Buscar este blog

25 ene 2010

Abstención y consultas internas


Alberto Ramos Garbiras (*)

La notoria abstención del domingo 27 de septiembre con puestos electorales lúgubres y desolados, conlleva a realizar algunas reflexiones sobre la democracia colombiana y los mecanismos internos de los partidos para oxigenar las decisiones ,escapándose del bolígrafo de los caciques y las élites parlamentarias que se apoderan de la dirección de los partidos políticos.

El costo inmenso tratando de remozar las decisiones de manera pública y abierta también amerita reflexionar, para lograr el punto de equilibrio, el ¿qué hacer?, porque $ 57.000 millones de pesos se pueden invertir en viviendas o en educación, ante el ciclópeo analfabetismo que tiene Colombia. Pero los partidos y Movimientos políticos requieren atención del Estado, de lo contrario la democracia se pervierte más. Por esa razón se hicieron las consultas internas, a las cuales el Partido Conservador se escapó a última hora, para ampararse en la sombrilla del uribismo y volver a cogobernar ante la eventualidad de una reelección, si la Corte Constitucional se pronuncia con Sentencia favorable de control constitucional.

La abstención del 27-S no puede mirarse sobre la totalidad del potencial electoral (29 millones de votantes) porque no todos los partidos estaban en consultas, ni se trataba de una elección general, presidencial, ni de corporaciones públicas, etc. Cuando esto acontece la abstención llega al 48% o va hasta el 52%. La operación matemática debe hacerse, para poder comparar, frente a l as votaciones del liberalismo y del Polo Democrático, en otras consultas, o al menos en la elección de sus candidatos en las últimas elecciones presidenciales, claro, ya que se trata del electorado de estos dos partidos que conforman la oposición al Gobierno del Presidente Uribe. De esta manera la abstención no se ve tan escabrosa.

Falta cultura política, motivación, promoción de las consultas y sentido de pertenecía hacia los partidos. La apatía, el malestar general, la crisis económica y los mismos escándalos continuos, afectaron las elecciones. Paradójicamente los partidos uribistas pueden celebrar la abstención como un éxito de ellos. Esa es una lectura errónea, en Colombia cada vez es más claro que falta el voto obligatorio, que en el fondo no es obligatorio porque el sufragante puede votar en blanco, pero al menos participa y así los resultados serían distintos, y la democracia se ampliaría.

(*) Lea más columnas de Alberto Ramos Garbiras aquí…