El terrorismo surge de la debilidad del contrincante ante la incapacidad de enfrentar al opresor, al retador, o al detentador del poder, depende del caso. El terrorismo surgió por la misma evolución de las armas y su perfeccionamiento, una vez concentradas en quienes detentan el poder o quienes disponen de ellas, provocó de la otra parte, el contendor en inferioridad de armas, la necesidad de utilizar no armas de fuego sino detonantes y explosivos para no pelear ni combatir, para causar daño y huir subrepticiamente porque en cualquier circunstancia de enfrentamiento estaría perdido ante el aparato armado del otro. Este uso destructor del más “débil” marca la conducta de terroristas de izquierda y de derecha. Extrapolando esta explicación, el Terror de Estado surge del desespero por mantenerse en el poder en el tiempo, teniendo armas y disponiendo de ellas, ya el uso de la fuerza legal no le basta porque se ha debilitado o perdido legitimidad y calcula que los grupos insurgentes o terroristas con respaldo popular lo pueden desbordar, derrocar y derrotar. Así mismo sucede con el fenómeno del terrorismo global, los grupos dispersos de alían para enfrentar en el planeta tierra a los países coaligados con ejércitos institucionales propios y con intereses geoestratégicos. El uso de las armas nucleares rompe todas las reglas porque sobrepasa la preponderancia de la concentración de las armas convencionales.
China y Rusia son socios comerciales de Irán por eso hicieron gestos diplomáticos de desagrado previendo una escalada militar contra ese país que, empantanaría sus transacciones comerciales. Bush sabe que la conexión de un Estado-nuclear con los terroristas activos sería la combinación exacta para terminar con la posición hegemónica norteamericana, por esa razón aceleró durante sus últimos meses de gobierno las críticas contra Irán y se “acercó” diplomáticamente a Corea del Norte, con la intención de excluirlo de la Lista del Mal, para confrontar sólo a un País, en una eventual nueva coyuntura de guerra. La excusa para un potencial ataque a Irán es que los Quds entrenan y dotan a terroristas chiítas en Irak. EEUU trató de agotar la fase de las provocaciones para impeler al presidente Ahmadinejad a que rete y desate los ataques. La escalada de bombardeo israelí al territorio de Gaza contra Hamas como organización militar y partido de Gobierno podría ser la razón de la intervención iraní en la zona
La potencia destructiva y la capacidad de aniquilación de las armas nucleares, hacen que al ser usadas en una guerra nuclear se conviertan en la última fase de la confrontación, porque después sobrevendrá el caos en los territorios devastados. La carrera armamentista durante la guerra fría hizo de la amenaza latente o disuasión el arma para frenar un ataque verdadero como se puede recordar con los varios episodios nucleares registrados. Hoy en medio de la unipolaridad se sigue acudiendo a la disuasión nuclear para amagar, amenazar y advertir a los otros estados adversos.
El conflicto fronterizo entre la India y Pakistán, más la reclamación independentista de Cachemira, y la posición nuclear de ambos países que busca disuadir uno al otro, son elementos que caldean las relaciones binacionales amenazadas por una guerra internacional fronteriza. El soberanismo pakistaní y la tensión frente al gobierno con sede en Delhi, llevaron a la negativa de extraditar al cabecilla de LET, el sr Zakivr Lakhvi, sindicado de urdir los atentados en Bombay.
Es sorprendente cómo siendo Francia un estado civilizado, democrático y con muestras suficientes de ponderación, pero habiendo tenido que armarse nuclearmente durante la guerra fría, tenga que exhibir ferozmente su capacidad de responder militarmente para garantizar la integridad nacional. Jacques Chirac en enero 2006 encontrándose en la base de submarinos de Ile Longue, expuso la doctrina nuclear francesa, allí afirmó que, “frente a las inquietudes del presente y las incertidumbres del futuro, la disuasión nuclear sigue siendo la garantía fundamental de nuestra seguridad. Francia está en condiciones de causar también daños de todo tipo a una gran potencia que quisiera atacar sus intereses vitales. La flexibilidad y la reactividad de nuestras fuerzas estratégicas nos permitirían ejercer nuestra respuesta directamente sobre sus centros de poder y su capacidad para actuar”. Un estadista moderado como Chirac, que ante la realidad del terrorismo global y del no desmantelamiento de las armas de destrucción masiva, habló ese día en los términos de un guerrero futurista y apocalíptico.
Hans Blix dijo que le preocupa una reactivación de la carrera armamentista entre Rusia y EEUU y la modernización del programa británico TRIDENT (de misiles nucleares en submarinos); argumenta que se lucha mejor perfeccionando la vigilancia sobre los laboratorios y el comercio de materias peligrosas para evitar que terminen en manos equivocadas.
Ante estas reflexiones cualquiera se puede preguntar por qué la ONU no hace avanzar el tratado de no proliferación de armas nucleares?, o por qué la ONU no hace cumplir la decisión de la Corte Internacional de la Haya que en 1996, declaró ilegal la simple posesión de las armas de destrucción masiva?, o que se adopte un programa especial para que los países miembros cumplan las 60 recomendaciones de la Comisión Sueca , para librar al mundo de los riesgos de las armas nucleares.
Dietrich Fischer, Director Académico del Centro Universitario Europeo Para los Estudios de la Paz , de Austria, escribió con gran claridad que, en tanto las grandes potencias insistan en conservar armas nucleares, que según ellas necesitan para mantener su seguridad, no podrán impedir que otros países y organizaciones terroristas adquieran y usen esas mismas armas. 37 años después de la firma del tratado de no proliferación nuclear, es hora de que las potencias nucleares cumplan con sus compromisos de desarme. También necesitamos un mundo mucho más abierto en el que todas las armas nucleares existentes puedan ser verificadamente destruidas, y que la fabricación de otras nuevas no pueda ser ocultada. La Agencia Internacional de Energía Atómica, puede ahora inspeccionar solo a los países miembros que voluntariamente aceptan su supervisión. Tal “inspección” carece de sentido. La OIEA debe tener el poder de inspeccionar toda instalación nuclear sospechosa en cualquier parte del mundo, sin previo aviso, pues de otro modo será imposible impedir la proliferación de las armas nucleares”, argumentó Dietrich Fischer.
(*) El autor publicó el libro” terrorismo, Globalización y Estados-Nación", editado por