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24 ene 2010

“LAS ELECCIONES Y WALL STREET”


Por: Alberto Ramos G. (*)

Los Representantes a la Cámara estadounidenses, paradójicamente, siendo miembros del partido político del Presidente George Bush, votaron en contra el plan de rescate durante la primera sesión, después buscaron desde el Gobierno de la Casa Blanca una modificación con los senadores para tratar de balancear las fuerzas, y lo lograron con dificultad y recortes, pero ninguno quiere perder puntos ni votos con el electorado frente a las elecciones que se avecinan donde también será renovado gran parte del Congreso: no quieren perder los escaños propios.

La crisis se debe a la improvidencia de la administración Bush al permitir sin frenos el juego del capital especulativo, la extensión del juego hipotecario titularizado a la manera de las pirámides de suerte y azar y, por dar rienda suelta al desgreño guerrerista manteniendo una invasión en Irak sin el retiro gradual de las tropas y conservar guarniciones militares en varios sitios del planeta. Como lo dijo Nancy Pelosi, “Por sostener políticas económicas construidas sobre la base de la temeridad presupuestaria, sobre una mentalidad del todo vale, con NO regulación, no supervisión y no disciplina en el sistema” El afectado mayor será McCain porque no tiene propuesta propia, está identificado con el Gobierno. De otro lado Obama puede exhibir la voluntad de los votos del partido Demócrata, ya expresados en mayoría, y el no ser su partido el generador de la crisis.

Ahora cualquier plan de corrección exigirá una disminución del gasto militar. Esta crisis financiera es la más grave desde los años 30 y va a repercutir en todo el sistema financiero global, se puede transformar en un maremágnum económico que altere la economía de varios países porque la Banca Mundial funciona como un gigantesco casino internacional. El esquema del plan de salvamento consiste, en parte, autorizar al Secretario del Tesoro, Henry Paulson, para comprar activos sin liquidez, pudiendo revenderlos cuando el mercado se estabilice. Moisés Naim escribió en una de sus columnas,”No hay dudas que esta crisis financiera será larga, dolorosa y mundial. El colapso de Wall Sreet dañará más familias, en más países y por más tiempo que el colapso de las torres gemelas. Y tampoco hay dudas de que las leyes, reglas del juego e instituciones que definen al sistema financiero mundial cambiarán drásticamente. Los gobiernos adoptaran regulaciones y controles más estrictos sobre las actividades financieras. Aumentará la concentración de las decisiones financieras y las más importantes serán moldeadas por un número más reducido de protagonistas”.

Esta crisis coloca sobre el tapete, otra vez, la discusión sobre el manejo del Estado: si dejarlo en manos del mercado o aumentar los instrumentos para fortalecer al Estado-Interventor. A no dudarlo, si el Estado es de todos, dentro de la teoría democrática y de la representación, en el contexto de los Estados-nación de los sistemas parlamentario y p presidencialista (Europa y América), entonces el Estado debe volver por los fueros del Estado-intervencionista y regulador porque el mercado está dejando estragos, no solo por la pobreza creciente, sino por la especulación que pauperiza. En medio de una crisis financiera de estas proporciones, si se le deja avanzar, la pobreza será más difícil combatirla y por ende, al terrorismo también, porque tiene en ella su caldo de cultivo. Durante el año 2008 se han perdido en los EEUU 750.000 empleos.

Una muestra de que la crisis es global la vemos en la decisión alemana, este fin de semana, desde el Ministerio de Finanzas, con soporte de la banca, buscan hacer reflotar el inmenso banco hipotecario Hypo Real Estate prestándole 50.000 millones de euros, para devolverle liquidez, y evitar la inestabilidad del sector financiero. De no frenarse oportunamente la crisis surgirá la recesión y el consecuente empobrecimiento de los habitantes. La Unión Europea, el grupo de los ocho grandes G-8, y los presidentes de UNASUR se preparan a tomar medidas correctivas, por ejemplo acelerar la puesta en marcha del Banco del Sur para Suramérica.

(*) Politólogo egresado de la Universidad Javeriana.