Alberto Ramos G. |
El
precariado es una amalgama gigante de personas que proviene de diferentes
sectores poblacionales, de la clase media, de los estratos bajos, etc.; con un
común denominador: han perdido la estabilidad que tenían y viven con
dificultades, en situación precaria, ya nada está garantizado. Perdieron el
empleo o les cambiaron las condiciones de estabilidad y seguridad social, los
pagos disminuyeron o son exiguos; viven de la informalidad comercial, se mueven
en el rebusque; si están vinculados al sector estatal son prestadores de
servicios (PS) y no tienen seguridad social; otros han perdido el nivel de ingresos…
Las
clases sociales (burguesía, pequeña burguesía, clase media, proletariado), se
estratificaron en las ciudades para efectos del cobro de los servicios
públicos, el impuesto predial, los cobros de valorización por obras y las tasas
en general. Los barrios debido a los costos de las construcciones, el valor de
las viviendas, los arrendamientos y la ubicación, contienen a grupos
poblacionales por estratos sociales.
Hoy
por la crisis económica, el recorte de los subsidios, las políticas económica
neoliberales, la austeridad laboral de las empresas, el despido masivo de
personas, la mecanización y robotización, la informalidad de trabajos a destajo
o con propinas, la competencia desleal, etc., se viene afectando a muchas
personas sacadas del sector productivo y lanzados al desempleo y a la
tercerización para la búsqueda de la subsistencia. Todos estos factores han
creado un precariado como sumatoria de personas de diferentes estratos sociales
que perdieron calidad de vida, quedaron con carencias y viven en situación
precaria sin lograr recuperar el estatus.
Este
panorama es muy distinto inclusive al de los desplazados y los indigentes. Dos
enormes sectores de población excluidos y desatendidos, con carencias totales,
visualizados como población totalmente pauperizada, ubicables en el estrato
cero o uno. En cambio el precariado está disperso en todos los estratos, se
vuelven una carga familiar para los que aún trabajan o están pensionados
sosteniendo la economía familiar; son víctimas de los recortes estatales y de
la ausencia de políticas públicas de bienestar social; no pueden ejercer las
profesiones u oficios: todo ello enmarcable como efecto del neoliberalismo que
privilegió el mercado libre y suprimió en parte la planeación e intervención
estatal.
Por:
Alberto Ramos G.