Por: Alberto Ramos Garbiras (*)
Los derechos humanos en el contexto de la juridicidad colombiana, para que no sean vulnerados deben ser respetados por todos en una microcadena de obligaciones y deberes, cada ciudadano respetando los derechos del otro: respeto en todos los ámbitos y actividades diarias. En el contexto de las ciudades modernas la convivencia exige un respeto mutuo para hacer vivible los centros urbanos al compartir miles de personas el espacio público, solo la inclusión de todos, en actividades de diferente origen, así sea gradualmente, o de manera escalonada, hace posible que la diversidad cultural se materialice y expanda.
La diversidad cultural está consagrada en la Constitución Nacional como un principio estatal (artículo 7),como lo expone el investigador Ambrosio Velascio” en todo caso, las demandas multiculturalistas se refieren fundamentalmente al reconocimiento de identidades, prácticas, instituciones y derechos de grupos minoritarios dentro de una cultura “nacional”.Un país es más vivible si existe tolerancia y las ciudades como centros de aglomeración de la nación, y como receptáculos del ente territorial (municipio), se enfrentan a las reclamaciones multiculturales. A la democracia local le corresponde enfrentar y manejar esta situación. El multiculturalismo y la Democracia solo pueden ser compatibles si se respetan los derechos humanos de la declaración universal. El mismo Velasco dice que el pluralismo cultural se manifiesta de muy diferentes maneras; por ejemplo, puede expresarse como reivindicaciones de grupos étnicos, sea por minorías, sea por inmigrantes que forman minorías dentro del Estado, pueden vincularse a cuestiones religiosas o políticas, a luchas por la preservación ecológica o a la posesión o usos de territorios, o bien demandar la impartición de justicia.
(*) Catedrático de Ciencia Política, Universidad Libre.