Ha despertado muchas expectativas la última etapa de
negociaciones que se iniciaron en Ginebra, noviembre 24 del año 2013(con el G-5
más 1), después de 34 años de tensiones entre EEUU e Irán, con los hechos de la
toma de la embajada (1979), y mucho más en los últimos 10 años por las
imputaciones mutuas sobre los aspectos en el ámbito nuclear por el uso que se
le pueda dar al uranio enriquecido. El G-5 está conformado por los países que
tienen asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU(los atlantistas
y China), más Alemania que, fue adversario de los aliados atlánticos en la
segunda guerra mundial. Estos seis países iniciaron los diálogos con Irán,
diseñaron un plan de acción de seis meses en el cual, “Teherán se compromete a
paralizar sus actividades nucleares más polémicas y las potencias a suspender
ciertas sanciones económicas impuestas al país asiático. A largo plazo, el
objetivo es cerrar un acuerdo definitivo que dé garantías de que Irán no
pretende desarrollar un arma nuclear y que le asegure su derecho al uso
pacífico de la energía atómica”. Barack Obama se mostró como garante para no
dejar prosperar iniciativas de sanciones durante las conversaciones. Y ha
tenido un cordial entendimiento con el nuevo presidente de Irán, Hassan Rohaní.
Una de las sanciones del año 2009 fue la impuesta por
el Reino Unido contra el banco iraní Mellat por las pruebas de financiación,
del programa nuclear, el banco demandó por perjuicios al perder varios negocios
internacionales. En gracia de discusión el G-5 más 1, admitió que Irán procesa
uranio para cumplir solo objetivos de desarrollo nacional tecnológicos y
científicos, y que no debe sobrepasar el enriquecimiento del uranio por encima
del 5%. Las sanciones económicas anteriores afectaron a Irán al punto que, para
iniciar esta negociación se levantaron simbólicamente algunas de ellas. “EEUU y
sus aliados insisten en que si quiere obtener el levantamiento total de las
sanciones, Teherán tiene que cerrar la planta de enriquecimiento de Fordo,
reducir el número de centrifugadoras con las que enriquece uranio, y renunciar
al reactor de agua pesada de Arak, del que podría extraer plutonio susceptible de
utilizarse en una bomba”.
En la última etapa de
negociaciones para lograr un pacto no nuclear, la Canciller Ángela Merkel fijó
su criterio sobre la necesidad de llegar al establecimiento de la convivencia y
reconocimiento mutuo de los dos estados (Israel y Palestina); al freno de más
asentamientos habitacionales de Israel construidos en zonas palestinas; y a la
disminución del procesamiento de uranio en Irán. La radicalidad del Señor
Benjamín Netanyahu ha impedido que se celebre el pacto con celeridad pues no
reconoce la posesión de material nuclear, no ofrece desmantelar el arsenal y
solo hace exigencias unilaterales. Toda negociación debe conllevar a
concesiones de lado y lado, cuando se conversa con el adversario las partes
deben aflojar los tensores, pero Israel tiene posturas innegociables.
El caso del Agente X
es contundente, el Señor Ben Zygier, se infiltró en Irán con una operación del
Mossad en el año 2003 y se
centró en la investigación de empresas europeas que hacían negocios con Irán y
Siria. Es llamativo el hecho
de la condecoración recibida por la premier alemana, con la Medalla
Presidencial en febrero del año 2014, después del encarnizado enfrentamiento de
estas dos naciones durante la segunda guerra mundial. Lo cual al menos trae aires
de oxigenación a las relaciones internacionales en el camino de la construcción
de un nuevo orden mundial.
También en aras de la
búsqueda de tranquilidad mundial se vio la decisión de sostener relaciones
directas entre Irán y el Reino Unido, sin necesidad de terceros o mediadores,
como lo venían haciendo a través de las embajadas de Omán en Londres y de
Suecia en Teherán. Diferentes sucesos desde 1979 han resquebrajado las
relaciones entre los gobiernos, por toma de medidas extremas o actos políticos
perturbadores.
Estos diálogos no han
estado exentos de amenazas veladas sobre el uso dela fuerza
internacional. John Kerry, Secretario de estado dijo en enero 2014 “que si los
esfuerzos diplomáticos fracasan EE.UU. podría recurrir a la solución militar”;
y el comandante de las fuerzas armadas Hassan Firouzabadi,
expresó, "No albergamos ninguna hostilidad hacia los estados de la
región, pero si alguna vez nos atacan desde las bases
estadounidenses en la región vamos a atacar la zona en respuesta",
refiriéndose a la respuesta militar inmediata contra bases militares, objetivos
estadounidenses, y al Estado de Israel.
La muestra apodíctica
de las prácticas disuasivas amenazantes se vio con la exhibición de dos misiles
balísticos con ojiva de fragmentación y guiados por láser que se llevó a cabo
durante la conmemoración de los 35 años de la revolución islámica.
Paralelamente durante los dos primeros meses del año 2014 John Kerry buscó los
contactos con el presidente de China Xi Jinping para diseñar una forma disuasoria
dirigida a moldear los contactos con Corea del Norte.
Por: Alberto Ramos Garbiras
Profesor de Derecho Internacional, Universidad Libre.