Ese revoltillo hecho con coaliciones amorfas no puede ser una expresión del pluripartidismo, sino de pactos transitorios para una eventual gobernabilidad de conveniencia que buscan las fracciones políticas para sobreaguar el año 2011. Ante unas elecciones atípicas, unas coaliciones atípicas. Por esta razón los bloques de coaliciones formadas no son de identidades ideológicas en las caras opuestas: derecha e izquierda. Ni tampoco obedecen al esquema Gobierno-Oposición de la configuración nacional actual; obedecen a otras dimensiones, a las aspiraciones regionales para alcanzar el poder departamental de cara a las elecciones de octubre 2011. Y al acceso que puedan tener de los beneficios que se desprendan de las adjudicaciones contractuales por definir. Así se explica la postura de las fuerzas políticas que deberían estar al otro lado del bloque donde se encuentra el PIN, cuestionado por todos los medios de comunicación. Habría que desmenuzar y desglosar las plataformas programáticas de los dos bloques electorales para saber si existen diferencias de fondo.
En esta coyuntura electoral decembrina con votación para el nuevo año, los intereses de los dirigentes políticos se cruzan, no coinciden. Se observa que la división interna de los partidos es más intensa (Cambio Radical, la U, los conservadores…) están apoyando el lado contrario, no giran alrededor de un mismo bloque electoral. Entre las explicaciones a esta anormalidad se pueden mencionar: 1) la falta de más opciones, 2) escasez de candidaturas, solo tres partidos tienen candidato(PIN,el Liberal y el Partido Verde, el primero lo niega, el tercero promueve la cancelación por la catástrofe que trajo la ola invernal); los otros partidos sin postulación de candidatos para no correr el riesgo, 3)por la fragilidad ideológica y la crisis partidaria no hay disciplina, 4) por deficiencias éticas, 5) la supuesta cohesión de los partidos de la Unidad Nacional que llevó a Santos a la Presidencia, no se reproduce en el comportamiento departamental de esas fuerzas, 6) los objetivos electorales nacionales eran distintos a los objetivos específicos en lo regional.
La polarización es más fácil verla en los países con sistema de partidos preponderantemente bipartidista, y Colombia tradicionalmente lo ha sido desde 1850. De manera supuesta, por norma constitucional desde 1991, artículo 107, entramos en la era del pluripartidismo llegando a tener hasta 62 formaciones políticas con personería jurídica, ahora no quedan más de 10, ese número aparenta pluripartidismo, pero la tendencia hegemónica sigue siendo bipartidista: lo prueban lo gobiernos del Frente Nacional (1958-1974), del post-frente-nacional (1974-2002), los 8 años de uribismo (2002-2010), y la “Unidad Nacional” en ejercicio.
La aparición de partidos con nombre, fachadas o frontispicios nuevos, son en realidad alimentados por el bipartidismo, para muestra tres botones: la U, Cambio Radical y el PIN. Se diluyeron otros proyectos disfrazados con liberales y conservadores: Colombia Democrática, Alas Equipo Colombia, etc. Los nuevos partidos se ven en calzas prietas por sus divisiones o falta de organización, El Polo, el Partido Verde, Mira, la ASI, los demás son movimientos sociales sin cobertura nacional, solo para concurrir a elecciones locales.
De haber salido a tiempo con un candidato propio, y si hubiera armado una coalición temprana con sus afines ideológicos, antes de dejar prosperar la polarización entre dos candidaturas, el voto de opinión podría haber sido captado por el Partido Verde, para recoger parte de los 430.000 votantes del girasol en el Valle del cauca, con un candidato por fuera del juego de las maquinarias que están enclavadas en los nombres de Víctor Julio González y Homero Giraldo. La Dirección Regional del Partido verde se autoentrampó en discusiones internas sin calcular la brevedad de la coyuntura electoral.
En el Valle el registro en los medios de comunicación regional es un indicador y un medidor de las actividades partidistas, de la importancia de las fracciones, de los movimientos sociales y de los partidos políticos. Es un registro de las actividades proselitistas que toman los periodistas por la presencia escénica de estos, por los pronunciamientos de los voceros políticos, de los dirigentes, de los boletines de prensa emitidos, no importa que a veces artificiosamente los directorios políticos inflen las actividades con el fin de sobredimensionarse. El Partido Verde estuvo silente desde el 20 de junio, y este es el costo de la inactividad hacia fuera.
(*) Catedrático de Ciencia Política, Universidad Libre, Cali
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