Después de las elecciones de segunda vuelta el 20 de junio de 2010, la dirigencia nacional y regional del Partido Verde (PV) entró en un grado de mutismo preocupante. La directiva nacional resolvió tomarse un tiempo de descanso y aislamiento resultado de la fatiga electoral por las tres elecciones enfrentadas; los cuadros departamentales y municipales surgidos al calor de las campañas más por la habilidad y la oportunidad que por la designación de órganos eleccionarios, se negaban a renovar o ampliar la dirección regional, impidiendo la ampliación y el remozamiento; los líderes no se reponían ni tomaban forma; los cuadros profesionales quedaron al garete y el electorado de la ola verde desenchufado.
A nivel nacional el impacto por no haber logrado la presidencia que, se diluyó por los errores en la campaña, por no hacer una reingeniería a tiempo, por no saberse defender en los debates televisivos, por no contrarrestar oportunamente la maledicencia de la rumorología propalada y por rechazar las alianzas electorales creyendo en el cambio de comportamiento de los abstencionistas; ese impacto retardó la reacción para iniciar la reorganización, más de dos meses y aún no se tenía claro cómo comportarse la bancada verde en el Congreso y en los pronunciamientos de la vocería nacional, si como oposición o como fuerza deliberante saltuaria. Y se inicio lentamente la transformación de la Ola Verde al Partido Verde.
Se comprendió que los 3.600.000 votos, un resultado caudaloso para un movimiento naciente, fue producto del entusiasmo de la gente, de la necesidad de cambio, de la ansiedad por tener una nueva alternativa de poder, del cansancio por las lacras descubiertas después de 8 años, pero que los votantes tenían dirigentes nacionales con prestigio y el partido no había nacido en la campaña, era imposible, la ola gigantesca necesitaba de organización para que siga apareciendo como en el ecosistema marino, nuevas olas surgen, entonces, en el espectro político: cada que se avecinen las elecciones. Para ello se necesita organización de partido político, y no solo el nombre.
Qué debe caracterizar al Partido Verde?,: la lucha por un mejor ambiente, por un entorno saludable y por un buen nivel en la calidad de vida. Entonces, el Partido Verde (PV) tiene por sus propósitos la posibilidad de llegar con el discurso a todos los sectores sociales, sin necesidad de pretender ser totalizador de los ejes temáticos, ni en la captación del electorado, ni atrapatodo con el discurso embaucador. La transversalidad de la problemática ambiental y el interés de la población en la solución de los aspectos ambientales que afectan a las ciudades y el campo, hace que llame la atención el discurso verde para que, se traduzca en acciones políticas y luego en políticas públicas.
Así, a los cuadros dirigentes del PV en todos los municipios les corresponde incrementar el discurso ambiental para incorporarlo luego a las agendas gubernamentales locales. En la medida que se incremente el estudio y conocimiento de los problemas ambientales urbanos y rurales, y se expliquen sus prevenciones, reparaciones, mitigaciones y soluciones; en esa medida aumentará la simpatía por los verdes, se mantendrá y crecerá el voto de opinión. El escollo se encuentra en la falta de cultura bioética de las personas por el irrespeto a los recursos naturales renovables y la falta de conciencia sobre la preservación. También la falta de pertenecía sobre lo publico. El individualismo conlleva a que solo se sienta el daño ambiental cuando afecta la propiedad privada pero no cuando el daño no nos toca directamente, los efectos tardíos del daño a lo público sofrenan las reacciones. Entonces concientizar sobre ese aspecto es básico para mover el ánimo de todos.
Los cuadros dirigentes del PV necesitan apoyarse en las personas que integran las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) ambientales municipales, abrirles espacios de participación, convertirlas en grupos de apoyo, imprimirles importancia porque las ONGs están inmersas en la problemática local y puntual de cada ente territorial, también generan opinión, direccionan procedimientos, aplicaciones, soluciones. Si se les abre un campo de acción política, esas campañas municipales para esparcir el discurso verde aumentarán con rapidez. La garantía que se les puede dar a esas ONGs es que serán incorporadas a los desarrollos contractuales como complemento del SINA, Ley 99 de 1993, artículo 1, numeral 10,”La acción para la protección y recuperación ambiental del país es una tarea conjunta y coordinada entre el Estado, la comunidad, las Organizaciones No Gubernamentales y el sector privado. El Estado apoyará e incentivará la conformación de organismos no gubernamentales para la protección ambiental y podrá delegar en ellos algunas de sus funciones”.
Los partidos verdes son pluralistas en lo ideológico y de comportamiento biodiverso por la defensa de la naturaleza; deben mantenerse en el progresismo conceptual y copar dentro del mundo de la política, el campo de la centroizquierda. La dirigencia verde, necesariamente para no desnaturalizarse ni despintarse ni perder el norte, tendrá que incorpora y mantener dirigentes y líderes ambientalistas en la cúpula de los directorios municipales a fin de aglutinar más verdes y para poder ampliar, propalar, el discurso verde.
(*) Profesor de Derecho Ambiental en las universidades Libre y Santiago de Cali (USC).