El precariado
no es una nueva clase política ni una clase social, es la sumatoria de la
población que ha quedado en situación económica angustiosa, que ha perdido
ingresos, ha visto deteriorar su nivel de vida, y sin aún caer en la indigencia llegan a una pobreza notoria;
tienen conciencia de su condición precaria y saben reclamar; están desatendidos
en varios aspectos, son excluidos de algunos servicios y deciden pronunciarse.
El precariado acude a las marchas y a la protesta social, no empuña las armas, pero
si acude a la conexión con los movimientos sociales y llega a la desobediencia
civil. El precariado tiene en aprietos a varios gobernantes en el mundo.
Cuál es la
diferencia entre rebelión y revolución? Nadie lo ha expresado más certeramente
que Ortega y Gasset. La rebelión se alza contra los abusos, la revolución
contra los usos. La rebelión lucha por reducir los abusos de un sistema
político, la revolución por aplastar a ese sistema.
Mirando la diferencia de partidos hegemónicos
en cada sociedad donde ha brotado la
protesta social que se globaliza, el común denominador de los rebeldes es la
exclusión que los ha llevado a una situación precaria, se ha venido
configurando entonces un precariado mundial. La pobreza sumada a otros
factores, más quienes tienen necesidades represadas, no resueltas y sin
posibilidades de resolver por los dirigentes de los países donde viven, van
actuando a través de protestas, marchas, movimientos espontáneos, estas
protestas se ven en muchos países, traspasan las fronteras, la
transfronterización del precariado enciende la chispa, aumenta el número de
seguidores ocupantes en cada estado de los espacios públicos para asentarse y
exigir la modificación de políticas públicas injustas o la caída de un
Presidente.
Por ejemplo,
las revueltas árabes del año 2011 no fueron inspiradas por los partidos
políticos, ni alentadas por Al Qaeda, tuvieron otro motor y otros propósitos.
Ni siquiera en Libia donde Al Qaeda no estuvo con os rebeldes, ni fue aliado
del Gobernante en la etapa final. Pero el período de terrorismo post-Bin Laden
podría influir de otro modo, dependiendo de la evolución de las crisis en esos
países, de las soluciones encontradas, o de la radicalización de los actores.
Así, las rebeliones árabes en los países árabes nos llegaron inmediatamente por los medios de
comunicación, debió ser muy parecido a lo que ocurrió entre 1810 y 1812 en
Latinoamérica con los gritos de independencia, las juntas y las actas de
rebeldía contra la corona española.
En Colombia el
precariado se pronunció dentro de un paro agrario y vio aparecer marchas
urbanas en su apoyo. Es el paro multisectorial más largo que se haya
registrado. El deterioro los impulsó a la movilización por las carreteras y el
bloqueo de algunas vías, rechazaron la inequidad del TLC que los está
empobreciendo y han perdido competitividad con el ingreso de mercancías
subsidiadas.
En Turquía,
junio 2013, un grupo de ciudadanos salieron a las calles para protestar por la
tala en un parque dándole pie a un proyecto inmobiliario, en el parque Gazi. Se
molestaron por la reducción de un espacio público en una ciudad como Estambul
que no goza de espacio verdes generosos. Luego empezaron a salir cientos de
personas agregándole a la reclamación inicial otros componentes; rechazaron el
recorte a las libertades individuales, sobre todo la autonomía personal y la
libertad de expresión. La gente indignada protestó por la notoria islamización
del Estado que viene adelantando el primer Ministro Erdogan.
A mediados de
junio 2013 empezaron los brotes de rebeldía en Brasil por la elevación del
precio en el transporte público. Cuando la presidenta corrigió la medida
ya la ola de manifestaciones se había
dinamizado en cadena. Las protestas multitudinarias en Sao Paulo, Brasilia, Rio
de Janeiro, salvador, Campinas, Porto Alegre, Goinana,…se extendieron a 80
ciudades contra las deficiencias en la educación, la salud, y contra las
inversiones costosas para reparar y construir escenarios deportivos de cara al
mundial de fútbol 2014.
La sumatoria de
insatisfacciones agigantó las marchas de indignados y el rosario de reclamos
por: racismo, homofobia, corrupción de dirigentes políticos, abusos contra los
indígenas…Las políticas asistencialistas del partido de los Trabajadores (PT)
con Lulla Da Silva, cubrieron a más de 40 millones de habitantes, pero Brasil
tiene más de 190 millones de personas; la clase media ha aumentado y varias
subcapas están pauperizadas, estos alientan los reclamos buscando justicia
social.
Por:
Alberto Ramos Garbiras.
Profesor
de Derecho Internacional. Universidad Libre.