El martes 29 de abril se realizó en la Universidad Libre el Foro
internacional sobre la experiencia armada y el postconflicto en la República de
El Salvador, con tres conferencias en el auditorio Gerardo Molina. Los
expositores, el Embajador de el salvador en Colombia, Marcos Gregorio Sánchez
Trejo, el Ministro Consejero, Ruddy Lenin Lazo, y el suscrito. La Universidad
Libre en Bogotá, acogió la iniciativa y la replicará en varias seccionales.
Desde el año pasado, octubre de 2013, la Universidad Libre, seccional
Cali, ha estado pendiente de todos los eventos referentes al proceso de paz
iniciado por el Gobierno y de las deliberaciones en La Habana. A la par de los
puntos discutidos en la mesa de negociación, en la universidad se realizaron
dos foros en el auditorio de la Facultad de Derecho, coordinados por el
profesor Holbein Giraldo, uno sobre los asuntos agrarios y otro sobre la
participación en la vida política ante una eventual desmovilización. Estos
actos estuvieron enmarcados dentro de las actividades de la red universitaria
por la paz.
En diciembre con el rector Libardo Orejuela Díaz, los alumnos de tres
semilleros de investigación, la ex parlamentaria Yolima Espinosa, el periodista
Luís Alfonso Mena, el abogado investigador Juan Carlos Lozano Cuervo, el
politólogo Harold Ortiz, la egresada-investigadora Sarai Rosero, la estudiante
Alejandra Ramírez, y varios académicos, decidimos elaborar una agenda 2014 por
el anhelo de la paz y la llegada del postconflicto.
Dentro de los planes se propuso la cátedra de la paz de manera
transversal en varias facultades, la publicación de los Cuadernos de Paz,
la creación de un espacio de televisión para generar opinión en varios canales
entre ellos el canal Zoom interuniversitario, la fundación de un Instituto
para la Ampliación de la Democracia, con dos observatorios, uno de
Pensamiento latinoamericano, y otro de Responsabilidad Social; la realización
de tres foros en el año 2014, uno sobre la experiencia del conflicto armado y
su finalización en Guatemala, otro sobre El Salvador y otro sobre Uruguay,
invitando al Presidente Pepe Mujica. Al mismo tiempo la iniciación de
investigaciones socio-jurídica y politológicas sobre las raíces de esos conflictos,
su desenvolvimiento, el periodo de negociaciones, y las vivencias del
postconflicto, desde la metodología comparada.
Los saboteos que ha sufrido el proceso de paz nacional no han alterado el
ánimo de los organizadores, solo pretendemos hacer pedagogía por la PAZ, llegar
a la comunidad universitaria y a la sociedad vallecaucana.
La paz en este
momento por la prolongación del proceso discutido en La Habana se ve difusa,
las rondas y temas propuestos debieron haber terminado antes de la primera vuelta
electoral, la dinámica de la campaña política de cara a la Presidencia de la
República tomó los contenidos de la agenda de paz para cuestionar lo discutido
y sus eventuales resultados. Se ve difusa porque se volvió el objetivo de los
dos candidatos para la segunda vuelta electoral y se expone a ataques
abscónditos para pulverizarla; la arremetida con las infiltraciones y
calificativos que pretenden indicar artificiosamente la conducción a Colombia a
otro régimen como el castro-chavismo; sumado esto a la falta de un cese al
fuego bilateral en esta etapa final de las conversaciones para que las partes
no se golpeen y lesionen, o terceros la saboteen. Pero la paz sigue siendo el
anhelo de los colombianos.
El resultado de la
primera vuelta electoral del 25 de mayo dejó a los electores y a los
colombianos en general, en una especie de entrampamiento y dilema. Las
encuestas demostraron que existe un sentimiento anti-reeleccionista, pero
también un deseo inmenso de alcanzar la paz. El Presidente-candidato enarbola
el proceso de paz como un punto vital de su campaña, y su contrincante ha dicho
en repetidas ocasiones que desea acabar los diálogos de La Habana (aunque ahora
sugiera lo contrario). Entonces los ciudadanos se ven sometidos a escoger por
el mal menor.
Colombia necesita
avanzar en su cultura política aun imperfecta debido a los vicios
anclados del bipartidismo de los siglos XIX y XX; por el clientelismo
subsistente como una deriva del Frente Nacional(1958-1974) y el posfrente (1974-1991);
por las nuevas formas que se han inventado las fracciones políticas
bipartidistas transmutadas en “nuevos partidos” de fachada o de armadura para
capturar el Estado en estos 14 años del siglo XXI, y por la criminalidad que se
interconecta con las clases políticas instaladas en el aparato estatal,
dispersas en municipios y departamentos. Colombia necesita la ampliación de la
Democracia, reformando la justicia, algunas instituciones que contienen la
salud, la educación y los defectos subsistentes del sistema electoral. Pero sin
lograr la PAZ continuara defectuosa la vida democrática, porque la guerra
interna y las otras violencias no dejan funcionar el derecho.
Por: Alberto Ramos Garbiras
Profesor
de ciencia política, Universidad Libre