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25 ene 2010

“Integrismo y terrorismo"


Por: Alberto Ramos G. (*)

El integrismo constituye una forma de violencia radical extrema y sectaria, tiene una marca religiosa y desconoce de plano la diversidad cultural. Es el caso de los suníes de Pakistán, miembros de la organización Lashkare-E Tayba que, actúan de forma fanática frente a otros clanes y grupos portadores de otras expresiones religiosas, como los sij, chiítas, cristianos, hinduistas y los admadís; a estos grupos los suníes los atacan, hostigan, acosan y persiguen física y económicamente con gravámenes y expropiaciones, tácitamente están respaldados por las autoridades gubernamentales que no lo evitan porque también son de origen suní y están aliados con los talibanes que, son otra muestra de la acción integrista, con sus ataques a la minoría Sij en la zona de Buner (Orakzan), en Pakistán. La expansión de los talibanes en Pakistán es asombrosa, ha hecho temer a las minorías religiosas porque ellos están fortaleciendo el integrismo musulmán, y por su búsqueda estratégica de conectarse con las armas nucleares pakistaníes.El temor de Barack Obama y de Hillary Clinton es ése: que las armas nucleares del Estado pakistaní caigan en manos de los talibanes formados en el norte, ellos fueron los mentores de los talibanes de Afganistán formándolos en las madrazas, y los inspiradores para que ascendieran al poder que tomaron en Kabul

El fanatismo religioso que se registra en Pakistán ha desatado una ola de violencia inmanejable, de cierta manera. Cuando las autoridades “atacan” a los integristas, lo hacen sin contundencia, convicción, sin planeación, entonces le causan más daño a la sociedad civil que resulta lesionada en medio de los combates desordenados. Allí hay una especie de complicidad que puede ser por el mismo origen étnico de una parte de la cúpula gubernamental a la de los protagonistas del fanatismo integrista: los Suníes. O por influencia de sector de la etnia Pashtun miembros de la colación presidida por Asif Ali Zardiri, esa coalición quiere mantener en asuntos de política exterior un cierto grado de autonomía respecto a los EEUU, grado que no mantuvo el anterior Presidente Pervez Musharraf, o porque un número mayoritario de la coalición gubernamental de composición musulmana se opone a la occidentalización genuflexa; También ese fanatismo puede explicarse en la vigencia de leyes teocráticas que permiten la intolerancia religiosa, leyes que oficializan los contenidos del Corán como dogmas, e incitan a la delación por falta de fe o por el transfuguismo religioso. La Ley Sharia otorga ese tipo de privilegios a los islamistas y es inequitativa para las minorías, fue extendida el 26 de abril de 2009 a toda la zona de Malakand y el Valle de Swat, en aras de un Acuerdo de Paz. Otra Ley como la del Gobierno de Zia Ul Hag permitió lasta la pena de muerte por blasfemar contra el Islam. Múltiples actos de violencia sumada el integrismo religioso con actos terroristas se han registrado en Pakistán, con mayor notoriedad desde febrero del año 2009, y en otros países de forma gradual como en Corea del Norte, Irán, China, Irak, Sudán, Vietnam y Arabia Saudita.


(*) Profesor Investigador de la Universidad Santiago de Cali (USC)

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