Los terroristas surgen por muchas causas, es una equivocación pensar que primero se forman como guerrilleros. Si hay terroristas que se iniciaron como guerrilleros, como también sucede: hay guerrilleros que nunca de transforman en terroristas. Las razones son variadas: los guerrilleros controlan un territorio, ejecutan movimientos de tropas y se mueven siempre como un ejército irregular, nutriéndose de apoyos rurales y apoyos urbanos para acciones específicas, pero en general se comportan como un ejército irregular. Los terroristas, al contrario, no actúan como ejército irregular, y no están siquiera uniformados de camuflaje similar al del ejército que combaten. Los terroristas no están usualmente emplazados en campamentos, ni tienen frentes o bloques de militantes para controlar territorios y hacer guerra de movimientos. Los terroristas obran desde la clandestinidad y no combaten sino que atacan sorpresivamente para causar daños al adversario. La excepción son los talibanes que se iniciaron como grupo de reacción contra la invasión soviética, luego fueron gobierno en Afganistán, y después del 11 de septiembre, entre la ocupación multinacional de ese país, se comportan como guerrilleros y terroristas, se subvencionan con la amapola para la producción de heroína, simultáneamente desplegados en las fronteras con Pakistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán. Similar comportamiento tienen las FARC en Colombia, el comportamiento principal es la acción guerrillera conectados con los cultivos ilícitos de coca para el financiamiento, pero a partir de la intensificación de la intervención norteamericana con el Plan Colombia, el Plan patriota y el Plan Andino, y acorralados por los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez, intensificaron la actuación complementaria como terroristas internos.
Los dos últimos ataques terroristas en Irak registrados en marzo de 2009 por miembros de Al Qaeda y la constatación en Irlanda de la disidencia llamada el Ira-Auténtico que atacó una base Militar británica, nos instan a la reflexión sobre las motivaciones de estos actores armados que actúan sin ejército visible. El terrorista es un convencido de las razones de su causa, se ha mentalizado para actuar fortaleciendo las ideas o creencias que tenía cuando ingresó al grupo terrorista o a la red; con la dinámica de la militancia puede convertirse en un fanático, o lo contrario, defectar y retirarse por desencanto o desánimo.
La acción terrorista no es improvisada, se planea y calcula, se hace seguimiento a la víctima, se fija un día para ejecutar el acto de sangre, dependiendo de la clase o tipo de terrorismo que se practica; si es selectivo, tienen en la cuenta que no exista alrededor el paso de gente civil inocente que, podría verse afectada; si el terrorismo es indiscriminado, no les importa el daño a la sociedad, solo se fijan en la repercusión y espectacularidad del hecho para lograr ejercer presión al gobernante o líder a quien se le reclama. El acto terrorista de gran impacto es intimidatorio y lleva envuelto un mensaje contra un grupo específico (gubernamental, religioso, político, étnico, etc.) que se sentirá amedrentado, o reaccionará con una respuesta similar de fuerza extrema: el terror estatal.
La mayoría de las veces un acto terrorista sangriento no es comprendido por la población, resulta insólito, por fuera de toda lógica; pero los terroristas que lo planearon y mandaron a perpetrar conocen muy bien la meta: provocar una reacción del Gobierno o grupo afectado, y con los excesos que cometa quien responde, utilizar esa reacción para también desprestigiar a ese actor, y esperar que posición fijan otros, cómo se alinean los adversarios de la oposición y críticas de varios países, buscando quien se alinea favorablemente para con la presión entrar a negociar o ablandar al contradictor. Por ejemplo los ataques palestinos del grupo Hamas contra Israel buscaban reacciones violentas del Gobierno de Tel Aviv, para los palestinos como víctimas ganar aliados en los países árabes; pero no esperaron los ataques fieros de exterminio extremo como el bombardeo a Gaza, a su vez los gobernantes israelíes contraatacaron para dividir más a los palestinos aglutinados entorno a Hamas y Al Fatah, pero no creían que se unirían en causa común, ni que la comunidad internacional rechazará tan ácidamente el uso del terror estatal.
(*) Este escrito hace parte de la segunda fase de la investigación titulada "terrorismo Internacional y Nuevo orden Mundial", investigación que el autor adelanta con