Alberto Ramos Garbiras
Durante el último mes del año 2008 las FARC anunciaron la liberación unilateral del ex Gobernador Alan Jara, del único diputado sobreviviente, Sigifredo López, y cuatro militares, todo el mes de diciembre trascurrió con dilaciones, falta de fijación de las circunstancias para la liberación, observaciones y obstáculos a los encuentros de Piedad Córdoba con el Alto Comisionado luís Carlos Restrepo, negación de otra potencial intervención de Hugo Chávez o de mediadores internacionales. Piedad Córdoba ha sido la dirigente política nacional más sobresaliente en la búsqueda de perfeccionar liberaciones humanitarias y buscarle una solución pacífica al conflicto colombiano, para lograr la liberación de estas últimas seis personas promovió un dialogo epistolar de las FARC con un grupo de intelectuales, a fin de despintar el trámite de lo político. Ella ha perseverado en la idea de recomponer los acuerdos humanitarios, ha aguantado las diatribas y desplantes del Gobierno porque cree que la aplicación del DIH es la correcta, sensata, y conforma el sendero para llegar a un proceso de paz, puede ponerle fin a la guerra y avanzar hacia la anhelada democracia.
El Gobierno nacional ha eludido los acuerdos humanitarios desde antes de la muerte de Raúl Reyes, ante cualquier asomo de liberación el palacio de Nariño provoca al contendor armado con más epítetos por la continuidad en las acciones violentas y la practica de actos extorsivos; el Gobierno ha preferido los rescates e incentivado las fugas premiadas de guerrilleros con secuestrados como en el caso del ex Representante a
Ni Uribe Vélez se inclinó con sinceridad por la negociación, ni la guerrilla lo demostró; tampoco se enrutaron por la secesión de una parte del territorio; así, se enfrascaron en una lucha que, con el aumento de la intervención extranjera alentada por la derecha del uribismo y por
La crisis del uribismo (constelación de formaciones políticas que han girado a su alrededor) está signada por el procesamiento de sus parlamentarios afectos, nucleados entorno al Gobierno, esta crisis no le ha servido a las FARC para reposicionarse, pero si a la oposición civilista. Este era el momento oportuno para salir la insurgencia a flote, pero el desdibujamiento de las FARC había crecido por los ominosos secuestros. Esa paradoja, el estancamiento de la imagen en medio de la crisis del contradictor gubernamental, resalta la falta de representación en las bases sociales, situación que está capitalizando la izquierda politizada, a medias, porque no ha logrado la cohesión en la actuación como bloque parlamentario para hacer una oposición más contundente al régimen en crisis, ahondada por la pretensión de una tercera elección que ocluye o tapona a los mismos cuadros del uribismo, desde el partido Cambio Radical, hasta dirigentes del partido de “
(*) El autor obtuvo un PhD en Derecho Público, con énfasis en política latinoamericana en