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24 ene 2010

“El Sueño del Paraíso”

Alberto Ramos Garbiras.

La última película concebida y realizada por el director Carlos Palau es un filme con un trasunto histórico, tiene un énfasis ambiental y paisajístico, es al mismo tiempo un drama que narra una historia de amor doble: la de María el personaje de Jorge Isaacs y la historia de los protagonistas de este filme, Isabel y Juzo, envueltos en las intrigas, los celos y la envidia de un entorno agrícola. Desde 1929 el japonés Juzo Takeshima conoce y se entusiasma con la novela del autor vallecaucano; con planos medios y planos cortos en el espacio de campo de la pantalla, vemos como lee la obra con febrilidad; ha iniciado un romance con la colombiana Isabel Sarmiento, así, atraído por los parajes que describe la obra y seducido por su compañera decide viajar para salir al mismo tiempo de una penuria económica ocasionada en su país después del conflicto chino-japonés.

La película esta narrada en cuatro tiempos, tres visuales y uno en off. El primero, la permanencia de los japoneses en su país preparando el viaje; el segundo, desde el arribo a Buenaventura, el viaje al centro del Valle y las vicisitudes dentro de la colonia agrícola; el tercero, las imágenes de la reclusión en el Fusagasugá; y el tiempo en off, el romance fallido de Efraín y María, narrado a través de dos recursos:1) la lectura de la novela por segmentos y la narración de la guía turística de la casa de “El Paraíso”, en Santa Helena(Valle del cauca). Las cuatro temporalidades están signadas por los efectos de las guerras: la guerra chino-japonesa, la invasión a Manchuria y la Segunda Guerra Mundial. Sin el inserto de imágenes documentales sobre esos enfrentamientos, ni planos de violencia, la película marca esas etapas con narración radial, utilizando la voz del director. Cada uno de estos conflictos bélicos impele a los protagonistas a la toma de decisiones o al retardo de ellas: A) la migración hacia Colombia, B) el retraso del viaje de Juzo, y C) la conspiración de Alberto (Jaime Riascos), para hacer aparecer a los japoneses como enemigos de Colombia por ser el Japón un aliado principal de los alemanes durante la segunda guerra (1939-1945).

La conspiración rural urdida y montada por Alberto, primo de Isabel, celoso y privado del objeto del deseo, es la causa de todo el drama vivido por los japoneses en el Valle; impide el desarrollo y la producción de la colonia agrícola, acentúa la problemática en el campo agrario, acaba con la tranquilidad en el hábitat construido, bloquea la distribución de las cosechas e induce a la reclusión, aprovechando el clima de hostilidad admitido por el gobierno nacional del Presidente López Pumarejo, sanciones continuadas en la administración de Eduardo Santos contra los aliados de los alemanes: japoneses e italianos.

El film de Carlos Palau también se puede tomar como una clase de manual geográfico sobre el Valle del Cauca, y los medios de transporte de la época: los equinos, las carrozas tiradas por caballos, la bicicleta, las barcazas y los carros de ése período. Muestra con delectación algunas especies de la flora (samanes, ceibas, caracolíes, guasímos, pízamos…); una guía territorial y una orientación que sirve a los extranjeros para conocer el Departamento del Valle, con el pretexto de lo acaecido a un grupo de inmigrantes japoneses que en la vida real emigraron de las prefecturas de Fukuoka, Fukoshima y Yamaguchi. La cámara capta hermosos paisajes del Valle, la selva húmeda del cañón de Dagua, la pluviosidad constante, ríos raudos, quebradas, bandadas de aves, planos generales del contraste entre el valle y las montañas, cultivos de maíz y sorgo, antes del Valle ser convertido al monocultivo de la caña de azúcar.

La película es premonitoria sobre uno de los principales problemas globales: el tráfico de personas promovido por negociantes inescrupulosos con intereses económicos. Aunque la migración que plantea esta película fue “voluntaria”, estuvo impelida por los resultados de la guerra, buscan la tranquilidad y el sueño del paraíso, pero terminan en otro medio de hostilidad y uso de la fuerza, las capturas, como si fueran combatientes a larga distancia, en la homologación de “combatientes” por la mera nacionalidad de los enemigos de los aliados. El racismo también es relievado, en una secuencia el primo de Isabel después de conocer el telegrama donde anuncia su viaje, dice “Isabel está enamorada de un japonés, cayó muy bajo”, y agregan: esa gente se reproduce como conejos. Al verlos como competencia en el campo se inician las intrigas, después vendrán los desalojos de la tierra y el confinamiento. Racismo y xenofobia que también aplican con la excusa religiosa: impiden el entierro de un pariente por pertenecer a otra religión, el budismo, y en un acto de conversión forzada el discurso sectario del sacerdote los conmina al camino del bien, una sátira de los guionistas (Carlos Palau y Sandro Romero) contra la falta de libertad de cultos de la época.