La disciplina de los partidos no se aprecia por ningún lado, la ideología funciona solo de palabra o alusión como pretexto para pertenecer a una organización política, pero a la hora de comportarse como miembro de un partido y acatar las decisiones de la cúpula o de las bases que se hayan expresado con una consulta, un colegio electoral o una encuesta, la disciplina de los líderes, jefes y caciques no aparece: aflora solo en reacomodo y las conveniencias personales.
En esta campaña electoral de cara al 30 de octubre, los candidatos oficiales de los partidos han sufrido varios traspiés y decepciones por la indisciplina de los jefes de fracción dentro de sus propios partidos políticos. Debería ser una conducta coherente con los estatutos de los partidos, la Ley de bancadas y el articulado afín de las últimas tres reformas políticas dizque para modernizar los partidos: las reformas de los años 2003, 2009 y 2011.
Los Grupos significativos de ciudadanos, una figura institucional de noble concepción en el artículo 107 de la Constitución, se han convertido en un boquete por donde la indisciplina, las disidencias, la felonía, el transfuguismo y el divisionismo están haciendo presencia. Los disidentes recogen firmas, pagan una póliza y se revisten con un nombre rimbombante para atraer electores, incautos y futuros desengañados.
Los políticos profesionales y dirigentes de los partidos políticos que evitan las consultas internas para la selección de los candidatos, se escabullen de la competencia interna para el concurso y por el riesgo de no alcanzar a ser nominados a la elección popular; encontrando en la recolección de firmas la oportunidad de aparecer en el tarjetón. En todo el país 199 aspirantes para las elecciones de octubre 2011 de inscribieron bajo esta modalidad, congestionando ala Registraduría Nacional del Estado Civil con más de 5.300.000 firmas para cotejar y hacer el estudio grafológico.
La modalidad de inscripción por un Grupo Significativo de Ciudadanos se creó con el ánimo de brindarle oportunidad a líderes cívicos, líderes comunitarios o grupos de ciudadanos activistas que no pertenecen a la estructura orgánica de los partidos políticos o de los movimientos sociales que menciona el artículo 107 de la Constitución. Pero en la práctica esta modalidad se ha visto utilizada más por políticos desclasificados de los partidos o por disidentes simulados. Esta profusión de “Grupos Significativos” que, recogen a veces las mismas firmas, no solo congestiona el trabajo de la Registraduría en la etapa electoral sino que, usurpa la oportunidad a líderes populares que no pertenecen a ninguna militancia partidista, por lo tanto, no pueden aspirar a un aval de partidos políticos con personería jurídica. Y de contera, quienes se inscriben por firmas también se exponen a gravosas pólizas y a la manipulación de funcionarios corruptos enquistados en la Registraduría Nacional del Estado Civil.
El caso de Cali con la descalificación de las firmas recolectadas por Rodrigo Guerrero y Susana Correa destapó un factor de manipulación y de corrupción del sistema electoral, era comprensible que se tomaran en un primer momento muestras aleatorias y se aplicará la fórmula matemática para visualizar por proyección quienes pasaban el umbral de las 50.000 firmas porque en menos de 3 semanas era difícil el cotejo de los 5.300.000 firmantes en todo el país, pero creó dudas la forma como se comunicó la decisión, por un boletín de prensa, en vez de hacerlo primero por Resolución (acto Administrativo), con la debida notificación personal para evitar el daño mediático a las campañas, la desestabilización de seguidores y la interferencia esa noche a los efectos de una encuesta que publicaría esa noche el noticiero CM&. Y tuvo un mal sabor la descalificación inicial, muy radical del Registrador contra los candidatos afectados, sin proceder a reconocer en aras del derecho a la defensa, la oportunidad del cotejo total, dentro del procedimiento del recurso de reposición, con la vía gubernativa.
Álvaro Uribe llegó al poder las dos veces, aislándose del Partido Liberal y reduciéndolo a minoría, por un Grupo Significativo llamado “Primero Colombia”; el Gobernador Abadía en el Valle del Cauca también llegó por una maratón de firmas; el Alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, se desvió del Polo Democrático y fundó “Podemos Cali”.
En la contienda electoral de Cali para octubre 2011 cinco candidatos se desprendieron de sus formaciones políticas y están aspirando a la Alcaldía por firmas recolectadas en todos los rincones de la ciudad. El Ministro Vargas Lleras anunció el 17 de agosto que muchos aspirantes en Colombia han optado por esa vía o manera, los grupos Significativos, luego de que los partidos políticos les han negado el aval. También expresó que tratan de ocultar sus antecedentes disciplinarios pero que el Consejo nacional Electoral, puede revocar la inscripción en el momento que el antecedente penal o disciplinario se encuentre o evidencie.
(*) (*) Relator: Alberto Ramos Garbiras. Politólogo egresado de la Universidad Javeriana.