El proceso de
paz se politizó por la proximidad de las
elecciones al Congreso de la República en marzo del 2014, en aras de conquistar
opinión que se traduce en votos, todos los aspirantes al Congreso y los jefes
de los partidos empezaron a despotricar sobre el proceso de paz o intento de
terminación de la guerra con las FARC que se adelanta en La Habana.
Despolitizar el proceso sería lo más saludable, pero esto es un imposible,
entonces, las interferencias continuaran.
Suspender las
conversaciones de La Habana para reanudarlas después de mayo 2014 es igual a
terminar el proceso; excepto que resultare reelegido el Presidente Santos. Sino
es reelegido el proceso de paz queda
muerto. Y de no llevarse a cabo un preacuserdo notorio, significativo y
atractivo, se hacen daño las dos partes del conflicto interno. A) Las FARC
porque no encontraran en varios años un interlocutor que les preste atención y
serán correteados y perseguidos por todos los departamentos de Colombia.B) El
Presidente Santos porque de no prosperar aunque sea un preacuerdo seguirá
perdiendo popularidad y hasta su candidatura queda en riesgo.
El mejor
preacuerdo sería pactar un cese de hostilidades, un cese al fuego que demuestre
la voluntad de ambas partes y le dé al país la sensación de tranquilidad que
necesitamos para reactivar la economía y poder brindar seguridad rural. Firmar
un preacuerdo sobre la aprobación de los
dos puntos discutidos (lo agrario y la participación política) con el anuncio
del cese al fuego, le daría un aire al
Gobierno y a su candidato, y a las FARC que tendrían algo concreto para exhibir
desde La Habana, criticados hasta ahora por la dilación y el sibaritismo desde
el balneario del país insular.
De seguir ambas
partes (Guerrilla y Gobierno) haciendo demostraciones de poderío militar les
hace daño por las bajas mutuas, por la afectación de la población civil y
aumenta el descrédito ante la opinión pública, y le dan la oportunidad a los
contradictores para criticarlos. El anhelo de todos los colombianos es alcanzar
la paz para que la vida ciudadana se normalice; entonces finalizar el año 2013
con ese anhelo abierto le quita a los enemigos del proceso de paz esas frases
del discurso pendenciero.
De todas
maneras, si prosperara el proceso que se adelanta con las FARC se lograría una
paz imperfecta porque otros actores armados seguirían en acción. Con el ELN
existe una posible apertura para trabajar desde Montevideo con la mediación del
Presidente José Mujica. Los paramilitares supérstites no cejarían sus incursiones,
las BACRIM han extendido las actividades en las grandes urbes, las mafias
organizadas continuaran hasta que se legalice la cocaína, y la delincuencia
común hasta que se extingan las exclusiones y alcancemos el verdadero estado de
derecho. Entonces se trata de una paz imperfecta pero valedera porque sería el
peldaño mayor superado.
Por: Alberto Ramos Garbiras.
Profesor de ciencia política, Universidad Libre.