Alberto Ramos... |
De cualquier
manera los genocidios cometidos en Siria son la muestra palpable del defectuoso
funcionamiento del derecho internacional, y de las falencias de la ONU que no
puede evitarlo, limitándose a meras declaraciones, discursos, pronunciamientos
y posturas de rechazo. Y de la justicia penal internacional que no puede
capturar en flagrancia a los criminales de guerra, ni procesarlos
oportunamente. Los EEUU tampoco han llevado a cabo una acción militar de
corrección, por el largo trabajo diplomático de aprobación ante el Congreso. La
ONU queda maniatada para organizar con celeridad una fuerza de ataque que
contempla la Carta fundacional, porque el Consejo de Seguridad no autoriza
debido a la influencia de Rusia, por razones geopolíticas y económicas. EEUU ha
dudado en atacar dando margen a un eventual consenso, primero con el Congreso
de su país y luego con la unión europea. La situación Siria debe frenarse, y
seguramente de ser atacada degeneraría en otro Irak, manteniendo tropas de
ocupación y sorteando el terrorismo que rebrote entre clanes religiosos, por
fuera de las operaciones de Al Qaeda.
La Liga Árabe
condeno el gaseamiento y crimen contra la población de Ghouta en cercanías de
Damasco y solicitó el juzgamiento de los autores. Son dos años de vejaciones y
asesinatos y hasta el momento ninguna acción efectiva de la Justicia Penal
internacional para detener a los criminales. En Siria el aferramiento al poder
que ha practicado Bachard el Assad, evitando ceder a la presión popular que
pide apertura democrática, lo llevó al extremo dictatorial de utilizar al
ejército contra el pueblo Sunita y en medio de la represión desatar una guerra
religiosa. Siria vive una confrontación entre dos ramas del islam: Suníes y
Chiítas. Al Assad es Chiíta de la vertiente Alaui, una minoría influyente hace
42 años en las instituciones.
Atacar a Siria
es más complejo que cuando se intervino en Irak. Desde el p unto de vista
geopolítico se levantaría un polvorín en la región por las reacciones de Rusia
e Irán. El terrorismo de todas las pelambres actuaría en la zona. Y los
israelitas quedarían expuestos a un ataque misilístico.
Por: Alberto Ramos Garbiras.
Profesor de derecho internacional Universidad
Libre.