Germán Jaramillo), están cargados de frases fanáticas ´para defender
una posición ideológica extrema con una interpretación que no da cabida a la
conciliación para permitir la permanencia del cadáver en el cementerio
católico, sus interlocutores tratan de persuadirlo hasta con una fórmula de
transacción de algunos sacramentos. El Cura los elude y el clima tenso crece.
Por fuera de la casa cural los ataques de los dolientes son directos para
llevar la confrontación desde la acusación de simonía en el entierro
inconsulto, pasando por la confección de una lista de suicidas apócrifos, hasta
el soliloquio resaltando la construcción de una república atea.
El
Director Lisandro Duque Naranjo, logró una película de narración y factura
impecable. En todas sus películas ha destilado porciones de humor (Visa USA,
Los niños Invisibles, Los actores del Conflicto…), pero con esta realización se
concentra para hacer reír sin tregua al espectador. Se basa en una historia
real y podría ser un reflejo del cine neorrealista de los años 50s por la
ambientación en exteriores y con interiores de época. Utiliza expresiones y
acciones sardónicas a la manera del cine satírico italiano de los años 70s.
Montada por Ramiro Fierro, con una edición reposada con cortes y empalmes exactos para narrar sin
sobresaltos a la manera del cine francés intimista. Y tiene una escena de
suspenso y expectación a la manera de Hitchcock, en el parque del pueblo frente
a la iglesia, cuando se va a leer la lista de los suicidas que también deberían
abandonar el cementerio católico; los primeros planos de los rostros de los
familiares y la música, hacen pensar en el cine de Alfred Hitchcock, como en la
película, “treinta y nueve escalones”. Y tiene El Soborno del Cielo un plano corto con un desnudo imaginario al
estilo de Bruno Barreto en “Doña Flor y sus dos Maridos”. Es la mejor comedia
del cine colombiano producida hasta hoy. Es una película sobre religión,
política y unas dosis de sexo insinuado no explícito, con la coquetería de la
actriz (Nicole Quintero) y las frases libidinosas de los dos amigos sobre ella
y acerca de la peluquera (Milady Dau), y la picante escena dentro de la
peluquería donde el sacerdote se encuentra al punto del éxtasis, pero se
contiene por guardar las apariencias.
La
película tiene actualidad. El film que ganó el OSCAR, “Primera Plana”, se centra en la religión y la conducta
indecorosa de curas pederastas. De otro lado, las posiciones religiosas
extremas, radicales o fundamentalistas siguen vigentes en el planeta tierra, lo
vemos con el fundamentalismo islámico que lleva a algunos al terrorismo; las
teocracias coránicas en algunos países donde gobiernan a partir del libro
sagrado y no de la Constitución, y hasta en la campaña presidencial de los EEUU
con pastores incendiarios como Ted Cruz. En Colombia los privilegios a la
iglesia católica se disminuyeron con la constitución del 91 pero la mal
entendida libertad de cultos ha llevado a una explosión de iglesias con telepastores, embustes y la presión por
los diezmos. El papa Francisco quiere modernizar la iglesia pero muchos lastres
permanecen como dogma de fe. El Soborno del Cielo sirve para reflexionar sobre
lo caduco de esos dogmas y la necesidad de la renovación del discurso y las
liturgias.
Por. Alberto Ramos Garbiras.
El autor de este comentario
se desempeñó como crítico de cine del
periódico El País, durante 10 años; realizó estudios de historia del cine en
Suecia (1982) y edición cinematográfica en España (1983), becado por FOCINE.