Autor Alberto Ramos G. (*)
Esos campamentos de Venezuela cerca a la frontera colombiana se sabía que operaban como refugio de jefes guerrilleros, pero Uribe no se atrevió a bombardear como lo hizo con el de Raúl Reyes en Ecuador porque preveía el desatamiento de la guerra. Entonces, veinte días antes de terminar su segundo mandato decide alborotar el cotarro, esta actitud resiste tres lecturas:
1) Hacer a un lado la vía diplomática, acudir a la vía mediática, aguarle la posesión a J.M.Santos cobrándole la designación inconsulta de ministros, y promover la intervención de
Juan Manuel Santos, en efecto designó varios ministros sin consultarle a Uribe. Este paso los demarca y denota un primer arranque de “autonomía” respecto a quien le debe la presidencia de la república, esa es la convicción de los furibistas. Santos no ha sido del todo leal con quienes lo han nombrado en los ministerios, y por su estirpe no será sumiso. Tampoco se va a estrellar de inmediato contra su último mentor, lo hará paulatinamente. No hay que olvidar que Santos no iba a ser el ungido para el guiño presidencial: la pelea entre Uribito y Noemí acabó con los dos ungidos, él encontró el camino allanado. Su concepto de Estado es una idea calcada sobre
2) También puede interpretarse como un lavatorio de manos del Presidente Uribe porque las relaciones comerciales en declive y franco deterioro han ocasionado multimillonarias pérdidas para el empresariado y el comercio colombiano. Se han dejado de exportar en los dos últimos millones de dólares. El promedio de exportaciones era de 6.000 millones, en lo corrido del 2010 solo se han exportado 650 millones de dólares a Venezuela. Con el señalamiento del Ministro Silva Luján, el Presidente presentó ante la opinión pública internacional la razón fundada de sus reclamos: la cooperación flagrante del Gobierno venezolano a la guerrilla, origen de toda la crisis.
3) Puede ser una táctica consensuada con Juan Manuel Santos para torpedear la política exterior de Chávez y empezar a preparar la tarima del Presidente electo como “líder” de un bloque en UNASUR.La obsesión de Hugo Chávez por extender la doctrina bolivariana reactualizándola en la envoltura del Socialismo del Siglo XXI, lo obnubila para entender la política exterior de Barack Obama, confundiéndolo como continuador de Bush jr. De esta manera se aleja de EEUU y le facilita a Colombia posar como aliado del gobernante del Partido Demócrata, a quien precisamente no pensaban ascendiera al poder: el uribismo aspiraba ver al republicano McCain de Presidente.
Con esa óptica de la guerra fría, de manera cerrada y cerrera, La disputa por el liderazgo dentro de las instituciones de UNASUR, lo tratarían de definir respecto a las buenas o malas relaciones con los EEUU. Chávez sabe que la competencia por los mercados y la defensa de la soberanía se hace defendiendo los recursos naturales y mineros, lo mismo que las posiciones geoestratégicas, por ello no desistirá en la carrera armamentista y en el acceso a las plantas nucleares.
Santos respecto a las relaciones exteriores con los países vecinos también deseará ubicarse en el centro: ni guerrerista ni melifluo o almibarado. Recomponer el comercio y cobrar un liderazgo en la región pueden ser sus propósitos. Con las invitaciones que había cursado para su posesión Santos extiende el tapete diplomático hacia afuera y hacia adentro porque su proyecto personal es quedarse 8 años en el poder.
Los compromisos como Estado parte de
La idea de ir a la guerra no es ajena a Hugo Chávez, quien ya lo ha invocado en al menos tres ocasiones. Si no permite la inspección que pudiera hacer una comisión de verificación del Consejo Permanente de
La expansión del ideario bolivariano, mal entendido, y el afán de propalar el Socialismo del Siglo XXI, inclina a Chávez para favorecer a las FARC porque la refundación de
(*) Catedrático de Ciencia Política, Universidad Libre.