Buscar este blog

15 feb 2014

La tercería Política

En Colombia la alternancia en el  poder ha sido bipartidista, en épocas con períodos hegemónicos, y en otras de obligatorio período de intercambio en el  poder (el Frente Nacional), en otras consensuada, y en otras camuflada con fachada de terceras fuerzas(Belisario, Andrés Pastrana, Uribe): el bipartidismo ha copado el poder y excluido a las terceras fuerzas.

 El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán truncó la inclusión de sectores populares al poder porque el populismo gaitanista era de participación real que a la manera de los  otros populismos latinoamericanos de la época, aspiraba a darle paso a los sectores populares en algunas instancias del poder y a realizar reformas de inclusión social. Luego el bipartidismo conectado con las élites oligárquicas alentó la confrontación sangrienta, así se desgarraron las bases campesinas que estaban ideologizadas y fueron utilizadas hasta que la dirigencia liberal y conservadora se reacomodó en la cúpula del poder bajo la estructura del Frente Nacional.

Las terceras fuerzas que surgieron en la década de los años 60s fueron achicadas o desvertebradas. El MRL, el Frente Unido y la ANAPO. El copamiento del poder por  liberales y conservadores, la exclusión de los demás durante los primeros años de ésa década insufló la formación de las guerrillas revolucionarias no partidistas, diferentes a los actores armados de la década de los años 50s.

 Una tercería es un movimiento político que se forma por fuera de las estructuras de los partidos tradicionales y que brinda opciones a los independientes, a los grupos de izquierda, a  los movimientos sociales y a los votantes de opinión, para confluir con una candidatura que atraiga a los excluidos. Una tercería bien organizada con una coalición programática puede aprovechar la división de los partidos de derecha para ascender al poder central.

La protesta social y la desobediencia civil son expresiones que se dan dentro de una verdadera Democracia sin ser reprimidas, porque sirven para corregir los defectos de la Democracia(los abusos de un  mal Gobierno), pero si es reprimida o prohibida (como en Ucrania recientemente), puede ocasionar un daño al desviar a los que protestan hacia el uso de las armas, o enlistarse en una organización subversiva. El acallamiento de la protesta no corrige lo que sucede al interior del Gobierno, y la corrupción continúa.

Una tercería se conforma con el propósito de transformar lo que está ocurriendo en un país que ha vivido largos períodos de dictadura o de hegemonía bipartidista o de monopartidismo donde se registran escasos gobiernos de otro partido por breves periodos, pero que, no satisface los anhelos de las mayorías. Las tercerías no necesariamente se programan con años de anticipación, nacen de la coyuntura política o electoral de emergencia, y los años anteriores de represión o de nulas reformas sirven de almácigo, de abono para que las terceras fuerzas que han estado por fuera del poder decidan aprovechar la oportunidad y aglutinarse para triunfar ante la crisis de los partidos que si han compartido el poder pero que ya se han desgastado.

En Colombia la izquierda no se ha unido para vencer a la derecha porque las fracciones y el divisionismo lo ha impedido. Las ramificaciones de las ideologías los han separado para alcanzar el poder, prestándole un favor a la derecha. Una tercería triunfadora tiene que nuclear a todos los grupos marginados del poder bajo un programa de gobierno que recoja las propuestas no practicadas en las políticas públicas de los gobiernos excluyentes. Y debe armarse ese programa con los temas más acuciantes del momento, en el caso colombiano. La cuestión agraria, salud, la educación, la seguridad, el empleo y la vivienda.

La juventud como nuevos votantes de la última elección y los que arriban a la mayoría de edad en esta jornada electoral, ellos que no se sienten representados por esos partidos coaligados alrededor de los nombres de los viejos partidos enclavados en la Unidad Nacional, están mirando y buscando orientación: A esa población una tercería compuesta por terceras fuerzas minoritarias les serviría una propuesta programática con sus aspiraciones , también puede atraer a los  indignados  y a la población  del disperso precariado social.

Natalia Springer en una de sus columnas recientes expuso. “Nuestra ‘tercería’, como toda la nación, carece de liderazgo real, de sentido de urgencia y una visión de país: una tercería en un momento como el que vive Colombia no puede obsesionarse con la unidad ideológica, mucho menos retrasarse en la mezquindad de los ungimientos. Se trata de proponerle al país una fórmula para superar la inestabilidad política y social y para conjurar la inocultable crisis por la que atraviesa el proceso de paz”. 

Por: Alberto Ramos Garbiras.
Profesor de Ciencia política, Universidad Libre.