El
diccionario de la Real Academia Española dice que el estiaje es el nivel más
bajo o caudal mínimo que en ciertas épocas del año tienen las aguas de un río,
por causa de la sequía. El Valle está sufriendo en 6 municipios (Ansermanuevo,
Toro, San Pedro, Restrepo, Sevilla y Vijes) por la sequía que trajo el estiaje,
y por otros factores antrópicos acumulados e incontrolados. Y a la sequía la
trajo el cambio climático, el fenómeno del niño, el descuido en el manejo de
las cuencas hidrográfica, la tala intensa sin control de bosques naturales,
ejecutada por aserradores de la arborización, negociantes de madera para
fabricar muebles, por los “fabricantes” de carbón vegetal para surtir todos los
restaurantes que cocinan con leña en el Valle, y por otros factores.
En
la ciudad de Cali los cortes del servicio de agua ya son frecuentes, durante el
invierno por las empalizadas ante la tala misma y por los cultivadores
ilícitos; y por la turbiedad debido al deslave de terrenos por la pérdida de
los canales de escorrentía, entonces: la lluvia arrastra tierra que se vuelve
lodo. Y ahora ante el verano intenso
presidido por el fenómeno del Niño, los caudales bajaron y el racionamiento se
presenta hasta en el Oeste de la ciudad, donde supuestamente nunca faltaría. El
Oeste contaba con las mejores aguas, las
del río Cali (pero antes del mercurio destilado al río Pichindé), la minería
ilegal desde tantos socavones amenaza a todo el Oeste, parte del sur hasta la
avenida Guadalupe, los barrios El Lido y hasta la parte del norte en la
Campiña. La disminución de las aguas también se da por las invasiones, la
tugurización, y las mismas casas individuales de recreo, más las parcelaciones
que invadieron las zonas de la hoya hidrográfica de la cuenca del río Cali en
los Farallones. Ese tejido de viviendas trajo, devastación de bosques,
agricultura, pastoreo de ganado, desertización de terrenos, los incendios
cíclicos cada año promovidos por invasores y las practicas pecuarias, se
desprotegieron así las microcuencas. Barrios como San Antonio que tiene en un
costado los tanques del acueducto más emblemático, El Peñón, vecino en calles y tradición, y
todos los de influencia de este acueducto vieron desde la semana pasada
abruptamente suspendida en agua en las noches sin previo aviso. Ya el río no
tiene los 1.400 litros por segundo para captar 1.100, esa es la realidad.
En
octubre del 2014 bajaron por el rio Cali paralelo a la avenida 1 varias toneladas de lodos y aguas residuales
represadas en la zona del Aguacatal, la turbiedad provino de cercanías de la quebrada El Chocho, en Montebello. Esta
quebrada es un afluente del río Aguacatal que al finalizar su cauce se une con
el río Cali, la gran mancha que se vio
en el río Cali -la segunda en menos de dos meses y que provocó la mortandad de
peces-, obedeció al arrastre de sedimentos o lodos detectados por la CVC en los
animales y en pruebas a la calidad del agua tomadas por el DAGMA, explicó el
ingeniero José Cerón. Pero todo fue un descuido de las autoridades ambientales
que confluyen en lo suburbano. Las explicaciones del director de la CVC para
ese momento, Oscar Campo causaron hilaridad por el cinismo. Según el IDEAM en
un estudio reciente publicado en 12 de agosto del 2015, Cali es la tercera
ciudad del país que contamina más su recurso hídrico.
Omar
Franco, Director del IDEAM dentro de ese análisis titulado “Estudio nacional
del Agua “señaló que, durante 2013 se realizaron 169 muestreos de cadmio, 180
pruebas de cromo y plomo y 104 muestras de mercurio, en los ríos del país y que
la afectación de la calidad del agua se concentra en cerca de 150 municipios
que incluyen ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena,
Cúcuta, Manizales y Bucaramanga. De hecho, el estudio del IDEAM marcó que el
índice de calidad del agua del río Cauca, en la corriente de Cali, es malo. En
este afluente se encontraron niveles críticos de metales pesados como mercurio,
cromo y plomo. En el río Cali se constató presencia de cromo.
Y
hoy en las comunas 18 y 20 abastecidas por el río Meléndez, que también han
gozado de excelente agua, aparece que decenas de barrios están sufriendo de
cortes de agua prolongados y deficiente suministro por el estiaje. Las calles
de estos barrios ven desfilar carro tanques como en los pueblos más atrasados
de América latina. El problema de Cali no es solamente el del mal manejo y
descuido de los ecosistemas naturales, sino también el crecimiento
macrocefálico de la ciudad. Sobre la población de Cali nadie sabe su cifra
exacta (llegan desplazados y migrantes comunes cada día) y reclaman servicio de
agua, además el último censo es muy viejo. Una oferta hídrica en descenso por
los daños en las microcuencas y una demanda altísima, ese es el desbalance.
El
caso de Vijes es el más dramático, las dos quebradas (Villamaría y el
Carbonero) que antes surtían el acueducto, se secaron. Y las aguas subterráneas
que las sustituyeron para suministrar el servicio se volvieron ferrosas de un
color café barroso, llegando en algunos momentos a ocre. Los 15 días
programados por ACUAVALLE para limpiar la zona de conducción de las aguas
subterráneas se volvieron dos meses; el municipio de Vijes se llenó de carro
tanques, las fiestas patronales se suspendieron y la gente comenzó a desfilar
con galones, bidones, ollas gigantes, vasijas de toda índole, se perdió la
frecuencia de la distribución de los carro tanques, hasta disputarse los
andenes, codearse y madrearse en las filas, para obtener agua. Al escuchar a la
alcaldesa del pueblo, Blanca Cardona, se imagina uno escenas propias del cine
en el género futurista de catástrofe.
A
comienzos de enero 2015 el IDEAM y los centros de hidroclimatología de las
Corporaciones Autónomas expusieron que habría presencia del fenómeno del niño
de manera prolongada y advirtieron a todos los municipios, a mediados de
febrero cuando persistían las lluvias iniciadas en la última semana de enero,
como si fuera abril, salieron a decir que el niño no se desarrollaría
totalmente que, solo sería un tiempo seco manejable, no severo. Cuando se
intensificó la oleada de calor y los caudales comenzaron a disminuir en los
ríos, hablaron de un niño riguroso que se extendería hasta septiembre con el
riesgo de pasar hasta enero del año 2016. Humberto González, serio meteorólogo
de CMI durante varios años, del IDEAM y ahora de la UNGRD, en enero 2015 cuando
empezó a llover predijo todo lo contrario de lo que ocurrió, ahora rectifica en
un resumen ejecutivo de agosto.
El
cambio climático extremo engaña a climatólogos y meteorólogos, a tal nivel que
ya se acostumbraron a rectificar sin ruborizarse. Es un cambio producido por el
calentamiento global al afectarse la biósfera llena de gases de efecto
invernadero por el uso masivo de
combustibles fósiles que no han sido frenados. Esperemos que la cumbre de la
ONU en París, programada para diciembre 2015 pueda fijar definitivamente los
límites permisibles y lograr compromisos serios de disminución en el uso del
petróleo, carbón y gas.
Por| Alberto Ramos Garbiras
Ex Procurador Ambiental del Valle