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10 sept 2010

Quemar el Corán


Autor Alberto Ramos Garbiras (*)


La propuesta del Pastor evangélico, Terry Jones, de quemar libros del Corán en público, podría generar más irascibilidad de las comunidades musulmanas porque lo tomarían como una ofensa de los EEUU y no de una congregación religiosa. La idea amarillista y con ánimo de figuración personal, de conmemorar la quema y destrucción de las dos torres gemelas con la quema de los libros sagrados, para los islamistas es en la práctica, una retaliación simbólica pero incendiaria a nivel espiritual y claramente confrontacional ante sociedades donde aún no se ha resuelto el problema del terrorismo internacional.


Uno de los factores anímicos es el choque religioso monoteísta, de dos civilizaciones que, están marcadas históricamente por las guerras de las cruzadas impulsadas por un rescate medieval innecesario de los lugares santos. Como lo expuso Huntington, las relaciones entre el islam y el cristianismo, tanto ortodoxo como occidental han sido con frecuencia tempestuosos.

Si el Gobierno demócrata de Barack Obama considera que este será un acto insensible y falto de tolerancia, debería impedir es pira de la biblia-coránica en aras del interés nacional y por la protección de los norteamericanos que habitan en diferentes sitios del Planeta. 50 miembros de una iglesia como la del Dove World Outreach no deben arriesgar la vida de cientos de turistas gringos: los miembros de la Yihad islámica seguramente responderían con ataques.


La ira religiosa ha movido el ánimo y la tesitura de los fieles de las iglesias en diferentes épocas de la humanidad y varios grupos terroristas se portan con ese talante: Hamas, Al-fatah, El IRA, Al-Qaeda. La quema de libros desataría la rabia de los extremistas porque un acto de esos, así sea local, Gainesville(Florida), de facto sería global en virtud a los medios de comunicación que difundirían el hecho crematorio, interpretándolo los fanáticos como un mensaje visceral que alienta la confrontación Oriente –Occidente.


Ahora bien, sobre el fanatismo religioso, pongamos en crudo el tema de cómo esos estados fanáticos y con ideología islámica, donde se generan los kamikazes (suicidas) que creen van a ganar el cielo con estos actos irracionales. La proliferación de religiones en el mundo de hoy está fracturando más la religión católica, como mayoría e imperio que fue. Podríamos hacer un símil con lo sucedid­o el siglo XVI, después de las primeras expansiones y divisiones del renacimiento. La expansión de la Monarquía Universal Católica fue la primera globalización. Las monarquías se fisuraron a partir del protestantismo. La única de las guerras que queda de aquélla época, con esas características, es la del IRA en Irlanda del Norte. Ahora se puede presentar una guerra también religiosa entre los musulmanes y Occidente: islamismo contra cristianismo.


Una confluencia parecida de factores ha incrementado el conflicto entre el islam y occidente a finales del siglo XX. En primer lugar, el crecimiento de la población musulmana ha generado gran cantidad de jóvenes desempleados y descontentos que se convierten en adepto­s de causas islamistas, ejercen presión sobre las sociedades vecinas y emigran a Occidente. En segundo lugar, el resurgimiento islámico ha dado a los musulmanes una confianza renovada en el carácter y validez distintivos de su civilización y sus valores en comparación con los de Occidente. En tercer lugar, los esfuerzos simultáneos de Occidente por universalizar sus valores e instituciones, mantener su superioridad militar y económica e intervenir en conflictos en el mundo musulmán generan un profundo resentimiento entre los musulmanes. En cuarto lugar, el hundimiento del comunismo acabó con un enemigo común de Occidente y el islam y convirtió a ambos en la principal amenaza a la vista para el otro. En quinto lugar, el creciente contacto y mezcla entre musulmanes y occidentales estimul­a en cada uno un sentido nuevo de su propia identidad y de cómo ésta difiere de la del otro. La interacción y la mezcla exacerba­n las diferencias acerca de los derechos de los miembros de una civilización, en un país dominado por miembros de la otra civilización. Dentro de las sociedades tanto musulmanas como cristianas la tolerancia para con el otro decayó acusadamente en los años ochenta y noventa. (Huntington, 1997).


(*) Profesor de Ciencia Política, Universidad Libre, Cali.

Huntington Samuel. “El Choque de Civilizaciones”. Y la reconfiguración del Orden Mundial. Ediciones Paidós ibérica S.A., impreso en España, 1997