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25 ene 2010

“Turbulencia en Irán”.


Por. Alberto Ramos Garbiras (*)

Irán tiene un régimen teocrático presentado como República islámica, con 12 teólogos-juristas que conforman el Consejo de los Guardianes, con superpoderes, en la práctica son la segunda instancia del Parlamento, a manera de cámara alta. Un sistema político diseñado hace treinta años, resultó una mezcla de teocracia y democracia. Algunas instituciones en Irán contienen elementos similares a las que funcionan en las democracias occidentales, por ejemplo, acuden a las elecciones, tienen Parlamento, Constitución, judicatura, Partidos políticos, permiten las campañas políticas, hay reelección presidencial, etc., pero sin el reconocimiento pleno del ejercicio de los Derechos Humanos.

En Irán, por los hechos producidos se percibe una disputa pública entre dos sectores políticos del mismo régimen islámico, uno encarnado en el ala conservadora y el otro el ala reformista, donde 4 figuras que han ejercido la Presidencia del mismo régimen sobre la nación, están exhibiendo, usando y manipulando el apoyo electoral y político. El Sr Ahmadineyah, en ejercicio del poder cuenta con el apoyo del líder supremo de la Nación, el ex presidente Ayatola Jamenei, y tiene la favorabilidad de los sectores más pobres por los subsidios que ha implementado con los ingresos petroleros. Y el otro candidato fuerte, Musavi, tiene el respaldo de los ex presidentes Rafsanyaní y Jatamí. Se trata de un enfrentamiento entre dos sectores surgidos y ahora anclados dentro del mismo sistema teocrático. Se podría leer o mirar la realidad política iraní como un enfrentamiento entre dos bloques de generaciones. Un gran bloque conformado por la gente más joven, nacidos en los últimos 35 años, y el otro bloque generacional por los mayores de 40 años que, se traduce en la confrontación ideológica entre las personas guiadas por las nuevas corrientes ideológicas y actitudinales de la globalización, frente a las población más mayor guiada por los clérigos fundamentalistas islámicos.

La campaña electoral que culminó el 12 de junio estuvo animada por debates televisivos, por primera vez en ese país, en esta ocasión con cuatro candidatos inscritos (Ahmadineyad, Musavi, Karrubi y Rezai),lo que permitió a la población de más de 65 millones de habitantes, conocer el pensamiento de los aspirantes a la Presidencia, y enterarse de los ataques personales que mostraron defectos y vicios del actual sistema político; el mismo Ahmadineyad como candidato reeleccionista señaló a miembros del régimen como corruptos, pero no hacen parte de su Gobierno, señaló al ex presidente Rafsanyaní de haberse beneficiado del tesoro público. Los ataques previos al día lectoral polarizaron los ánimos que después han estado caldeados durante 10 días.

La juventud copa la mayoría de las manifestaciones, reclaman la anulación de las elecciones; es una población joven que siente hartazgo por las rígidas normas morales, sociales y religiosas que patrocina el sistema de esta teocracia islámica; creen que si hubiera ganado el candidato Musaví habrían obtenido un respiro con reformas sociales de mayor flexibilidad en las conductas. Por ejemplo, para los más jóvenes está prohibido salir solos de noche, no pueden consumir licor, la libertad sexual está restringida. Y sienten que la movilidad social no es amplia, pues el desempleo le cogió ventaja al Gobierno, en Irán se requieren 800.000 cupos nuevos cada año para evitar las manos cesantes.

Se han presenciado marchas en pro y en contra del Gobierno, promovidas por los dos principales contendores y los otros dos candidatos perdedores. La comunidad mundial se está informando por las grabaciones de celulares y la difusión en Internet, confundiéndose la autoría de los reporteros. Un grupo de blogueros en red ha informado sobre las protestas, reemplazando de facto, con los sitios Web como el twitter, a los periodistas y a los medios televisivos a quienes se les ha obstaculizado la labor en medio de las marchas y las turbamultas. Varios blogueros han sido identificados y perturbados, igual que el funcionamiento de la banda ancha en Internet para impedir la difusión de imágenes. Los internautas hábiles han creado proxys o puertas de enlace y han cambiado direcciones claves para interconectarse con el extranjero. Pero de todas maneras, están saliendo a flote las querencias y malquerencias al sistema, en vivo, en las calles, las plazas, por esta razón las reformas reclamadas, gane quien gane, con anulación de los resultados, o sin anulación, son inevitables. Una reforma, por ejemplo, al sistema electoral, al control de las urnas llevadas a las zonas rurales.

Al terminar el forcejeo electoral va a resultar inevitablemente unos cambios al sistema imperante que, redefinirán el régimen. Un régimen teocrático o religioso basado en la teología islámica, en el Corán como Biblia, más que en las leyes. Un país manejado por los jerarcas de la iglesia desde el Consejo de los Guardianes, los mismos que apoyan al Presidente actual y están empeñados en hacer respetar la soberanía iraní y al movimiento islámico con la producción de las armas nucleares. El Consejo de los Guardianes cumple también el papel de Corte Constitucional y protector del espíritu coránico de las normas vigentes, así no puede avanzar una Democracia amarrada a la actitud teológica de los intérpretes que hacen inamovibles los dogmas, bloqueando muchas veces las iniciativas del Parlamento, este si de elección popular.

Todos, dirigentes gubernamentales e institucionales, los dirigentes de la oposición naciente, los ex presidentes, y la misma población que protesta multitudinariamente desde ambos bandos, están enredados por la clase de instituciones que tienen, no son viables ni flexibles para resolver las quejas, reclamos, querellas, ni definir las diferencias. Algunos jefes de Gobierno de la Unión Europea se han pronunciado a favor del reconteo de votos y la revisión de los procedimientos puntuales ante la turbulencia vivida y las quejas de la oposición iraní, pero hasta qué punto la normativa internacional permite la intromisión o injerencia en los asuntos electorales internos.

El Presidente Ahmadineyah se aferrará más al poder, no anularan las elecciones, solo revisaran parcialmente algunas urnas y aumentará la represión alentada por los pasdarán(Guardianes de la revolución) o ejército adscrito al Gobierno que, a su vez, dirige a la milicia basiyí de más de un millón de miembros con sedes en las mezquitas, pero el Gobierno se verá abocado, de manera gradual, a ir ampliando el sistema de garantía de los Derechos Humanos, porque más de la mitad de la población, unos 34 millones, se encuentra fluctuando en edades inferiores a los 30 años, los mismos de duración del régimen actual; de no ser así, el sector reformista cogerá ventaja en una próxima puja electoral, si se presentara la repetición de las votaciones. Todo podría salírsele de las manos al actual Presidente, si en la Asamblea de Expertos lograra la mayoría ahora el sector reformista y destituyeran al líder supremo, el Ayatola Jamenei. Un cuerpo colegiado extraparlamentario es esta Asamblea de Expertos, compuesta por 86 islamistas que tienen la potestad de nombrar y destituir al líder supremo, entonces un disensión grave como a que está aflorando por las protestas inmanejables y la detención domiciliaria del mismo Rafsanyaní, podría dejar sin respaldo político al Presidente repitente.

(*) Catedrático de Ciencia Política, Universidad Libre (Cali), y Profesor –Investigador de la Universidad Santiago de Cali (USC).